Facultad de Comunicación Social - Periodismo

Deconstruyendo espacios, creando cultura

Ven y recorre con nosotros los nuevos espacios de transformación cultural de Bogotá.

Especial multimedia realizado para la clase de Taller de Convergencia (octavo semestre, 2020-1), con la profesora Mónica Parada Llanes. 

Bogotá es un juego lleno de cubos de Rubik con sus infinitas combinaciones y formas de ser resueltos, hechos a la medida de identidades convulsas en lo que debe describirse como un acto contracultural. En Chapinero, Santa Fe y La Candelaria encontré con amigos tres sitios que tejen nuevas formas de relacionarse usando el pasado con la ancestralidad de sus reuniones y el futuro con imágenes oníricas de un mejor porvenir.

Entre escuchar música todo el día y aprovechar la oferta cultural capitalina, prefería la música de las listas de reproducción que en YouTube o Spotify me cronometraban minutos de vida invertidos. Salir en Bogotá es, en el grueso de los casos, obligarse a seguir el cronograma que sus vías imponen. Con el olfato correcto, un paso adelante y los caminos empiezan a bifurcarse en una plétora de opciones que recuerdan la paradoja psicológica de quedar insatisfecho ante una mayor cantidad de ofertas de donde elegir.

Y aun así los planes publicitados en internet me dejaban la sensación de estar viendo con miopía la identidad de una ciudad con más de ocho millones de habitantes venidos y por venir. “¿Existe tal cosa como la identidad de una ciudad? ¿Podría decirse que la identidad de un lugar es no tener ninguna?”, me pregunté entonces. Hace un par de semanas decidí salir por fin de casa para responderlas. Caminaba por la vía peatonal de la Carrera Séptima —un cruce convertido en la vitrina cultural de Bogotá— mientras guardaba con especial atención los sonidos que acompañaban mi recorrido. El paisaje me pintaba vendedores ambulantes que ofrecían manualidades estáticas de metal, pinturas decorativas y hasta comida mexicana. Unas piezas inconexas que, de todas maneras, se repetían como normas en cada cuadra. El audio, en cambio, cambiaba de frecuencia, género y volumen cada tanto, dejándome la sensación de estar participando en un refrito de vídeos musicales.

Lo de la Séptima no dejaba de ser una estructura homogénea en un espacio público, por eso cuando me enteré de la existencia de casas y locales culturales multifuncionales creí apropiado hacer el intento de entender estos espacios deconstruidos.


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