Facultad de Comunicación Social - Periodismo

Después del conticinio

Soledad, dolor, sufrimiento, odio. Todo el tiempo buscando una mano amiga, buscando ayuda, pero al final... Oscuridad.

Trabajo realizado durante la semana de inducción (2021-1, primer semestre), con la tutora Lorena Valderrama Granada.

La comunidad LGBTIQ+ sigue siendo juzgada simplemente por amar a una persona. El odio hacia la misma influye en las mentes y en el autoestima de quienes pertenecen a esta comunidad ¿Cómo una palabra de odio o ignorar el problema puede afectarlos?

La discriminación y el odio existente hacia la comunidad LGBTIQ+ causa frecuentemente problemas hacia sus integrantes. Cada día vemos como muchas personas aún son rechazadas por el hecho de expresar sus sentimientos a la persona que aman. Esta problemática afecta la autoestima y confianza de quienes pertenecen a la comunidad, todo esto por falta de respeto hacia las diferentes formas de pensar y no medir que cada palabra de odio, ofensa o rechazo repercute en los miembros de esta con un sentimiento negativo, ya sea la depresión, soledad e, incluso, el suicidio. Muchas veces estas personas buscan ayuda, sin embargo, no la reciben, no son escuchadas o simplemente son rechazadas porque ven esta problemática de manera indiferente. Este es el enfoque en el que gira mi cuento, una problemática real que poco a poco va tomando forma y que con el paso del tiempo está siendo escuchada:

Lo último que recordaba era el frío, sentí como la temperatura de mi cuerpo decaía lentamente, sin embargo, todo es diferente ahora. Me siento feliz, siento que todo lo que me abrumaba simplemente desapareció, todas las voces que me hacían sentir menos ya no están.

A lo lejos veo el amanecer, veo personas como yo saliendo a ver tan hermoso momento, solo alegría en sus rostros, tomados de las manos con los seres que aman; me envuelve una calidez que me llena de alegría. A mi lado veo dos chicos besándose y me sorprende, no por el hecho de que sean dos chicos, sino porque no hay nadie que los juzgue por cómo son, a quien aman o como nacieron: este mundo es el que siempre soñé…

De repente empieza a bombardearme una voz, una voz que grita mi nombre, empiezo a ver borrosa toda esta alegría y me encuentro en una oscuridad absoluta, escucho el llanto de mi madre, empiezo a sentir algo caliente brotando de mis muñecas y la voz de mi madre diciendo: “perdón, perdón por nunca apoyarte, por nunca defenderte”. Palabras que realmente llegaron a mi corazón pero que lamentablemente me alcanzaron demasiado tarde. Empiezo a escuchar sus lamentos, cada vez más lejos, hasta el punto de quedar en silencio absoluto y volver a ver ese amanecer, a percibir ese calor abrazador y por fin sentir como se estiran los músculos de mis mejillas al sacar a la luz la sonrisa que tanto tiempo llevaba reprimida.

 


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