Facultad de Comunicación Social - Periodismo

De una caja de cerveza a las tarimas de ‘Yo me llamo’

Albert Sánchez es el ganador de la temporada de 2019 de Yo me Llamo. Su imitación de Roberto Carlos y su sencillez le han abierto más de una puerta.

Entrevista realizada para la clase de Introducción al leguaje periodístico (tercer semestre, 2021-1), con la profesora Laila Abu Shihab.

Un joven de 25 años que se ha caracterizado por ser trabajador y muy soñador, así se describe a sí mismo Albert Sánchez, ganador de la temporada de 2019 de Yo me llamo con su personaje Roberto Carlos, cantante brasileño conocido por canciones como El Cacharrito o Lady Laura. Pese a que el doble está muy agradecido con el programa, le gustaría darse a conocer como cantante.

Detrás de la voz que conmovió a todos los colombianos se encuentra un joven dispuesto a dar todo por cumplir sus sueños. Nació hace 25 años en Angelópolis, allí tuvo su primer empleo en la papelería de “el paisa” y a los 17 años se fue a Medellín en busca de nuevas oportunidades.

Ha cambiado mucho de su aspecto físico para ser el doble perfecto, me reuní con él cuando se encontraba en Boyacá realizando un proyecto con los demás participantes del concurso y tenía extensiones capilares que lo ayudaban a parecerse al reconocido cantante brasilero. A medida que íbamos hablando, mencionaba que, gracias a su sencillez y a la dedicación que tuvo en el programa, se le han abierto muchas puertas.

Para Sánchez, Roberto Carlos fue una bendición muy grande, pero también quiere darse a conocer como cantante. Por eso está trabajando en su primer sencillo, por medio de la cual busca transmitir un mensaje de esperanza. 

Usted nació en Angelópolis y se fue a los 17 años, ¿por qué?

En Colombia, nacer en un pueblo te limita a soñar, porque no hay las mismas oportunidades que en las ciudades. Yo siempre me proyecté a vivir de lo que me gusta. Nunca me desesperé, antes de hacer esto hice muchas cosas, desde los 17 años dejé a mis padres y me fui a buscar oportunidades en Medellín, ahí se me abrieron muchas puertas.

¿Cómo fue la reacción de sus padres? 

Yo estudié en el Sena Tecnología en alimentos, me gradué y me fui a Medellín a ser practicante. Empecé a trabajar en una empresa privada. Eso me dio estabilidad para empezar a estudiar música. Mis papás son de lo más valioso que tengo. Lo tomaron bien, porque yo viajaba cada 8 días, Angelópolis está a una hora de Medellín. Iba el sábado y me devolvía el domingo, era muy chévere. 

¿Dónde nació el amor por la música? En una entrevista con El Espectador dijo que viene de su padre…

Siempre he sido muy musical, mi papá es un hombre también muy dedicado a la música, aunque no estudió de manera profesional. Ensayaba todos los días, cantaba música de parranda y empecé a escucharla. En una oportunidad, uno de los músicos le quedó mal y con 6 años le dije: “papi, yo soy capaz de tocar, me sé todas esas canciones”. Era tocar los timbales de la batería, él, en su desespero, confió en mí. Era muy bajito, me tuvieron que montar en una caja de cerveza para poder alcanzarlos, desde ahí estoy ligado con la música. 

Su pasión lo llevó a ser director de un coro de niños, ¿cómo llegó a eso? 

Siempre he tenido conexión con los niños, puedo estar en un restaurante y si en la mesa del frente hay un niño que se queda mirándome, le hago una mueca, se empieza a reír y nos volvemos amiguitos. Entonces dije: “quiero mezclar lo que me apasiona con eso de qué quiero vivir, que es la música”. Mientras estaba trabajando hice unos seminarios de iniciación musical para ser profesor de niños mayores de un año. Trabajé como director de coro en la Escuela de Música de Itagüí, hicimos varias presentaciones, recibimos la Medalla de honor al mérito por una canción que compuse que se llama ‘La ciudad de la alegría’, dedicada a Itagüí. 

¿Qué lo inspiró a escribir ‘La ciudad de la alegría’?

Itagüí me adoptó, porque llegué buscando oportunidades y encontré la empresa que me acogió. Ahí empezaron las bendiciones. En Itagüí conocí a mi novia, que hoy es mi esposa, allá nació mi hijo. Tengo una conexión especial con ese municipio, escribí la canción como agradecimiento. 

Hablemos de su participación en ‘Yo Me Llamo’, en varias entrevistas dijo que era su sueño…

Sí, desde la primera temporada, en la que ganó Rafael Orozco, me volví amante del programa. Cuando vos sos músico todo lo relacionado con ello te apasiona. Tenía 15 años y pensé: “algún día quiero ir a ese programa, no sé con qué artista, pero me gustaría”.  

¿Cuál fue el proceso para entrar? 

Hay diferentes formas, Caracol tiene algunos asesores que buscan personas que canten parecido y también lanza la convocatoria abierta. 

¿Usted aplicó a la convocatoria abierta?

Sí, nunca había hecho un espectáculo como Roberto Carlos, me venía preparando de una manera muy sigilosa, practiqué dos horas diarias durante dos años. Pensaba ir sin decirle a nadie, porque si no pasaba no hacia el oso y me iba relajado a mi casa y si pasaba era una sorpresa para mis familiares. Envié el formulario, nunca me llamaron, pero como soy una persona tan insistente, el día de la convocatoria fui e hice la fila. 

¿Esa es la razón por la cual usted no le dijo a su familia que estaba ahí? En el momento en que los jurados apretaron el botón verde usted lloró de la emoción… 

Así es y Caracol tiene la facilidad de captar las emociones, o sea, muchos dirán que me puse a llorar para darle pesar a Colombia, pero cuando el llanto es sincero, la gente lo nota. Tenía muchas ganas de entrar, no conocía Bogotá, era una emoción muy grande. 

Usted era de los personajes más queridos en el programa, ¿considera que eso lo ayudó a ganar?

Nunca estuve seguro de que iba a ganar. Yo me fui con la proyección de estar entre los 10 mejores, sabía que era una persona afinada y por eso tenía ventaja. Muchas personas me decían “usted no gana porque Roberto Carlos tiene los ojos pequeños y usted es muy ojón, Roberto Carlos tiene el pelo largo y usted está motilado”, pero fueron más los comentarios positivos. Ahora que los capítulos están en YouTube, me pongo a leer los comentarios y se me vienen las lágrimas, porque el apoyo es sincero. Yo gané por el cariño de la gente, todo se lo debo a quienes votaron por mí. 

Usted tiene un gran cariño hacia el brasileño, sin embargo, fue de las cosas más difíciles al momento de interpretar a Roberto Carlos…

Sim, isso foi muito dificil porque naquela época eu não sabia de nada, tudo o que eu disse foi inventado (sí, eso fue muy difícil porque en ese tiempo yo no sabía nada, todo lo que decía era inventado). Yo he sido bueno para los acentos, sabía que el portugués se podía camuflar un poquito. Amparo Grisales (jurado) me preguntó si yo hablaba portugués y estaba segura de que sí. Yo apenas dije “no, todavía no sé nada”. Después del programa me lo propuse como una meta para mi personaje. 

Durante la presentación de la canción ‘Lady Laura’ el maestro César Escola lloró, ¿que sintió en ese momento? 

Ese día me ayudó mucho que llevábamos casi dos meses lejos de la familia. Yo sufro de mamitis, o sea tengo que ver a mi mamá al menos una vez a la semana. Por eso siempre cargo una foto de ella en mi billetera. Empecé a cantar y cuando vi al maestro Escola llorando, cogí ese sentimiento y traté de inyectarlo, hasta que yo estuviera a punto de llorar. Afortunadamente, no pasaba de ahí. 

Ya que cumplió su sueño de estar en ‘Yo me llamo’, ¿qué sigue?

Primero es esperar y tratar de llevar mucha alegría y música con este tema de Roberto Carlos a múltiples partes de Colombia y del mundo. Teníamos gira por Europa, pero se tuvo que cancelar por la pandemia, también íbamos a ir a Estados Unidos. Muy pronto lanzaré mi canción como Albert Sánchez. También me estoy proyectando a viajar a Brasil el próximo año a hacer tributos, conocer gente y viajar con mi esposa e hijo. 

¿Alguna vez sintió que se estaba alejando de Albert Sánchez para pasar a ser Roberto Carlos?

La verdad es que cuando uno está encerrado en un hotel, ensayando y viendo todo el día a alguien, inconscientemente empieza a hacer cosas. Yo a veces iba cojeando un poquito hasta que decía “¡ay, juemadre! no estoy en personificación”, pero lo de adentro no, cuando tengo que ser Albert, hablo como Albert y canto como Albert y ya cuando tenemos un espectáculo ocurre una metamorfosis y yo me llamo Roberto Carlos.


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