Facultad de Comunicación Social - Periodismo

Gloria en la adversidad

La práctica deportiva de personas en condición de discapacidad es más común de lo que se podría pensar. La pasión, el sacrificio y la constancia son factores necesarios para llevar a cabo esta destreza.

Editado por: Laura Sofía Jaimes Castrillón

Reportaje realizado para la clase de Introducción al Lenguaje Periodístico (tercer semestre, 2022-1), con el profesor Fernando Adrián Cárdenas Hernández. 

A cien metros de la gloria, Carlos Daniel escuchaba los latidos de su corazón, las estruendosas ovaciones en todo Río de Janeiro hacían temblar incluso al más capacitado.  Clavándose en una piscina olímpica, Daniel obtenía una reluciente medalla de oro que le había sido negada a su natal Colombia durante aproximadamente 36 años. Mientras salía del agua tibia, su familia y cercanos coreaban su nombre. El gigante de 1.45 centímetros le devolvía la alegría a una nación completa y llenaba de esperanza a aquellos que compartían algo con él: una discapacidad.  

Los juegos paralímpicos han venido acaparando la atención de la audiencia durante los últimos años. Según el Ministerio de Salud, el caso de Carlos Daniel Serrano, hace parte del 11% de personas en condición de discapacidad que hoy en día se encuentran realizando alguna actividad física. Para los más de 150 mil deportistas, las discapacidades cognitivas y motoras no han sido un obstáculo a la hora de realizar un deporte adaptado. Si bien es cierto, el camino a superar es notoriamente más lento y no garantiza que todos tengan una vida dedicada al deporte, hay quienes se capacitan para poder llevar a estos individuos a las grandes ligas.   

El deporte adaptado consta de un proceso largo. Comenzar un entrenamiento con una persona discapacitada, es como con un niño, es empezar de cero. “Para que una persona practique un deporte adaptado de alto rendimiento es necesario, primero, trabajar las habilidades motrices básicas”, explica Kevin Garzón, entrenador del América de Cali categoría 2014. Actividades como saltar, caminar y correr son la mayor prioridad para los preparadores físicos. Los procesos, en su mayoría, se realizan de manera individual para más adelante iniciar con el entrenamiento en conjunto.  

Garzón habla también de cuánto puede tardar el proceso de acoplamiento físico, “desde dos a tres años para que la persona se adapte al deporte. Después de ese periodo, inician los trabajos más complejos”.  Los deportistas deben dar lo mejor de sí mismos para llamar la atención de los medios y, sobre todo, patrocinadores y representantes que pueden contribuir a despegar la carrera de estos atletas. Sin embargo, aquellos que no logran llegar al deporte profesional siguen en el mundo de la actividad física, principalmente por su salud y la pasión que este genera.  

Cada discapacidad necesita de un especialista con la capacidad de llevar a cabo el desarrollo motriz adecuado. “Una persona con problemas auditivos, necesita entrenadores que sepan de lenguaje de señas”, comenta Kevin. Por lo general, la práctica deportiva inicia a partir de los 10 a los 15 años, esto se hace con el fin de lograr en los pequeños un mayor manejo de su cuerpo. Desde temprana edad los deportistas van definiendo poco a poco la disciplina en la que se quieren especializar, teniendo en cuenta sus habilidades y todo lo adquirido en su proceso de aprendizaje. 

“Todos los días son duros, pero tú vas a dar lo mejor de ti, sin rendirte y sin dejar las cosas para después”, comenta Carlos Daniel Serrano, deportista especializado en natación paralímpica, campeón panamericano, campeón nacional juvenil, dos veces campeón paralímpico y 11 veces campeón mundial. Cuando se tiene un sueño, se busca al máximo cumplirlo, con ganas y empeño se puede salir adelante, no obstante, hay quienes tienen la idea de que solo realizando actividad física se puede llegar al nivel profesional, “no es entrenar por entrenar”, dice Carlos Daniel. 

La talla baja de Daniel no fue más que una motivación para iniciar en la natación, según él, ser de baja estatura no significa una limitación lo suficientemente fuerte como para no dedicarse profesionalmente al deporte adaptado. “Mire como todos son de felices, como luchan, como no se rinden, yo estoy completo, no me falta ni un dedo ni una uña, ¿por qué yo no soy así?”, agrega. Tras largos años de entrenamiento, Carlos Daniel se preparó para su primera gran prueba, los Juegos Paralímpicos Río 2016, donde haría historia y en donde se convirtió en el primer joven con una medalla de oro, de plata y de bronce en un mismo certamen. 

La pasión y la ambición fueron ejes fundamentales en las citas olímpicas de Daniel. Con 18 años, este atleta se sentía inexperto y, a veces, con miedo al ver a otros atletas mayores que él ya con un amplio libro de experiencias en las citas olímpicas. “Los juegos paralímpicos son lo más bonito, por lo que estudia, por lo que entrena cada deportista – menciona Carlos Daniel – tantos años de carrera para solamente ir a competir un ratico no más. Sin embargo, usted ya estando allá, siente que está entre los mejores sin haber competido”.  

“La discapacidad no es un impedimento para hacer una práctica física”, dice Pedro Javier Fierro, entrenador de tenis de mesa. Para todos aquellos que no pudieron dedicarse profesionalmente al deporte, la práctica y la pasión han continuado con ellos. Algunos hacen el rol de entrenadores para de una u otra manera servir de ejemplo para los nuevos deportistas y crear en ellos un sentido de pertenencia.  

Pedro Javier busca ser un ejemplo para todos los niños y adultos que entrenan con él. La bondad, la tolerancia y el carisma son unas de las palabras con las que sus estudiantes se refieren a él. “La pasión que tengo por el deporte es inmensa, yo entreno con muchísimo amor, así que no hay ningún grado de dificultad que me sea imposible”, comenta Pedro.  

Las discapacidades degenerativas, por lo general, logran crear un sentimiento de rebeldía. Al sufrir este tipo de enfermedades, lo último que pasa por la cabeza del individuo es practicar algún deporte. “No pude haber conseguido una moza más fiel y a la que le dedicara más tiempo que a la espondilitis anquilosante -comenta Pedro- hay que cuidarla, llevarla, pensarla y consentirla todo el tiempo. Fue una prueba más que me dio la vida, un nuevo reto”. Aún así, las deficiencias físicas no deberían ser un obstáculo para realizar alguna prueba que mida las capacidades motoras y cognitivas. 

Carlos Daniel y Pedro Javier, hacen parte de ese colectivo que lucha día a día contra las adversidades que les da su propio cuerpo. El amor por el deporte no les permite desistir. La pasión que sienten les resulta ser un motivante diario, al final, como menciona Daniel, los esfuerzos darán frutos. “Cuando estás allá en Río, en la gloria, lo mereces. Vale la pena todo lo que has trabajado y lo que has luchado”.


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