Facultad de Comunicación Social - Periodismo

Sherlock Holmes, un ejemplo transmedia

El universo de Sherlock Holmes es un claro ejemplo del desarrollo de narrativas transmedia para la creación de contenidos aptos para todo público.

Texto realizado para la clase de Gestión de redes sociales y plataformas (sexto semestre, 2022-1), con la profesora Catalina Restrepo.

Desde la llegada de la World Wide Web la forma de consumir contenido multimedia se ha transformado. La pantalla de un televisor ya no es el único portal por el cual podemos adentrarnos en una historia nueva, ya que ahora podemos elegir qué ver, cuándo, cómo, en dónde verlo, y no menos importante, si queremos transformarlo. La historia de Sherlock Holmes ya no es netamente de papel, ya no necesitamos ir a la librería para conocer esta narrativa, porque somos una audiencia líquida, es decir, podemos conocer toda la historia de Sherlock a través de una serie de Netflix o de un cómic, por ejemplo.

Para la comprensión de esta transformación en la forma de consumir contenidos es importante establecer una definición de las NT (Narrativas transmedia) y esto lo haremos a través de Henry Jenkins quién introdujo este concepto considerando que “hemos entrado en una nueva era de convergencia de medios que vuelve inevitable el flujo de contenidos a través de múltiples canales” (Scolari, 2013: 17). Las narrativas transmedia comprenden la transformación de los métodos de consumo de contenidos multimedia en las que aparece el término “prosumidor”.

Pero ¿qué es prosumidor?, bueno, ¿alguna vez no has deseado que tu película favorita tenga un final distinto? Pues el prosumidor es aquel que materializa ese deseo, convirtiéndolo en un fanfic, un comic, un podcast o hasta en una nueva versión de la historia en una serie de televisión. Este término fue acuñado por el escritor Alvin Toffler, y mencionado en 1980 en su libro “La Tercera Ola”. Los prosumidores se han expandido a través del espacio digital, creando grandes universos transmedia que permiten a cualquier persona con características e intereses específicos conocer una narrativa de la forma en que más le parezca, como es hoy en día el universo de Sherlock Holmes. 

 En las décadas de los años setenta y ochenta ocurren dos cosas muy importantes para la explicación del universo transmedia: se da la fragmentación de las audiencias y Arthur Conan Doyle crea una historia que décadas después sigue vigente en múltiples contenidos. Cuatro novelas y 56 relatos de ficción no fueron suficientes para los consumidores para dar lugar a la historia de este destacado detective.

¿Es posible reorganizar esta fragmentación? Sí, y eso es precisamente gracias a las NT. “La mejor narrativa transmedia consiste en escuchar a las audiencias y ofrecerles diferentes tipos de contenido y espacios de intercambio” (Scolari, 2013: 17), de esta manera los consumidores asumen el papel de adueñarse de la narración, de tal forma en que la adaptan según sus preferencias o el público objetivo. Si queremos que un niño de cinco años conozca al detective Holmes, no necesitamos darle el libro, le crearemos un dibujo animado o un videojuego. No solo intervienen las características sociales de la persona, también sus capacidades físicas, una simple adaptación a un audiolibro puede servir para que un ciego pueda resolver misterios.

La gran capacidad de adaptación de estos contenidos muestra las aptitudes narrativas de los prosumidores a la hora de adaptar una historia original según los intereses de la audiencia. “El transmedia amplía estas posibilidades en cada dispositivo creando el contenido acertado para el medio correcto y en un tiempo oportuno, por tanto, incluye compromiso experiencial y compromiso emocional” (Pratten, 2011).

Lo anterior se ve reflejado en el gran espectro de adaptaciones de lo que comenzó como un texto literario de los años 80, del cual existen hoy en día adaptaciones para todo el público, desde dibujos animados clásicos para niños hechos por los mismos directores de “El viaje de Chihiro”; obras de teatro para los amantes del escenario, audiolibros para aquellos para quienes leer no es la opción más viable o no pueden hacerlo; videojuegos para quienes les gusta resolver misterios por sí mismos; series y películas de televisión con tantas versiones que te permiten escoger si gustas de la sociedad antigua o más bien quieres ver a Sherlock en un contexto contemporáneo; e incluso, si quieres “shippear” a Sherlock y Watson (su compañero de aventuras) puedes entrar en una plataforma de fan fiction y leer la historia que querías leer. Es por esto que, evidentemente, las narrativas transmedia pueden mutar hasta convertirse en contenidos aptos para todas las audiencias.

Bibliografía:

Pratten, R. (2011). Getting started with transmedia storytelling. London: CreateSpace.

Scolari, C. (2013). Narrativas transmedia: cuando todos los medios cuentan. 

Urbano, R. (2021) Prosumidor infantil fan fiction en la narrativa transmedia de Frozen. 

Toffler, A. (1991). La tercera ola (No. 303.4/T64tE).


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