Facultad de Comunicación Social - Periodismo

“En la incapacidad de vivir encuentro el sentido de escribir”: Jaime Arracó

El escritor español Jaime Arracó cuenta de su vida, su visión sobre Colombia y nos habla sobre la próxima obra que publicará.

Perfil realizado para la clase de Introducción al lenguaje periodístico (tercer semestre, 2021-2), con la profesora Laila Abu Shihab.

Jaime Arracó es un escritor español, autor de las novelas “Los años queman”, “Una persona perfecta” y está próximo a sacar su tercera novela. Arracó es muy dedicado a las letras, es muy minucioso y perfeccionista a la hora de escribir.

Tiene una visión muy amplia sobre la vida, es ciudadano del mundo y esto ha influido en su manera tan caótica de elaborar sus novelas. Se considera algo desorganizado, pero en realidad es único en lo que hace, se apega a hacer las cosas de la manera tradicional, con libreta en mano escribe sus ideas y va armando sus obras. Le gusta escribir sobre lo dramático y ve en la escritura una manera de encontrar la paz y de reflexionar sobre todo lo que compone la vida. Nos encontramos en la calle 100 con 15 y con cigarrillo en mano pudimos hablar sobre su vida, su escritura y su próxima publicación.

¿Qué lo trajo a Colombia y por qué decidió radicarse aquí?

Fue casi una decisión terminal, tenía que venir sí o sí porque en Madrid estaba pasando una mala época. A mi padre le ofrecieron una función diplomática en Colombia, él vino en 2007. Yo estaba en una crisis mental y mi familia junto con los doctores decidieron que no era buena idea que me quedara solo en Madrid, mi padre buscó apartamento acá en Bogotá y me vine con él. Entre 2007 y 2011 decidí quedarme fijo, yo estaba en la universidad -siempre he sido un desastre con eso-, en 2009 yo ya había empezado a escribir, me lo tomé en serio e incluso con unos amigos abrimos una revista de tendencias, literatura, arte, moda…

En 2011 yo ya había conocido a la que ahora es mi mujer, Mónica, el trabajo de mi padre en Colombia se había acabado, él se devolvió a Madrid, pero yo no tuve ningún interés de volver.

¿Cómo es vivir en Colombia siendo extranjero?

Acá existe el cliché de que al extranjero se le trata de maravilla, casi que nos ponen una alfombra roja. A mí me han tratado muy bien, incluso me han tratado mejor los colombianos que los mismos españoles…

En el tiempo que lleva usted viviendo en Colombia, ¿ha cambiado su visión del país? ¿en qué aspectos?

Sí, pues cuando llegué estaba medio tonto, era un chaval de 23 años, fascinado por la exuberancia de los paisajes, de las personas, además viajaba mucho, pero yo sí tenía una idea de que Colombia como país podía avanzar, romper esas desigualdades que son brutales y que a mí me duelen mucho y supongo que al colombiano más.  En 2007 nunca hubiera pensado que en 2020 a pesar de la pandemia iban a llegar a las manifestaciones y cuando pasó, pensé que íbamos a lograr un país mucho más estable socialmente, pero finalmente no ha resultado ser así…

¿Cómo fue su primer encuentro con la escritura?

Primero a través de un diario como la mayoría de los jóvenes, a mí se me daba bien escribir, tenía facilidad con la palabra, me gustaba leer y por medio de la filosofía, que me gustaba mucho, tuve mi primer acercamiento. Yo empecé a escribir con 21 o 22 años, abrí un blog, empecé a ponerme metas cada semana y los montaba primero a Blogspot, luego a WordPress, a partir de ahí empecé a mandar relatos a concursos, me publicaban acá y en España y descubrí que me sentía bien cuando estaba escribiendo, no sabía si tenía que contar cosas importantes de mi vida, pero tenía claro que había cosas por contar…

Más o menos a los 24 me sentí valiente para escribir una novela, pero no iba para ningún sitio, era como muy rocambolesca, con un lenguaje muy forzado, yo no había encontrado mi tono, entonces llamé a un escritor que había lanzado un proyecto de relatos de extranjeros por el mundo y me dijo “oye escribe”. Era un periodo muy corto de cinco meses, pero igual dije que sí, salió el libro “Creencias de un reconquistador” en el año 2011 y ahí es cuando yo digo: “ya hay una cosa publicada, ya esto va en serio”.

Anteriormente usted mencionaba que en su primer libro no había encontrado su tono, ¿ya lo encontró? ¿Cuál es?

Cada novela tiene un tono, va muy ligado al lenguaje que yo quiero utilizar, tiene que ver con las emociones y la filosofía que te mencionaba anteriormente. Son los personajes los que te dan el tono…

Lo que te puedo decir es que cuando siento que algo que he escrito se parece a mí lo descarto, en mis novelas tal vez haya un tono relacionado con el pensamiento, con las ideas, con la reflexión.

¿Por qué define su manera de escribir como caótica?

A principios de este año mi editor me dijo: “Jaime tienes que ser más profesional, tienes que trazar ciertos objetivos de la novela, escribir un sinopsis”, hice el ejercicio medio por hacer y luego lo llamé y le dije: “no tío, yo funciono como funciono”. Caótico quiero decir que yo hago un esfuerzo extra del que hacen muchos, porque escribo mucho a mano, de una manera que no es cronológica en la historia, al ser tan obsesivo estoy todo el día metido en la novela o en lo que esté en ese momento y no paro de escribir, eso muchas veces no tiene sentido, tengo que parar y establecer tiempos.

Yo acumulo muchísimo material, intento forzarme para pensar que todo tiene cabida en lo que estoy escribiendo, pero muchas veces hay cosas que no sirven para nada, no tienen sentido, entonces me toca leer todo lo que he escrito a mano, más los dos o tres archivos que tengo de la novela. Acabo con cinco archivos distintos, libretas donde marco cosas, pautas…

En pocas palabras es caótico porque es desorganizado, pero yo me entiendo.

Algunos escritores tienen trucos para escribir, ¿usted tiene alguno?

En la anterior novela “Una persona perfecta”, llegue a la página ochenta o cien escribiendo solo a mano y una vez que tuve eso se lo pase a mi mujer, Mónica, para que lo leyera y ella dijo que eso no servía para nada, no fueron las historias que quedaron finalmente, pero con esto voy a que yo prefiero escribir a mano y cuando siento que la cosa me convence, paso al ordenador (computador). No tengo miedo a la página en blanco o a los bloqueos, simplemente hay días que me va mejor. Con el tiempo me he dado cuenta de que el truco es escribir mínimo una pagina al día o cierta cantidad de palabras.

Tengo 37 años ahora y en el tiempo que llevo escribiendo descubre uno las maneras de engañar al lector, porque hay cierto dominio del lenguaje, entonces tú dices aquí voy a meter un párrafo para que lo subrayen o monten la frase en una página en Instagram, eso es conmover al lector, utilizar las emociones.

Escribir una novela requiere más, algunas veces me han dicho “Jaime tienes que bajar, no puedes estar soltando bombas todo el rato, el lector necesita un reposo y que haya un capítulo suave, en el que no pase nada”. En cambio yo sí creo que hay que retar al lector. En mis novelas, por ejemplo, los diálogos están metidos dentro de la narración, eso requiere un reto porque tiene que quedar claro quién está hablando en el momento y al lector le pide no desconectarse mucho.

¿Qué lo lleva a escribir sobre las enfermedades mentales?

Me he visto rodeado de gente que está jodida, pero que me parece lo más normal del mundo: amigos que se han suicidado, gente que la ha pasado muy mal, gente que se muere por drogas o por alcohol…

Esas personas me dan la posibilidad de hablar de temas que, de otra manera, a la gente no le interesa platicar. Yo no creo que esté contando algo que no se haya contado antes, pero no son personajes que estén en la calle o con necesidades, al contrario, son privilegiados, pero incapaces de vivir. En esa incapacidad de vivir encuentro lo que me empuja a escribir.

En su novela “Una persona perfecta” se trata mucho el tema de la identidad, por eso quisiera preguntarle, ¿cuál es su identidad?

Eso no lo sé, yo he vivido en muchos lugares, nací en Tremp, localidad española de la provincia de Lérida, en Cataluña, mi infancia la viví en Madrid y en Astorga que es un municipio de la provincia de León, viví cuatro años en Italia, un año en Texas y ya llevo once en Colombia. Entonces yo no me he sentido vinculado a ningún lugar en particular, si tú me dices de dónde soy, pues soy de esta calle de allí, de este amanecer de allá, de este valle de aquí…

¿Qué es lo mejor de escribir?

Me da la posibilidad de atreverme, no hay nadie que me está controlando, es la mayor libertad que hay en el mundo, si yo no me concedo la libertad de ser valiente escribiendo y me considero escritor, joder cómo voy a seguir con mi vida…

¿Qué escritores o escritoras colombianas le gustan y por qué?

Andrea Mejía, Melba Escobar, Juan Cárdenas. Esto es otra cosa de mí, leo mucho literatura internacional e intento no leer a contemporáneos míos, porque si lees y escribes mucho al mismo tiempo se te pega el tono del otro. Como decía Ernest Hemingway “todos los escritores me parecen malos o porque son mejores que yo o porque son peores” …

¿Cuándo se publicará su próxima obra? Me puede contar un poco acerca de esta…

No sé cuando se va a publicar, porque no se si va a valer la pena, con una editorial como Planeta detrás y con el respaldo de un editor que es un genio como Juan David Correa, está siempre el temor de decir “no lo he conseguido”, yo creo que eso no va a pasar…

Lo que yo quiero hacer en esta nueva novela es dar un salto de esos chavales jóvenes con cuarenta años, qué ha pasado, cómo han llegado hasta ahí y cómo están… están mal, me gusta el drama.

Si hablamos en dos meses, te cuento que dice el editor…

¿Para usted qué es escribir?

Es lo más pertinente que se me ocurra que pueda hacer un ser humano, hay una parte de irrelevancia enorme dentro de la idea de pertinencia, ¿para qué coño escribir? Para estar tranquilo o buscar estar tranquilo y no perder los nervios. Es la capacidad de reflexionar, de ser conscientes de lo que realmente pensamos y lo que realmente nos interesa. La literatura me da ese sosiego y esa paz.


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