Facultad de Comunicación Social - Periodismo

Ciberactivismo: la protesta y su evolución

A medida que se crean y desarrollan nuevas herramientas digitales, vemos cómo la ciudadanía las utiliza para luchar por sus creencias.

Artículo de opinión realizado para la clase de Comunicación Estratégica en la Web 4.0 (octavo semestre, 2022-2), con la profesora Catalina Restrepo. 

El ciberactivismo es un fenómeno único que trae consigo muchas ideas, inquietudes y conceptos, creando preguntas vitales. ¿Cuál es el alcance de las acciones para defender los ideales? y ¿ha cambiado la forma en la que la gente percibe su papel en las protestas gracias a las nuevas tecnologías?. Nos preguntemos cómo poner estas nuevas herramientas a servicio de la protesta social y sí realmente han ayudado a las causas sociales. 

Como lo hemos visto en clase, el ciberactivismo trae consigo muchos fenómenos como el activismo de sillón y es afectado por condiciones exclusivas del ciberespacio como las burbujas de filtro. Es interesante analizar el verdadero impacto del ciberactivismo y esto se puede hacer cuando se revisan las plataformas en las que se lleva acabo, sitios como Change.org reportan que “Estas campañas se viralizan gracias a las redes sociales y logran más de 15.000 firmas diarias de ciudadanos que quieren hacer la diferencia y actúan al ver en su feed o en un inbox un pedido para firmar una petición”. (El Espectador, 2021)  

Existe un gran número de usuarios que quieren ser parte activa de los procesos de protestas, que quieren defender sus ideales y están dispuestos a “hacer la diferencia” como dijo Change.org pero ¿Qué tanta diferencia hace realmente este ciberactivismo?, ¿cómo traducen esas firmas online a un cambio real? Es importante no conformarse con solo firmar desde un correo electrónico y pensar que esto es suficiente para lograr un cambio. Algo que siempre hay que tener en cuenta al ver los movimientos de protesta online es que muchos pueden caer en el slacktivism o activismo de salón que es definido como “pequeñas acciones en línea que no se transforman en un cambio real” (FundéuRAE, 2015).  

Aunque es entendible que el activismo de salón puede dar la ilusión de ser más seguro, rápido y económico en tiempo, no podemos caer en la creencia de que dar una firma online es aportar a una causa. Se necesita que estas buenas intenciones sean traducidas al mundo real por medio de acciones que inicien los procesos de cambio que se están demandando. 

Las nuevas tecnologías abren paso a posibilidades de participación ciudadana como nunca, permiten que personas que no pueden asistir a una marcha puedan presentar su apoyo a una causa desde sus hogares, son una forma de amplificar y dar plataforma a individuos que de otra manera no podrían dar a conocer sus mensajes. Todas estas son posibilidades que las TIC nos dan, pero también debemos preguntarnos como lograr que ese apoyo no se pierda en el ciberespacio. 

“El ciberactivismo puede habilitar derroteros no contingentes para el cambio social reconociendo que las acciones transformativas se hacen no desde las herramientas tecnológicas sino desde el compromiso militante y activo de personas de carne y hueso, que, en los usos que hacen de dichas tecnologías, generan sentidos políticos.” (Betancourt, 2011) 

No se debe perder de vista la razón por la cual se protesta y se debe entender que, aunque es una herramienta útil para lograr los cambios sociales que tanto se anhelan, no se debe recaer solamente en el activismo online, debe existir un balance entre la acción real y la acción digital. 

También es importante resaltar que la criticas hacia el ciberactivismo son fuertes y validas, son muchas las personas que ya no creen en este modelo de acción pues el fenómeno del activismo de salón ha demostrado estar muy presente en muchas iniciativas. No podemos permitir que las personas pierdan la fe en el cambio que se puede lograr por medio de las herramientas digitales y es por esto que se debe hacer seguimiento a las iniciativas que se apoyan. 

“The truth is that as the novelty of online activism wears off, millions of formerly socially engaged individuals who trusted digital organisations are coming away believing in the impotence of all forms of activism. Even leading Bay Area clicktivist organisations are finding it increasingly difficult to motivate their members to any action whatsoever.” (White, 2010) 

El ciberactivismo no puede ser reemplazo de la protesta, se debe entender que es solo una herramienta para lograr llegar a más personas y dar plataforma a individuos que no tendrían voz de no ser por estas. La protesta y los recursos de participación ciudadana deben ser utilizados a la par del ciberactivismo de lo contrario es probable que no se vea ningún progreso en el proceso de cambio que se está buscando. 

En muchos casos, el ciberactivismo no es el medio por el cual se buscan lograr los cambios, sino que es una herramienta para lograr dar plataforma a una idea que se quiere popularizar y se usa para hacer un llamado a las personas para hagan parte de la protesta. “El ciberactivismo es la evolución en la forma de manifestarse, ya que esta también va a mantener una posición ideológica fundamentada para la invocación de las protestas, va a facilitar los medios dentro de una movilización y permite hacer las cosas de manera diferente.” (Cortes & Garzón, 2017) 

En conclusión, podemos decir que el ciberactivismo no sustituye la protesta, solo la amplifica y es un medio por el cual se puede desarrollar de manera más efectiva. 


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