Facultad de Comunicación Social - Periodismo

La viuda de Tirofijo

"Cuando uno vive la guerra en carne propia uno quiere que nadie la sufra y que no se repita esa larga y oscura noche del conflicto armado".

Entrevista realizada para la clase de Introducción al lenguaje periodístico (tercer semestre, 2020-1), con el profesor Juan Sebastián Jiménez.

Sandra Lobo es una mujer que estuvo en la guerra, se convirtió en senadora del partido Farc y logró la reconciliación con el expresidente y senador del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez.

¿Cómo fue su experiencia al haber sido guerrillera?

La experiencia de haber sido guerrillera para mí fue lo más significativo que me ha pasado en mi vida porque al llegar a las filas guerrilleras encontré un espacio para la mujer, ese espacio en que nos exigían pensar, soñarnos un país, un espacio donde nos exigieron empoderarnos y proteger nuestro cuerpo, pero aparte de proteger nuestro cuerpo, defenderlo. La guerrilla nos dio un espacio de deberes y derechos donde yo respondía por mis actos y donde yo no dependía de nadie, pero sí cumplía unas tareas, por eso son los deberes y obligaciones. La guerrilla en sí me dio un espacio; pero representó para muchos jóvenes y mujeres que llegamos a las filas a constituir ese ejército insurgente, una alternativa de vida, porque aquí yo hoy, 38 años después -estuve 35 años allá en la guerrilla-, no conozco una política pública del Estado dirigida a los jóvenes para que puedan soñar con un futuro cierto, puedan ser unos estudiantes empoderados, hasta hoy no conozco eso. Si yo volviera a nacer volvería a ser guerrillera y lo haría mejor, entre todo esto de hacerlo mejor buscaría un reconocimiento más, el cómo llevar ese mensaje más de lo que yo fui allá, aquí a esta sociedad machista que nos discrimina, esta sociedad que desde que nacemos nos dice a las mujeres ¡Este es el rol que les toca a ustedes y ahí no se puede más! Una sociedad patriarcal que se cree la dueña de los cuerpos y nos dice cómo es que tiene que ser la mujer y no cómo es cada una de nosotras. En la guerrilla encontré el respeto, el amor, el reconocimiento, el derecho a elegir y ser elegida, el respeto a mis opiniones, no como Sandra, sino el respeto a las opiniones de las mujeres.

 

¿Qué dificultades tuvo por haber sido una mujer guerrillera?

Aquí, después del proceso de reincorporación, después del proceso de dejación de armas, después del proceso de transformación o tránsito a la vida política, social, económica y cultural del país, he tenido dificultades. Al retornar aquí a la sociedad resulta que uno no encuentra que esa sociedad ha dado los pasos, ese paso pequeño en derechos que teníamos las mujeres en la guerrilla, ese pequeño espacio la sociedad no lo ha dado, la sociedad continúa lo mismo con ese fuerte machismo hacia la mujer; con la discriminación continúa lo mismo que ahora en época de pandemia, la violencia intrafamiliar y la de género se ha desbordado de una forma impresionante, eso ha sido dificultad porque uno siente que  la sociedad y el sistema no da un apoyo para la mujer, en cambio sí quieren someter a la mujer a que esté en el hogar trabajando en sus labores, pero no hay un apoyo para que la mujer se profesionalice y haga una vida social en comunidad. Hay leyes, pero esa normatividad está ahí en papel y no está en la práctica; al contrario, a las mujeres por ser líderes se nos estigmatiza y recibimos esa violencia que hay de género hacia nosotras.

 

¿Cómo ha sido su tránsito a la legalidad?

El transito ha sido muy difícil, tenemos asesinatos y esa es una de las dificultades grandes, tenemos asesinatos de nuestros compañeros firmantes de la paz, ya casi  nos suman la dolorosa suma de 200, tenemos desapariciones, tenemos amenazas  y eso es una dificultad grande; tenemos una gran dificultad y es que no hemos podido hacer en nuestro proceso de reincorporación completo porque en los territorios no tenemos las tierras para la ejecución de los proyectos productivos, el Estado aún no ha facilitado los fondos o recursos para estos proyectos productivos. Lo que se está ejecutando es porque hemos recibido la ayuda de la Unión Europea y Naciones Unidas. Estas dificultades han sido grandes porque aquí a la ciudad llegamos con las manos cruzadas, nosotros no teníamos casa, no teníamos un sistema de salud. Nuestra educación la hacíamos a nuestras condiciones y circunstancias, no podíamos hacer una educación periódicamente, nuestros saberes los estamos homologando y en eso nos está ayudando el Consejo Noruego. Aquí es buscar vivienda, aquí es buscar cómo terminar los estudios, aquí es buscar el sistema de salud. Nosotros lo teníamos allá de cierta manera resuelto, pero al regresar aquí nos ha tocado trabajar en lo que resulte, además que por el hecho haber sido guerrilleras también se nos estigmatiza y las ofertas laborales no las dan fáciles por haber sido insurgentes.

 

Usted hizo una crítica de su imagen de volver a la guerra, ¿por qué?

La guerra destruyó a nuestro país, destruyó familias, la guerra es horrorosa. Cuando uno vive la guerra en carne propia, como decimos nosotros, uno quiere que nadie la sufra y que no se repita esa larga y oscura noche que ha significado el conflicto armado para Colombia, tenemos más de casi nueve millones de víctimas, tenemos desaparecidos, tenemos dolor de las madres que un día sus hijos se fueron a la guerra y no volvieron. Eso es una hoja de nuestra vida política, social, de Colombia, eso es una hoja que hay que pasar; ahora, aquí y junto con ustedes, de la mano de ustedes, hay que empezar a construir y reconciliarnos de nuevo como familia colombiana y luego empezar la construcción de una nueva sociedad en paz. La paz la construimos con una herramienta importante que nos dio la negociación en La Habana, que es el Acuerdo, con esa herramienta es que vamos nosotros a construir una patria más justa, un país equitativo y solidario.

 

¿Qué la llevó al acto de reconciliación con Uribe?

Ese enemigo que fabricaron los medios de comunicación, ese enemigo que fabricó la doctrina de la Seguridad Nacional, de enemigo interno, ese enemigo que crearon las fuerzas militares, ese enemigo que creó el Gobierno y del que desvivió muchos años, pero además le sirvió para mantener el estatus de poder. Ese enemigo logró desaparecer con la firma del Acuerdo, ese enemigo con el que asustaban a toda Colombia desapareció con ello. En la firma del acuerdo desaparecen las FARC EP, y de ahí nace un partido político que es del que ahora nosotros somos sus militantes, es el que ahora está en este tránsito en medio muchas dificultades de amenazas y de finanzas; en medio de todo esto está afrontando, haciendo propuestas y está además llegándole a todos los sectores de la sociedad.

 

¿Qué la llevó a ser senadora?

Fui designada en reunión del partido, en uno de nuestros plenos nos reunimos todos y ahí en una baraja de propuestas me mencionaron y efectivamente los colegas y compañeros de dirección votaron a favor de que yo fuera senadora, es una designación que se hizo interno en el partido y por eso hoy estoy acá. Yo me asusté, sentí que era una responsabilidad muy grande que iba a recibir sobre mis hombros y aquí estoy en esta tarea tratando de hacer todo lo posible por llevar la voz del partido y escuchar a la gente.

 

¿Qué quería Tirofijo de Colombia?

Él soñaba con una Colombia en paz, una Colombia diferente, eso era lo que él solía decir y estas son palabras de Manuel: “una Colombia donde quepamos todos”, no importa la raza, no importa el color sino todos, donde se sellaran esos desplazamientos y lo que él mismo vivió en sangre propia; él perdió tres de sus finquitas y todas las perdió en la violencia, perdió a su hermano y parte de su familia en la violencia, entonces por eso él soñaba y además ideó cómo sería. Parte del Acuerdo, y lo que es el Acuerdo hoy ha sido construido sobre las bases de lo que traíamos nosotros desde 1982, cuando iniciamos conversaciones con el gobierno de Belisario Betancur.

 

¿Qué significa para usted ser vocera del partido FARC?

Significa una responsabilidad más y parte del reconocimiento de mis compañeros, es una responsabilidad con quienes comparto la tarea de ser congresista y parlamentaria; y también con quienes son parte de la dirección del partido, llevar la vocería es una tarea grande que se suma a esta labor que viene ejerciendo uno de parlamentario.

 

Si Tirofijo estuviera vivo en estos momentos, ¿estaría con el partido y hubiera firmado el acuerdo?

Si Manuel estuviese vivo estaría hoy con nosotros, tengo la plena seguridad. Conociéndolo y escuchándolo reflexionar sobre la paz, pensando cómo sería el campo, pensando en las necesidades de la gente y cómo podría resolverles esas necesidades a las personas. Acordándome ahora de sus reflexiones estoy segura de que estaría acá con nosotros ayudando, apoyándonos y ayudando a resolver las diferentes y miles de dificultades que a diario se nos presentan de todo orden como cotidiano, político, social e incluso del orden interno de nuestro partido, aquí estaría dándonos luces como lo hizo todo el tiempo que estuvo al mando de esa guerrilla inmensa que construyó con sus manos.


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