Facultad de Comunicación Social - Periodismo

Voces lascivas, una historia de punk trash femenino

Sin pudor es la única banda bogotana de punk trash conformada por mujeres. Su música refleja la cultura underground como foco de resistencia.

Reportaje escrito para la clase de Divulgación cultural (octavo semestre), con la profesora Paula Doria.

Son las siete de la noche del sábado. Afuera llueve. Dentro del mítico bar de rock fundado a finales de los noventa, Ozzy Bar Rock Café, sobre la Boyacá con 64, se estrena hoy el documental de Censurados, Mujeres que hacen punk en Colombia y no hay más de veinte personas. Es por esto que no ha sonado ni una sola canción de rock. En su lugar, las mesas vacías y las pocas personas, logran distinguir entre los gritos agudos y rasgados del screaming, típico del punk, un ¡Charlataaan! Y otro ¡Suicidate! Son Sin Pudor, la única banda de punk trash femenino de Bogotá.

Minutos antes de iniciar la proyección, Jessica Morales se detiene en la entrada del bar, pide un “toque” de cigarrillo a un joven que se encuentra frente a la vitrina, fuma tres bocanadas profundas, deja ir el humo y devuelve el cigarrillo de filtro blanco con una marca del morado de sus gruesos labios saturados de colorete. El muchacho se queda viéndola mientras ella saluda de un golpe a puño cerrado, seguido de un beso, a la chica de cabello amarillo y negro con camiseta de los Ramones que resguarda la puerta de madera, a quien llama Juanita. Adentro el mechón morado que cae sobre su ojo izquierdo, sin taparlo, parece de un rojo fuego. Jessica, la vocalista de Sin Pudor, es la única de la banda en venir. Sin embargo, en los primeros minutos del documental, van apareciendo en la pantalla una a una las integrantes, en lo que fue el toque de hace quince días.

Jessica Morales de Sin Pudor, canta “Miseria institucional” en el auditorio Lumiere

Eran las siete de la noche del sábado. Afuera como hoy, llovía. El calor se propagaba a lo largo y ancho del Auditorio Lumiere en el norte de Bogotá. Era el lanzamiento del nuevo long play de I.R.A, la banda más antigua de punk colombiano, surgida en 1989, que celebraba las únicas 500 copias  hechas el siglo pasado, con sus manos, en su casa en Medellín, sumándole las camisetas y parches, también hechos por ellos, a la venta en la entrada del Lumiere. Sería la última banda en tocar esa noche.

Antes se presentarían dos bandas de punk masculinas y una femenina. Casi 400 asistentes, punketos jóvenes y ‘cuchos’, mujeres que poguean más duro que los skins de pecho descubierto y las gargantas ya oxidadas de vociferar los gritos y las canciones y de aspirar humos. Llevaban ya dos horas de toque. Olor a cerveza. Tabaco. Marihuana. Sudor. Terminaba de tocar R.A.Z.A, banda emblemática del punk undergorund que desde 1997 había venido tocando sin parar, y que además había sido precedida con la furia y el arrebato de Monkeys una hora antes.  Sin Pudor sería la banda telonera de I.R.A. El escenario quedó vacío. La gente se dispersó en búsqueda de más Poker y cigarrillos.

La asistencia baila al ritmo de la canción “Me gusta ser Zorra”, el pogo más intenso de  la noche

De la puerta que daba fin a la tarima e inicio a los camerinos, salió Carolina Pita,  baterista de Sin Pudor y única de las integrantes en usar converse. Dejó sus baquetas en su espalda como quien guarda un revólver, subió sus gafas de marco negro, se retiró el cabello azul del lado no rapado detrás de su oreja, que bordeaba con el collar de cuero con taches plateados. Adaptó con seriedad y ciencia la batería a las disposiciones de su delgadez y brazos largos, volvió a sacar sus baquetas como armas y empezó a calentar. En seguida salió Alejandra Maldonado, guitarrista, de cabello corto, capul largo, de expansiones de 8 milímetros en cada oreja, chaqueta de cuero y botas rojas.

De en medio de las luces emergió Tatiana Almonacid, bajista, con unos zapatos negros de tacón y cordones gruesos, vestido vino tinto que dejaba ver la mitad de sus grandes senos y una gruesa máscara de cuero negra al estilo de Hannibal Lecter. Hicieron lo que ellas llaman intro impudiko, una mezcla de sonido de batería guitarra, bajo y screaming que hizo que la gente despertara del sonambulismo de la cerveza con marihuana y la hinchazón de los codos, rostros y espaldas producida por los pogos anteriores, para luego dar entrada a Jessica Morales. La vocalista de siempre, vistiendo una blusa negra con holguras que parecían hechas por las garras de un tigre y que dejaba ver parte de su piel sólo interrumpida por el pequeño chaleco de jean estampado con la imagen de un punketo caminando en una calle. Llevaba una falda negra que terminaba arriba de los muslos, medias veladas que bajaban por encima de sus rodillas hasta las botas estilo Dr Martens oscuras con que daba pisotones y lanzaba patadas al aire. Ya calientes los punketos y punketas, Jessica tomó el micrófono y anunció:

– Nosotros somos Sin Pudor, para nosotros el cuerpo es una herramienta política que construye y que ha expresado posibilidades de pensamiento no totalitaristas y no fascistas. ¡Vamos todos a poguear y a gritar!

La escena del documental se desvanece con la canción Circo miserable y pasa a una entrevista de Polikarpa y sus viciosas.

En los once años que Sin Pudor lleva contestando en contra del “embrutecimiento colectivo” en los escenarios, desde su aparición en 2006, ha tenido tres bateristas, cinco guitarristas, cuatro bajistas y una vocalista. Al inicio era Jessica Morales, quien además de cantar tocaba la guitarra, “tocaba pésimo” recuerda, y dos amigos. Jessica cuenta sobre los inicios de la banda mientras fuma un Malboro al frente de Ozzy Bar Rock.

Sin Pudor siempre ha sido una banda femenina, recuerda cuán difícil era encontrar una mujer baterista en el 2010 por lo que incluyó a un hombre: Juan Ortiz, sin embargo al año siguiente le pidió que se apartara pues iba en contra de la esencia de la banda.  Asegura, además, que no las dejaban tocar: – No nos prestaban instrumentos, no nos pogeaban y sigue pasando pero de eso se trata el punk, se trata de resistencia, de fuerza, de rabia. Asegura que el punk es la corriente ideológica que más espacio de la a las mujeres de expresarse con rabia, con su cuerpo.  – Nos importa un culo que nos llamen perras, zorras esto y aquello así que vamos a gritar zorraaaas, iauuuuuu.

Si tú me vienes hablando de amor

qué dura es la vida cual caballo me guío

permíteme que te dé mi opinión

mira imbécil que te den por el culo!

Sin Pudor nació de una necesidad de expresar muchas posturas e inconformidades, como afirma Jessica, influenciada por bandas internacionales como S.O.D, D.R.I, Plasmatics e incluso Motorhead, y de la primera y segunda generación de punk colombiano con I.R.A,, Ferti, Miseria y Polikarpa, las “cuchas” del punk femenino, como se refiere Jessica también así misma, ya casi una cucha del punk, pero del punk trash.

Aunque Jessica habla siempre en plural es su pensamiento filosófico y político el que está reflejado en la banda. Es una activista que denuncia los abusos del Estado y las desigualdades de la humanidad a través de sus canciones y sus letras, con la energía de un huracán que reclama por ser escuchado y termina siendo devastador. Así la vieron denunciando la incompetencia del gobierno del “paraco”, como le llama al expresidente Álvaro Uribe, y anunciando que  “a gobiernos y dirigentes que sólo ejercen su poder para más violencia, segregación, pobreza, desplazamientos una palabra tácita y simple: Suicidate”. Inmediatamente un pogo infernal se forma en al auditorio y la voz fuerte y ronca de Jessica guía el círculo:

Del gobierno otra puta distinguida

Ya son muchos ¡No los aguanto más!

Hey sucio engendro tomate un raticida

Échate a un río. ¿Qué esperas? Hazlo ya.

Al terminar Suicídate, la pugna por seguir denunciando el gobierno se enciende al tocar Miseria Institucional.  Sin Pudor no es ajeno a la realidad de su país. Tanto sus canciones como sus movimientos en redes son denuncias a los recientes eventos nacionales: – Se castiga, se criminaliza a personas de la clase trabajadora mientras que los políticos genocidas que se enriquecen con recursos públicos continúan impunes robando y delinquiendo con la inmunidad que les garantiza su investidura. Rechaza el toreo, se burla del alcalde bobolitro, promovió la consulta anticorrupción y se limpia el culo por encima de la media, con su mano, en vivo por Facebook. Musicalmente, Jessica quería algo más que el punk, así que apretó el ritmo y le dio más fuerza, le sumó más riffs, frases repetidas que el dan más fuerza a su mensaje. Adhirió el trash, con tintes de hardcore y metal haciendo un punk más movido que el punk clásico, lleno de rabia, sonidos que parecen el preludio a una gran guerra  y letras crudas:

Patria, patria, boba

No te puedes autogobernar

Con tanta idiotez institucional

Sigues solo siendo una colonia más.

Jessica leía al Marqués de Sade y basándose en el título de uno de sus libros, extasiada con la idea de la no restricción sexual y la construcción del cuerpo de una manera distinta, le puso Sin Pudor. A las chicas de la banda les llama “las impudikas”.  – Ahora yo lo digo de una forma reflexiva porque en ese tiempo éramos muy pequeñas pero sí queríamos que Sin Pudor siguiera esa dinámica, como un proyecto musical que permita expresar una posición respecto al mundo, el cuerpo, el rechazo y hastío de la cotidianidad.

La banda ha ido de gira a Manizales, Ibagué, Quito y Estados Unidos en 2014. De las cuatro integrantes actuales, sólo Carolina Pita, actual baterista, estuvo para la gira de México. Fueron a Acapulco, Ciudad de México, Guadalajara, Matehuala, Saltillo, San Luis de Potosi y Toluca. Antes que llegaran Alejandra y Tatiana, habían ya sido regulares en todos los festivales de punk del país: El día del odio, Ladridos Prohibidos en 2012 con entrada a 6 lukas como decía el poster y a 8 con disco incluido del Ministerio de la Vagancia, el festival Hartos de estar Hartos, a 5 lukas y con 21 bandas, La Demencia Extrema, Nuestro Grito, Sonido Sin Patria, Festival Kuir, Festival Rebelde, del Diablo y el Tortazo, promovido por Jessica y por la que sería reconocida por su screaming que asemeja el gruñido de un gato y da inicio a los pogos. Es reconocida por sus blusas que bombardean mensajes como la inscripción en letras negras que leían PERRA, otras ZORRA y la más reciente NO MÁS ESMAD de cuando marchó con los profesores de la UNP en contra de la violencia de Estado.

Las opiniones contrarias perseguidas

si eres opuesto acaban con tu vida

en un gobierno paraco y homicida

arrodillado ante estados genocidas.

Su único álbum es un manifiesto de la posición política de Sin Pudor en siete puntos que recorren las canciones. El hastío producido por la deshumanización del hombre moderno (Hijos del Cemento), las posiciones de poder entre el género (Lasciva Intoxicación), la incompetencia y la violencia promovida por el Estado (Circo Miserable/Miseria Institucional/Suicidate) y la falsedad de los medios de comunicación (Medios Comunicativos), de los cuales desconfía.  Canciones que sonaron en el Lumiere, día que el pogo consumió al público en una descarga de energía insondable, en que una chica subió a menear la cabeza con Jessica al escenario durante la canción Hijos del Cemento, un skin se cayó y en menos de un segundo ya estaba arriba. Terminaría con un beso a un espectador dado por Alejandra Maldonado, guitarrista, al finalizar Circo Miserable, que daría fin a su presentación con una onda de aplausos y gritos.

Ya no más basura en el planeta

Que ya hay mucha mierda por ahí

Alejen de mi vista su rostro, su figura

Que nunca más escuche esas tontas palabras

Salen de sus discursos absurdas payasadas.

Sentada bebiendo una Heineken, a Jessica Morales no se le ven los tatuajes que exhibía el día del toque. Tiene una chaqueta de leopardo, debajo, se esconden las manchas también leopardo color azul tatuadas en su hombro derecho, el tacón rojo sangre, el teléfono vino tinto, las tijeras grises y el espejo que llenan su brazo cuando tira puños incitando al público a poguear. A sus 34 años, Jessica Morales tiene aún muchas letras crudas y contestatarias que escribir. Cuando no está en el escenario, estudia filosofía y es profesora de historia de arte en la Universidad Pedagógica. Carolina Pita, baterista es editora de publicaciones de la Universidad de Antioquia y baterista en Human Crisis Band. Alejandra Maldonado, guitarra, es bass player en The Ciberclicks, Tatiana Almonacid, bajista, es ahora administradora de la peluquería Beauty Bar, antes fue profesora del Colegio Nacionalizado la Presentación de Duitama. En este momento preparan su segundo álbum.

Pero aquí en Ozzy, sólo está Jessica. Habla de las anteriores generaciones de punk colombiano, ella hace parte de la tercera, no ha terminado su cigarrillo cuando le dice a su amiga: – Ver esas fotos me creo una nostalgia, ¡una chimba!- luego añade, -¿Nos vamos a callejear, Juanita? ¡Vamos a callejear!-, esta responde –¿Y entonces? ¿Pa dónde vamos?” –Jessica responde – A lo del desarme al Bogotazo en Caira, pero vamos a ir todas las cuchas, tenemos que ir-. Termina el cigarrillo, le paga a la mesera sus cervezas y corriendo se sube a un Chevrolet. Al fondo se escucha el inicio de Lasciva Intoxicación, “No soy el amor, soy la lujuria, nada de ternura, ¡pútrido aliento!”.

Para escuchar completo el álbum “Lasciva intoxicación”, de la banda Sin Pudor, haga click aquí.

Portada del álbum “Lasciva intoxicación”, de la banda Sin pudor (2016)

 


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