Facultad de Comunicación Social - Periodismo

La participación colectiva y la cultura transmedia

Ensayo argumentativo sobre la importancia y el papel de la cultura transmedia en la actualidad.

Ensayo realizado para la clase de Gestión de redes sociales y plataformas (sexto semestre, 2022-1), con la profesora Catalina Restrepo.

El pasar de los años nos ha demostrado cómo la tecnología ha ido de la mano con la evolución del ser humano, cómo esta ya es parte de nosotros. La cultura transmedia se encarga de demostrar cómo nosotros también tomamos participación en ella, esta conexión entre ambos objetos da como resultado una “cultura participativa” en la que nosotros como personas dejamos de ser solo consumidores para ser productores y reproductores a partir de lo que la tecnología genera.

Las nuevas tecnologías han permitido que un nuevo mundo lleno de variables distintas esté al alcance de un solo toque para la humanidad. Dentro de este contexto virtual las personas tienen infinidad de posibilidades para conocer, aprender, modificar y analizar distintos temas o contenidos que antes parecían lejanos o remotos.

Plataformas digitales como lo son Google, Facebook y Twitter, entre otras, son las que principalmente mantienen en constante movimiento la cultura, considerando que estas son las que generan el contenido que nosotros compartimos; contenido que además de fomentar el entretenimiento, genera un cambio en la financiación de la inversión publicitaria.

Este cambio de financiación hace referencia al tipo de publicidad atípica que utilizan hoy en día las redes sociales y que marca la diferencia entre distribución y circulación como puentes entre “la producción” y “el consumo”. Ciertos teóricos señalan esto como “la terminación del financiamiento de los medios de comunicación” apoyándose en la publicidad, y el nuevo reto será la capacidad de adquirir y financiar contenido específico para garantizar el éxito de las marcas o empresas en el mundo digital. “Las empresas actualmente se enfrentan a una presión cada vez mayor de tener que utilizar su presencia online no solo para transmitir sus propios mensajes sino también para responder a las exigencias de sus clientes descontentos” (Jenkins, Ford, Green, 2015, p. 47).

Es fundamental diferenciar los conceptos de “distribución” y “circulación” de contenido, considerando que el primero funciona tras la toma de decisiones corporativas y académicas con relación a emitir mensajes multimedia a gran escala. Por otro lado, el segundo hace referencia al resultado de las decisiones tomadas y la incontable cantidad de individuos y procesos que cuentan con un papel importante en la distribución de esos mensajes y lo que transmiten a través de esta cultura.

Esto se genera en prácticas de participación cultural en las que individuos o colectivos crean, modifican y difunden contenido originado muchas veces a partir de sistemas tradicionales de producción y distribución mediáticos.

“La cultura transmedia se pude definir por el viraje de roles dentro del esquema tradicional de la comunicación, por lo que el clásico receptor abandona su postura pasiva y adopta el papel de creador o emisor de contenidos y mensajes” (Galindo, 2020, p.4). El resultado de esta actividad es una convergencia grupal derivada del intercambio de conocimientos y experiencias, en la que los usuarios combinan recursos y capacidades particulares de manera formal o informal, en la búsqueda de soluciones creativas frente a problemas que difícilmente se resolverían en situaciones individuales.

La web 2.0 o “internet social” fue materializada con la intención de crear un punto de diferencia entre la “web estética” o web 1.0 y su nueva versión, la cual traía consigo plataformas y aplicaciones participativas.

La cultura transmedia estudia el sistema mediático como algo más complicado que la tecnología que lo sustenta, desde la base de los contenidos que fluyen en diferentes direcciones con orígenes múltiples y variados. Reflexiona las causales y consecuencias del fenómeno de la viralidad; los cambios, oportunidades, desventajas y desafíos que esta conlleva.

De esta forma (Carrera, 2017) indica que “más allá́ de la demagogia evidente en esta representación de Internet como tabula rasa en la que se habrían difuminado las relaciones de poder a favor de una democracia comunicativa global, lo que sí es cierto es que el usuario de Internet experimenta una cercanía y una sensación de control sobre el medio que no experimenta cuando ve un programa en la televisión o va al cine. A medida que Internet, el primer medio de masas que se utiliza también para gestionar la intimidad y los asuntos privados, ha ido fusionando cada vez más las experiencias mediáticas con el territorio de lo intimo y lo experiencial” (p, 38) , dando así un significado mas grande al papel de las nuevas tecnologías en el desarrollo de la sociedad.

Por otra parte, se debe reconocer que, aunque la comunicación transmedia ofrece diferentes posibilidades para facilitar la comunicación entre las personas, no todo lo que brilla es oro. Debido a esto la cultura transmedia y el intercambio de información posee ciertas desventajas. Considerando que los contenidos que circulan no tienen más filtro que el de los propios usuarios que ignoran, exageran o transforman la información.

La gran desventaja de la cultura transmedia es la falta de instrucción de los usuarios, ya que es evidente que una buena enseñanza social y cultural permite moderar de manera adecuada el reto de exceso informativo con cierto criterio, pero a falta de esa base puede llevar al mal uso de la información y sus contenidos perjudiciales.

Es necesario que la sociedad comprenda de una forma más profunda las ventajas y las consecuencias que tiene el uso de las plataformas y de la web en general. No se pueden tomar a la ligera las acciones que se producen en el día a día de la internet.

Para finalizar, podemos reconocer que nos encontramos en un entorno de conectividad y acceso a la red, pero sin la capacidad para encontrar contenidos digitales de calidad y criterios de uso de las TIC a las que se puede llegar. Al final, el ciberespacio es un ambiente con abundancia de datos e información fértil para la construcción del aprendizaje cotidiano, en el que los individuos con recursos y capital intelectual adecuado pueden seleccionar datos confiables y validar los mismos, construir con está información de mayor complejidad y usar esta misma como insumo para el desarrollo de nuevas acciones.


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