Diccionario de la pandemia: Amor
La pandemia por la Covid 19 cambió todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. Un grupo de estudiantes quiso hacer una reflexión respecto a estos cambios, a modo de diccionario del virus.
Diccionario realizado para la clase de Lenguaje Escrito II (2020-1, segundo semestre), con el profesor Juan Sebastián Jiménez.
Los y las estudiantes de Lenguaje Escrito II se pusieron el reto de entender cómo ésta pandemia ha producido un antes y un después en temas tan distintos como el amor y el trabajo. Para que el especial no se hiciera extenso, nos enfocamos en la forma en la que el virus transformó cinco aspectos básicos de la vida de cualquier ser humano: el amor, la amistad, el estudio, la familia y el trabajo.
Siguiendo con este mismo orden, esta primera parte del especial dirige su mirada hacia el amor y las consecuencias que la cuarentena y la virtualidad han tenido para amados y amantes. Desde relaciones que no resistieron hasta amores que florecieron pese a la adversidad. Al final, el amor sigue siendo el mismo, solo que descubrimos una nueva forma -una de tantas- en la que puede ser distinto.
Espere cada jueves una nueva entrega de este diccionario.
El amor en tiempo de coronavirus
Por Valentina Torres Ortíz
Definición: el amor es un sentimiento de afecto, este puede ser transmitido a una persona o hacia una cosa.
En tiempos en los que las noticias de última hora nos indican las cifras de muertes, de contagios, de posibles vacunas en contra de un virus que amenaza todo un sistema económico mundial, la esperanza y el amor son lo único que les queda a las personas para florecer en un tiempo de crisis. La historia parece algo similar a Romeo y Julieta: distanciados por normas que impiden estar juntos, contactos limitados, incluso entre nuestros seres más cercanos, las barreras impuestas por la epidemia intentan superar las fuerzas de la unión y acabar con todo lo que nos da fuerza; sin embargo, sin amor y esperanza, ¿para qué luchar?
El amor en tiempo de coronavirus es la última esperanza que le queda al mundo para no colapsar; la unión de familias, de seres queridos, de amistades y las compañías que no deben ser necesariamente humanas, son el motivo de una lucha que parece tener un final cercano, pero cada día se alarga mucho más. En estos tiempos es difícil saber el significado verdadero del amor, para muchas personas solo basta un mensaje, una llamada o simplemente algo material para sentirse amados, y mucho más en estos tiempos.
El tiempo pasa y la fuerza se agota, simplemente todo se transforma, se valora más cada segundo en el que no se sonrió con esa persona, esa que viste por última vez y pudiste besar pero no lo hiciste para buscar una mejor ocasión, es difícil saber si ese momento se repetirá, si existirá otro momento juntos, otro momento para abrazarnos, para mirarnos a los ojos, para volver a sentirnos humanos, para dejar a un lado la tecnología que nos consume a diario y nos vuelve más fríos, una tecnología que nos consume hasta la última gota y parece no estar satisfecha de todo lo que ya obtuvo.
No sabemos si volverán esos sentimientos al momento de estar juntos, si volverá su calidez, si volverá el aroma del café que junto a nuestros amigos se compartió, los segundos pasan y si algo se aprende, es amar cada segundo que se vive de ahora en adelante, valorarlo como si fuera el último, tantas incógnitas llegan en este momento que es imposible ignorarlas, tantas cosas que pasamos por alto hoy nos llegan a la cabeza para decirnos que si algo hicimos mal debemos corregirlo, que las segundas oportunidades en la vida son contadas, que para reflexionar se deben cometer errores y que de esos errores se debe de aprender.
Y es que de eso se trata el amor, de luchar, de estar juntos en tiempos difíciles, de saber valorar el tiempo compartido, de aprender, de quizá dar una segunda oportunidad para cambiar, de levantar la cabeza en las situaciones que nos intentan hacer caer, de apoyar y escuchar a los que piensan quedarse en el camino, el amor nos saca adelante en un tiempo que parece acabar.
El amor está en nosotros, lo construimos a diario; si es difícil sentirnos amados en estos tiempos por alguien más debemos darle prioridad al amor propio, a la paz interior. En tiempos donde todo nos puede golpear de alguna manera, la paz en nosotros nos genera una barrera capaz de acabar con todo, de darnos fe en el último momento, es una capa que, bien administrada, nos da la capacidad de reflexionar para saber cómo actuar, qué pensar y decir, la cabeza sana, la barriga llena y el corazón contento, tres cosas muy importantes en un “apocalipsis” que no llegará, pero intenta asustarnos.
Desamor en tiempos de Covid-19
Por Paula Andrea Galvis Guzmán
Definición: sentimiento, comúnmente monógamo, indescriptible, que genera cambios físicos y mentales en la persona generando atracción frente a otra con el fin de tener una relación.
Las relaciones de por sí son complicadas por todo lo que conllevan, pero ¿se imaginan estar en una relación que estaba peleando cuando inició la cuarentena? Este es el caso de muchas personas en estos momentos, como lo son Andrea y Nicolás. Ellos han tenido una relación desde hace cuatro años, que inició con una carta de amor cuando apenas estaban en el colegio, eran la pareja favorita de la promoción y sus amigos ya los veían casados y hasta sus familias pensaban lo mismo, casi nunca peleaban, y cuando lo hacían, se perdonaban rápido, mostrándole a los demás que el amor “verdadero” sí existía.
Todo era como un cuento de hadas, por lo menos hasta que se graduaron. Cuando entraron a la universidad las cosas empezaron a tornarse un poco diferentes, pasaron de verse todos los días a una vez cada quince días, lo cual fue muy difícil para los dos, pero estaban firmes en seguir juntos independientemente de las adversidad de distancia y tiempo que tenían cada uno. No pasó mucho tiempo para que Nicolás no soportara la distancia y decidió mudarse con su abuela, que casualmente estaba cerca de Andrea y al mismo tiempo de su universidad, lo que obviamente permitió que se vieran más que antes.
Aunque vivieran más cerca, los problemas y las discusiones se hacían más grandes con el paso del tiempo hasta que llegaron a un punto en que Nicolás ya no le respondía con la misma frecuencia a Andrea por WhatsApp -cabe aclarar que él nunca fue de los que les gustara escribir por chat-, pero después de mudarse entre más veces peleaban, más tiempo duraba Nicolás en dejar en visto a Andrea con la excusa de que no tenía tiempo porque tenía que concentrarse en la universidad y siempre se la pasaba ocupado. Tal vez ahí fue cuando Andrea debió entender que se tenía que acabar todo porque ella, a pesar de que también tuviera muchas cosas de las qué preocuparse entre la universidad y su familia, daba su máximo esfuerzo para poder darle un poco de su tiempo a Nicolás, pero sus ganas de luchar por seguir juntos fueron más fuertes.
Después de un año de peleas tras peleas llegó un virus más tóxico que esa relación, así es, el coronavirus, aunque ya había atacado en varias partes del mundo, dejando a muchos muertos e infectados, llegó a Colombia matando no solo a las personas, sino también a esta relación. Desde que la alcaldesa decretó el toque de queda, no se vieron, y como las peleas seguían siendo un punto focal de la relación, Nicolás no aguantó más. Todos sus amigos eran conscientes de que le gustaba jugar videojuegos y sacaba tiempo de donde no había para poder jugar, así que se vio en la necesidad de elegir entre las clases virtuales, los videojuegos y Andrea.
Para sorpresa de muchos, decidió ponerle fin a su relación teniendo como justificación, sin encontrar otra mejor, la típica frase que duele igual que la de no eres tú, soy yo, y fue: “somos muy diferentes”. Pues obviamente eran diferentes, a no ser que buscara que ella fuera una copia de él, cosa que no iba a encontrar y menos después de tantos años en los cuales la conoció, pero la cuarentena fue su oportunidad para terminar la relación en la que no quiso insistir y luchar más, dejando a Andrea a un lado y montando historias en Facebook de que ahora era libre. Andrea por su lado estaba muy triste al respecto, pero no podía decirle nada a su familia porque al tenerles todo el tiempo en la casa, y sin posibilidades de salir, se sentía muy presionada y ofuscada como para contarles lo que estaba sucediendo, solo le pudo contar a su mejor amiga unos días después, y posteriormente al resto de sus amigas, cuando ya se sentía un poco mejor. El amor puede ser tan frágil que no logra sobrevivir a todas las dificultades y menos cuando las partes no están en la misma sintonía.
El amor y coronavirus
Por Nicolás David Tovar Sánchez
El amor, al igual que otros sentimientos, es puro e innato en los humanos y animales. Considero que el amor es uno de los sentimientos más fuertes, ya que puede desencadenar otro sin fin de sentimientos que nos puede llevar a tomar decisiones que se relacionan con la psiquis.
Explicando un poco la premisa anterior, el amor nos puede hacer sentir felices, tristes, molestos y, en algunos casos extremos, puede llegar a causar mal de amor o también llamado “Tusa”. Por esto, considero que el amor lo puede llegar a ser todo, ya que se ve representado en muchas cosas, cada uno de nosotros amamos algo que puede ser otra persona, un animal, un objeto y cualquier cosa viva o no viva. El amor es puro y verdadero, y me atrevo a clasificarlo en tres niveles: en el primero se encuentra el querer, pero ¿por qué se podría pensar que querer y amar es lo mismo?
No, porque el querer es ese primer paso al hecho de sentir cercanía con una persona, con sus ideales o su apariencia, y este se puede ver como compañeros, gente que medianamente se conoce y las cosas que anteriormente denominé “receptores”; y esto nos lleva al segundo nivel que es el amar, en mi opinión este se presenta cuando se estrechan lazos fuertes con un receptor, me atrevo a decir que cada uno de nosotros podría defender este receptor, en mi caso, yo amo a mis amigos que, de cierto modo, han dejado una huella en mi alma (la cual la tomo como el ADN de mi yo, es eso que hace diferente a los demás) y luego está el tercer nivel que lo clasifico siendo ese amor que se siente por las parejas, novios y esposos; considero que es el amor más difícil de conseguir y el más propenso a perderse o dejarse de sentir.
A este nivel me gustaría dedicarle un párrafo completo, pues es uno de los ideales que siempre se nos muestra en las películas y otros diferentes aspectos de la vida, es este amor que se pinta como imposible de conseguir y es por esta razón que resulta ser el más deseado, creo yo, por todos los humanos. En el camino de encontrar este tipo de amor, el deseo de querer encontrarlo nos puede cegar y hacer que tomemos decisiones no indicadas como no conocer bien a las personas a las que les estamos abriendo la puerta de nuestra alma. En muchas ocasiones, este tipo de amor no es correspondido, pues en varias oportunidades y por no decir siempre, idealizamos a las personas y siempre llega ese momento con el choque de la realidad, al darse cuenta del cómo realmente es la persona y ahí es cuando bajan las expectativas.
Para mí, otra premisa importante es el amor propio, no se puede concebir ningún otro tipo de amor si este no es el primero en tenerse, pues cuando tú te amas, te proyectas como una persona segura, fiel a sí misma, amable y carismática; en muchas de mis experiencias de vida he conocido personas que tienen éxito, dinero, lujos y otro tipo de cosas que muchas personas desean, pero son infelices, estas cosas mencionadas anteriormente son momentáneas, he visto en personas que no tienen mucho, pero esto no impide el amor; es simplemente lo necesario para mantener fuertes los cimientos de su hogar. Por estas razones considero que no se puede buscar llenar los vacíos afectivos con otra persona, cuando la solución somos nosotros mismos.
Para finalizar sobre mi perspectiva del amor, me gustaría mencionar la concepción de amor según Platón. En primer lugar, hay que precisar que todo su pensamiento se basó en el mundo de las ideas, por esta razón el tipo de amor platónico es ese que se convierte en inalcanzable, que se queda en el mundo ideal
¿Cómo es el amor en tiempos de coronavirus?
El coronavirus no solo mata humanos, creo que cualquier relación afectiva se ha visto permeada por el virus, puede marcar un inicio o final en cualquiera de estas, pero creo que a pesar de esto, en mi caso, ha fortalecido los lazos con mi familia, ya que antes no teníamos la oportunidad de hablar, reírnos o jugar, y darnos cuenta de la falta que nos hacíamos al vivir momentos con ese primer ente de amor, aunque tengo claro que debido a la pandemia los casos de feminicidios y violencia familiar se han incrementado y soy de los que dice que muchas de las cosas que hacemos o somos se deben al lugar y con las personas con las que crecimos; sin embargo, esto lo considero una decisión, ya que mis papás no son muy afectivos, pero mi hermana y yo sí lo somos, y en ocasiones llegamos a ser melosos entre nosotros.
Por otro lado, la cuarentena nos ha demostrado quiénes son las personas que realmente amamos o queremos, dependiendo en el nivel en que se clasifique el amor de nuestros allegados, considero que cuando el amor es fuerte logra mantenerse a pesar de las circunstancias, ya que así como existen soluciones, también hay excusas, que se convierten en el punto de partida para tomar una decisión o ser tóxico. Como mencionaba en la primera parte, cuando no se tiene la certeza de conocer a la persona que se tiene como pareja, todas estas relaciones que no se han fundamentado bien desde un inicio, simplemente no tienen futuro y, peor aún, en tiempos de Coronavirus están más que destinadas a morir.
El Coronavirus nos ha demostrado qué tan dañadas han estado nuestras relaciones durante mucho tiempo, así mismo nos hizo valorar las situaciones y las personas que diariamente teníamos la oportunidad de vivirlas y sentirlas, como dice el dicho: “Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde”, que es más que una verdad, pero en mi experiencia he aprendido a valorar las clases virtuales porque además de aprender, puedo estar de cierta forma cerca de ellos y siento que, en este momento, le hemos dado el debido uso a la tecnología y también nos dimos cuenta de lo útiles que pueden llegar a ser, y el amor también puede mediarse por éstas plataformas, si el amor está respaldado por otros valores siempre ganará.
Amor en tiempos difíciles
Por Natalia Andrea Carvajal Rodríguez
El amor lo interpreto como la fuerza más grande que hay en el universo, usted por amor está dispuesto a cualquier cosa, hasta dar su propia vida si es necesario. Pero lo interesante acá es que cuando se está enamorado, nuestro cuerpo empieza a liberar sustancias químicas y “las más importantes son la dopamina, la adrenalina y la norepinefrina. La dopamina eleva nuestro deseo sexual y además aumenta nuestra capacidad de concentración y nos hace sentir eufóricos, al igual que la norepinefrina, que también es responsable de que se nos quite el hambre”, así lo explica Victoria González en el portal Muy interesante, sección: ¿qué le pasa a tu cuerpo cuando te enamoras?
Estar enamorado, en mi opinión, es una sensación muy similar a estar drogado, esto se vuelve tan fascinante que nuestro cuerpo empieza a querer compartir más con esa persona y la pensamos todo el tiempo. Pero a su vez, cuando una relación acaba, nos sentimos destruidos, se va el apetito y sufrimos por no tener a esa persona amada cerca. Todo esto ocurre por las funciones del cerebro, que se encargan de manejar estas emociones, y cuando el enamoramiento aparece, todo en nuestra pareja se vuelve bello, por eso, el blog Quo: ¿qué pasa en nuestro cuerpo al enamorarnos?, nos cuenta que “los escáneres cerebrales de las personas que están enamoradas coinciden con el viejo adagio «el amor es ciego». Es completamente cierto. Mientras que las áreas de recompensa de dopamina están entusiasmadas en el amor, las regiones relacionadas con las emociones negativas y juicio crítico están completamente apagadas”.
Con esto, científicamente comprobamos que el amor más que una sensación de corazón, como muchas veces lo ligamos, es más cerebro que cualquier otra cosa. Para ejemplificar lo anteriormente planteado, hablaré acerca del gran impacto que ha tenido el amor en los tiempos de cuarentena debido a la pandemia de la covid-19. Podemos decir que su efecto ha sido positivo y negativo, pues el encierro nos ha obligado a convivir las 24 horas de los siete días de la semana juntos, sea en familia, en pareja o con amigos, cabe explicar que por cada aspecto de estos existe un amor diferente.
Cuando nos encontramos en constante contacto con alguien esto puede provocar disgustos, ya que cada persona es diferente, por lo tanto, piensa y actúa en contrariedad con nosotros, por eso, en este confinamiento hemos podido evidenciar un aumento en divorcios, abuso intrafamiliar, maltrato, abuso físico y emocional. Porque muchas personas creyeron estar con la persona correcta pero sucede que a medida que pasa el tiempo y se logra conocerla a fondo, nos damos cuenta que no era la compañía que queríamos. Sin embargo, muchas veces nos quedamos en relaciones tóxicas, ya sea por una dependencia económica, por tener miedo de quedarnos solos o por darle gusto a un tercero, etc.
Considero que a la final es bueno darse cuenta que la persona con la que decidimos establecer una relación, muchas veces no es lo que queríamos, y creíamos que la amábamos pero no es así, porque confundimos el amor con la dependencia o con el capricho, por eso, en parte creo muy beneficioso este confinamiento debido a la pandemia, ya que nos permite conocer en realidad a nuestra pareja y decidir si es lo que me conviene o no.
Por último, hago énfasis en que el amor es la fuerza más poderosa y maravillosa que existe, enamorarse nos hace sentir vivos, pero hay que saber diferenciar cuándo hay amor y cuando no.
Amor en tiempos de coronavirus: aprender a simpatizar con las relaciones a distancia
Por María Fernanda Silva Rangel
Definición: el amor es un sentimiento de aprecio y afecto hacia uno mismo u otros.
El amor en tiempos de pandemia es sólo una solidaridad simbólica a las relaciones a distancia y, aunque suene difícil de creer, siento que ahora las relaciones son más difíciles de manejar que las que son a distancia – y lo digo por experiencia -.
Hace un año exactamente mi pareja estaría en Canadá y yo seguiría en nuestra ciudad natal; pasaríamos mi cumpleaños y nuestro aniversario separados, pero eso no sería un impedimento para sacar lo mejor de la situación porque los dos éramos conscientes de que no podíamos hacer nada al respecto -a pesar de que en el fondo aún tenía un anhelo y esperanza de que mágicamente él aparecería en mi puerta-. Sin embargo, el problema ahora es otro: estamos en la misma ciudad, pero no podemos vernos; y todo eso vuelve la situación un poco más engorrosa #OtroAniversarioADistancia #QuizáLaTerceraSeráLaVencida #PincheCoronavirus.
El amor en tiempos del coronavirus es complejo y quizás un poco más complicado de lo que parece; saber que están tan cerca pero que no hay manera de verse es una situación difícil y, para aquellos que están en una relación a distancia, es sólo algo más de sus rutinas: citas por videollamadas, juegos online, Netflix party, etc. Sin embargo, el no estar físicamente juntos no debería ser impedimento -sobre todo a sabiendas que pronto se volverán a ver y no es algo definitivo-; no como para aquellas parejas que saben que se verán dos, tres o máximo cuatro veces al año.
Por primera vez, muchas parejas comienzan a valorar el estar juntos, a entender las relaciones a distancia y simpatizar con aquellos que desde antes ya vivían una situación similar. Si algo bueno nos deja este virus es eso: entendemos que tener una pareja no es verse a diario y convertirse en siameses y, si realmente una relación no puede soportar estar separados -así sea por su propio bien-, es porque era una relación que estaba destinada a fracasar; una relación que, a mi parecer, estaba basada en solo algo físico.
En este momento de situaciones desconocidas (una pandemia no es algo a lo que la gente está acostumbrada) la base de las relaciones -no solo amorosas- es estar el uno para el otro y ser conscientes de que la comprensión y la tolerancia son la clave para saber sobrellevar los malos momentos.
Actualmente las demostraciones tienden a ser más físicas: un abrazo, un beso, una caricia. Todas son acciones que intrínsicamente tienen un te quiero; sin embargo, ahora la forma de expresar nuestro amor y aprecio hacia alguien debe cambiar. Aprenderemos que un te amo es más que palabras y caricias, que un te amo también es acceder a una videollamada -aunque no te guste hacerlo-; hacer karaoke a distancia, aunque a ti no te guste pero al otro sí (como para darle el gustico, como dicen por ahí); los buenos días y buenas noches que se dedican por Whatsapp; o el querer jugar en equipo en parchís con el otro a pesar de que sea un jugador pésimo y probablemente pierdan. El amor cambia, y no hay mejor momento que este para verlo evolucionar.
El amor propio y las relaciones a distancia en cuarentena
Por Laura Esperanza Rodríguez Mendoza
El amor es algo demasiado complejo, que para algunos es fácil de explicar, pero para otros las palabras no son suficientes al ser una emoción tan llena de sensaciones, deseos, anhelos, y sobre todo, de sentimiento. El amor para muchas personas se basa en tener siempre a su pareja al lado, en poder pasar todo el tiempo posible juntos. Muchas veces el amor nace gracias a eso, gracias a que compartes infinidad de actividades, gustos, cosas y no es indispensable tener muchas personas para vivir la vida feliz, sino solamente una. Es ese ser que nos mueve y nos llena porque queremos estar lindos para él o ella, nos arreglamos y hacemos miles de cosas para estar bien y gustarle, así empieza todo. El amor, sin duda, nos cambia y nos hace ver la vida desde una perspectiva diferente. Ya no vemos egoístamente algún futuro o algún sueño, sino que, como alguna vez un profesor me dijo: “Estar enamorado es inventar un mundo perfecto, poner a esa persona en ese sueño y decirle que te acompañe”. Es mirar qué tanto nos queremos a nosotros mismos y ver qué tan lejos podemos llegar por esa persona, hasta dónde seríamos capaces de salir de nuestra zona de confort por tenerlo o tenerla al lado, qué tanto estaríamos dispuestos a estar separados de ella si nos tocara alejarnos y hasta dónde dejaría mi amor propio por brindarle ese amor a él o ella. Luego de analizar el amor en los rasgos del encanto y los momentos felices al encontrar a alguien con quien puedas compartirlos, sería ideal pensar cómo y a qué estaríamos dispuestos en situaciones extremas, una de ellas, la cuarentena.
Esta situación nos ha cambiado la vida a todos, nos ha puesto en nuestro límite, y por supuesto las relaciones de pareja no son la excepción. Así como para algunos ha sido el momento preciso de estar todo el tiempo conectados, pues no tienen que transportarse o convivir con personas externas sino están en sus casas, para otros ha sido poner un límite de contacto, una barrera al no poder verse con sus parejas y poder compartir esos momentos que, aunque fueran pequeños, hoy son aún más valiosos. A lo que respecta, en mi opinión todos los que tenemos una relación y nos tocó vivir esta cuarentena separados de nuestras parejas, nos tocó enfrentarnos a lo que hoy en día muy poca gente está dispuesta a aceptar y a escoger. Nos tocó vivir una relación a distancia.
Tienen el mismo sentido como si tu pareja estuviera viviendo en otro país. No estás cerca de ella, no puedes ir a verla fácilmente, las demostraciones de cariño tienen que ser diferentes pues un beso no está dentro de las posibilidades, los regalos los puedes dar, pero no puedes ir a entregárselos y la relación y convivencia con tu pareja es totalmente diferente a la de los demás. Un mensaje o una llamada se vuelven el medio de contacto y no puedes saber y estar seguro de lo que está haciendo tu pareja las 24 horas del día. Se convierte en una relación a distancia, no porque las dos personas quisieran estar en esa posición, sino porque les tocó y en este tipo de situaciones son en las que nos damos cuenta hasta dónde podemos llegar como relación y como personas.
La atención y la compañía cambian su posición y la perspectiva desde donde se miran. Cada uno se transforma en una nueva relación que toca construir, pues la atención tiene que ser mayor al no tener la posibilidad de encontrarse, olvidarse de los demás y compartir unos momentos solos, sino que ahora hay que brindarle más prioridad a la relación de la que tenía antes porque pasaremos días, y sin saber cuánto dure la cuarentena, hasta meses sin poder vernos. Todo se sensibiliza pues no es suficiente responder un mensaje, porque este es el medio de comunicación que ambos tendrán para estar juntos. Pero antes de sacar una conclusión y decir si la atención es suficiente o no, el verdadero análisis es cuánto estamos dispuestos y cuánto podríamos aguantar una relación a distancia con mensajes, llamadas y video llamadas porque, claro está, que puede que un tiempo funcione, pero ¿el amor hacia esa persona es tan fuerte para resistir? La compañía se vuelve virtual, los abrazos, los besos y la intimidad se vuelven escasos. Esa persona nos acompaña en el celular o computador porque no puede estar físicamente a nuestro lado y aunque es una situación extrema, nos damos cuenta de tres cosas; la primera, que nos hace entender cuán importante es para nosotros tener esa persona en nuestra vida y qué haríamos realmente por esa persona a pesar de la distancia; la segunda, que ciertamente no estamos dispuestos a vivir una relación así aunque tengamos sentimientos de por medio, ya que necesitamos ver y sentir la presencia de alguien; o la tercera, que todo ese amor que pensábamos sentir en realidad no es amor.
Y es en ese momento cuando el amor propio y muchas preguntas que jamás nos habíamos hecho a conciencia salen a la luz. Empieza a surgir una relación con nosotros mismos y la conciencia nos habla con sinceridad, sin tapujos y sin mentiras. Está cada uno en su casa y mira cómo es realmente y cuánto amor hacia uno mismo existe para que llegue a tener el alcance de darlo a esa persona. ¿Cuánto me estoy amando a mí mismo? ¿Colocaba el amor hacia esa persona antes del amor propio? Porque ahora ya no hay ocasión para estar arreglados o ya no tenemos a alguien para quién estarlo y no hay necesidad de estarlo, entonces, como dije al inicio, ¿me arreglaba solamente para que esa persona me viera bonito o bonita? Aparte de llevar una relación con otras personas, empezamos a tener una relación con nosotros mismos y las reflexiones y análisis que nos ha dejado la pandemia, nos hacen ver cosas que antes ocultábamos por el simple hecho de sentir amor, pero primero está el amor propio que el amor hacia los demás. El amor propio es hacer un análisis profundo en esta cuarentena y ver si el equilibrio entre nuestra autoestima y lo que hacemos por los demás está balanceado. Las preguntas que mencioné anteriormente solamente las puede responder cada uno porque para llegar a tener la relación a distancia y sacarla de su zona de confort, tenemos que saber qué tanto nos amamos y qué tanto estamos dispuestos a dar por nosotros y luego por esa persona.
En definitiva, el amor es lo más bello del mundo. Te hace soñar y te hace vivir experiencias que uno solo encontrando a esa persona especial puede vivir. Las relaciones que realmente tengan el amor como fuente y como propulsor demuestran que, aunque en estos tiempos de cuarentena la relación tenga que ser llevada a un límite o salir de zona de confort, vale la pena. Sin embargo, también para todos, este tiempo es el momento preciso para darnos un momento y analizar qué tanto nos amamos a nosotros mismos para poder amar al otro. Qué tanto estábamos dando y cuál es nuestro limite como personas que amamos y que somos amados para llegar a esa situación extrema ya que en sí nos hemos dado cuenta que para dar amor siempre estaremos preparados, pero en este tiempo de presión, ¿a cuánto estamos dispuestos?
El amor es un asco
Por Karen Sofía Hernández Tiusaba
Definición: el amor es querer cambiar el carácter de una persona para bien propio.
La mayoría de las veces, las parejas sentimentales logran o hacen cambiar nuestro carácter de muchas formas sin darnos cuenta, pidiéndonos que dejemos de ser lo que hemos sido a lo largo de nuestra vida. Claramente tenemos muchos amores en las diferentes etapas, la juventud, adultez y vejez; uno de muchos logra dejar una huella en nuestro entorno sin nuestro permiso, posiblemente el amor que conociste en tu juventud puede ser tu esposo cuando ya eres anciano.
Siempre pensamos que cuando conocemos a una nueva persona, lo asociamos en el ámbito amoroso y no amistoso, que puede llegar cambiar nuestra vida para bien o para mal, de tal manera que psicológicamente nos preparamos a cualquier riesgo que llegue a ocurrir como terminar con el corazón roto, ilusionado, decepcionado o enamoradamente feliz; los sentimientos son algo impredecibles.
Pero ocurre algo en nuestro sistema que nos hace cambiar de carácter de manera involuntaria, estar profundamente enamorado de otro sujeto, supera en algunos casos el amor propio, de tal manera que logra afectar nuestra conciencia, y nos volvemos “ciegos” hacia actos que no van con nosotros cuando se trata del otro sujeto, como cuando es una relación tóxica. Según la psicóloga Mireia Galán, especialista en psicología clínica, psicoterapeuta familiar y de pareja, en el artículo Relaciones tóxicas ¿estás en una?, nos habla de que estas relaciones están conformadas por dos personas, uno que sea emocionalmente fácil de manejar y otra que sabe cómo sugestionar esas emociones, los individuos prefieren volverse inferiores, aceptando que los manipulen a su manera, adoptando actitudes que jamás usarían, como alejarse y no salir con amigos cercanos, encerrarse en una burbuja pensando que el sujeto es la única persona en el mundo, o aguantando maltratos psicológicos.
Mientras vas cambiando tu personalidad por una relación tóxica, la gente de tu entorno se va dando cuenta, especialmente las personas que verdaderamente te conocen, te vuelves más callada, prefieres no opinar, ni aceptar invitaciones a salir con amigos, ya que, para ellos el sujeto es un demonio, pero en tu cabeza él es un ángel, como la canción de la famosa artista Ariana Grande, In my head.
Ya al final de la relación, cuando no soportas más abusos, decides cortarla de raíz, dejando al sujeto, pero como es de adivinarse, vuelve, pidiendo perdón, diciendo que va a cambiar, que él nunca quiso alejarte de tus amigos u otras personas, tratando de meterse en tu cabeza, sugestionando el pensamiento que tienes acerca de él; de tal manera que crees que él es lo único bueno en tu vida y esperando que al final no te vuelva a buscar.
Luego están los “no somos nada, pero lo amé como si hubiéramos durado tres años”, principalmente son sujetos que solo quieren ligar o jugar con los sentimientos, ilusionando, diciendo palabras lindas o teniendo bonitas acciones, cuando en el fondo no quieren absolutamente nada formal con ninguna persona, de tal manera que cuando la otra persona ya está ilusionada totalmente, le deja de hablar o lo ignora como si todo el pasado estuviera borrado por completo. Esos sentimientos solo lo viven las personas que son muy sensibles o las que se ilusionan muy rápido por un individuo, ocurre normalmente cuando es atractivamente lindo o bello, según el estereotipo, tenga ojos claros u oscuros, alto o bajito; todo depende de la definición de belleza en nuestra mente.
En conclusión, el amor es una mierda, ya que, después de todas esas desilusiones amorosas, llega alguien que nos trata con respeto y nos quiere, y a nosotros nos parece lo más fastidioso del mundo.
Coronavirus, una prueba más para el amor
Por Karen Dahiana Cardona Tique
Definición: el amor es un sentimiento de afecto hacia alguien o algo.
En los tiempos que estamos viviendo debido a la pandemia muchas cosas se empiezan a desestabilizar como, por ejemplo, la economía global o incluso el amor, el cual tiene como base muchas cosas, entre ellas: el respeto, la comunicación, la confianza, la comprensión y muchas más que son indispensables para que el amor funcione, ya sea entre una pareja o la familia, pero, ¿cómo se logra mantener una relación en estos tiempos? O ¿cómo es el amor en estos tiempos de crisis?
Las relaciones ya sean familiares o de pareja mantienen un contacto de distintas maneras, pero en estos días de aislamiento toda relación es más complicada y se maneja de una manera distinta, pues verse con la pareja u otras personas, como antes, ya no está permitido.
La distancia es algo que afecta a las personas cuando están en una relación y ahora se ven obligadas a estar separadas y tomar nuevas medidas para saber llevar la situación e incluso algunas deciden terminar a causa de esto ya que no logran soportar el distanciamiento o el contacto físico del que carecen en este momento, pero bien dicen que esta pandemia puede ser una prueba para el amor pues se sabe si es real o no; además debido a la distancia, se puede dejar de sentir atracción o interés hacia la otra persona; es ahí cuando se pierde la comprensión sobre la situación actual, la cual también es una base fundamental.
Pero sabemos que la comunicación cambió de una manera completa nuestra vida: los abrazos, besos, caricias, demostraciones afectivas se transformaron en llamadas, mensajes, videos, fotos y videollamadas por celular, las salidas a centros comerciales, a conocer lugares, las citas y las fiestas con la pareja pasaron a ser solo recuerdos de ese momento que no se pudieron transformar.
Muchas de las relaciones en estos tiempos de crisis se han podido mantener gracias a la tecnología, aunque otras no, y han decidido desistir rompiendo, pero lo mejor es saber que siempre habrán obstáculos, los cuales hay que superar en una relación y aunque esto hizo que el mundo cambiara totalmente, no impide que nazcan nuevos amores, que se fortalezcan los que están juntos y que ahora más que nunca se conozca demasiada gente por las redes sociales e interactúen más. Tal es el ejemplo de dos jóvenes en Nueva York, Jeremy Cohen y su vecina Tori Cignarella, a quienes cumpliendo con la cuarentena les surgió el amor luego de que el joven Cohen decidió enviarle su número mediante un dron y hasta el día de hoy los dos jóvenes mantienen citas por Facetime. Coronavirus en Nueva York: La historia de amor que surgió durante la cuarentena por coronavirus y que siguen millones de usuarios en el mundo. (2020). BBC. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-52245398
Historias como esta nos dan a entender que cada día se encuentran nuevas formas de interactuar entre nosotros frente a cualquier dificultad o circunstancia por la que se esté atravesando y que el ser humano por naturaleza necesita sentir amor, así sea circunstancialmente. Aunque, al final, esta es una prueba más para el amor, para demostrar todo lo que se puede superar si de verdad se está enamorado o si se quiere a la otra persona, las parejas que viven separadas y logren superar esta crisis aprovecharán más el tiempo cuando estén juntos e incluso tendrán nuevas bases para su relación ya estable luego de superar esto, mientras que otros se darán cuenta de que prefieren estar solos, se tomarán su tiempo para reflexionar si quieren o no lo suficiente a la otra persona, pero las parejas que viven juntas descubrirán cosas nuevas de sí mismas, aprenderán a convivir totalmente con la otra persona en su momento malo y bueno, disfrutarán del tiempo que pasan juntos -si antes no lo estuvieron-, de la compañía de ambos, y reforzarán en todos los sentidos su relación cada día más.
Vida amorosa en pausa
Por Juanita Murillo Gómez
El amor: un sentimiento, no una elección. Es un fuerte sentimiento de afecto hacia otra persona con la que se tiene una relación familiar o personal, es sentirse, así sea por un momento, invencible y frágil simultáneamente. Usualmente, al principio, lleva a la persona a idealizar al ser protagonista de su afecto. Cuando es una relación amorosa se convierte en un popurrí de emociones y cuando llega a su máxima expresión, se podría explicar como pasar un día en Disney World, comer el postre favorito y abrir regalos de Navidad, todo al mismo tiempo.
Al amor, de alguna u otra manera, todos los seres humanos lo hemos sentido, claramente no en los mismos contextos o niveles, pero el amor que se puede sentir hacia una madre, una pareja o un amigo nos demuestra que hay algo o alguien más en este mundo además de nosotros mismos que importa, que nos hace querer ser mejores personas.
31 de diciembre de 2018, estoy en un balcón de Bucaramanga recibiendo el año, separando mis doce uvas verdes acompañada de mi madre, mi abuela y mis dos amigos que llevan dos felices años de relación. Once de los doce deseos que pedí con las uvas no los recuerdo, al medio día del primero de enero ya habían escapado mi mente, pero mientras me abrazo con mi abuela y mi mamá, veo a mis dos amigos recibir un año más juntos, decido soltar mi violín y atragantarme con uvas, pidiendo mi deseo con total determinación. “Encontraré alguien para enamorarme” fue mi deseo, como si se tratase de algo que estuviera en mis manos como bajar de peso o leer más.
31 de diciembre de 2019, doce meses y la peor decepción amorosa de mi vida después, me llevo una sola uva a la boca: “Encontraré alguien para enamorarme que esté emocionalmente disponible y corresponda mis sentimientos”, lo que me había enseñado ese año es que con Dios, el universo y las uvas toca ser específico.
No sé muy bien la situación de los demás, pero 2020 pintaba bien, iniciábamos una nueva década y el positivismo me inundaba a mí y a mis amigos. No me rendía en mi búsqueda de ese alguien especial, incluso llegué a pasar mí 14 de febrero en un toque de punk, todo en nombre del amor, pero esa es una graciosa/triste historia aparte. Luego llegó esa fatídica tarde de un día de marzo: el coronavirus había llegado a Colombia. Como la mayoría de personas, pensaba que éste virus no nos iba a afectar, que eso era problema de Europa y Asia, pero una semana después ya se anunciaba una cuarentena, que para los estudiantes se convertiría en indefinida, forzándonos a muchos a detener la búsqueda de ese alguien especial y a los que ya estaban en una relación, a alejarnos y a probar si ésta era lo suficientemente firme para aguantar la distancia.
Cuando se inicia una relación, los primeros meses son decisivos, están basados en constantes salidas y momentos juntos, y si bien la tecnología con herramientas como zoom, WhatsApp o facetime nos brinda la oportunidad de hablar y ver a la persona, definitivamente no es lo mismo; no hay tecnología más avanzada que reemplace la sensación de estar al lado de la persona que se ama.
La cuarentena cambiará la mayoría de los tipos de amor. Las relaciones nuevas, al carecer de nuevos momentos juntos, corren el riesgo de quedarse sin tema de conversación, llega un punto donde hablar del estudio virtual o el teletrabajo ya no es suficiente; esto no significa que la relación se tire por la borda, pero sí está claro de que la dinámica del amor va a cambiar. Para las parejas más estables que llevan ya un tiempo considerable juntos, se puede ver como si alguno es fuera de la ciudad y empezaran una relación a distancia, aparte del sentimiento de amor, la costumbre sostendrá esa relación.
Sin importar qué tan nueva o qué tan vieja sea la relación, el amor ya no se va a basar en lo que esa persona nos pueda demostrar físicamente y si bien con las video llamadas se puedan compensar muchas cosas, no es lo mismo. El amor se va basar en lo que esa persona tiene por decir y por aportarnos, solo hasta un punto se puede vivir de recuerdos y cuando ya no sea suficiente tocará recurrir a reemplazar los besos y caricias por pensamientos, ideas o comentarios. Lo que cuestionará a muchos sobre si están enamorados de la persona o de los momentos que se viven.
Para las parejas que están casadas o en unión libre significará aprender a amar a esa persona, así se les quiera matar un buen porcentaje del tiempo. Antes cada uno tenía su vida y regresaba solo para cenar y dormir juntos, y aun así la convivencia podía llegar a ser difícil, pero no se compara con tener que estar 24/7 juntos, compartir los mismos espacios y solo tener a la otra persona para hablar. Muchas parejas pueden llegar a disfrutarlo, pero para otras puede ser como estar en un mal episodio de un corriente reality de tv.
Definitivamente la cuarentena va a cambiar cómo vemos el amor y cómo amamos. En la distancia aprenderemos a valorar a nuestra familia y amigos para amar todo de ellos. Con las parejas entenderemos que amar no es idealizar a una persona y estar 100% a gusto, el amor no es una canción de Phill Collins, el amor significa amar una persona incluso cuando se le esté odiando, cuando hable mucho o hable poco, cuando estén de acuerdo o no, cuando sea igual de organizado a uno o no, cuando tenga hábitos raros y un sinfín de cosas nos molesten.
En la cuarentena me di cuenta de que ya había encontrado el amor, lo tenía de parte de mis papás desde el día que nací, especialmente el de mi mamá quien me ha demostrado su amor traduciéndolo a sacrificio total, en mis amigos quienes aman lo bueno y lo feo de mí e incluso el amor a mí misma, el amor no es solo una relación sentimental. Lo importante es que durante esta cuarentena aprendamos a amar porque queremos, no por compromisos, a amar sin reservas ni inseguridades porque ya está claro que el mundo puede prenderse en llamas en cualquier momento.
Cuarentena: tiempo para amarme más
Por Juanita Gómez Garzón
Definición: el amor es un sentimiento que permite tener cariño por alguien; esto se manifiesta por el valorar, invertir, aprovechar y cuidar al otro o a sí mismo. El amor es aquella fuerza que mueve al mundo, puede ser de manera positiva o negativa.
Desde pequeños nos han enseñado a sentir amor por nuestra familia, cuando un niño empieza a pronunciar sus primeras palabras los padres intentan que entre ellas esté el “te amo”; convertimos el amor en una costumbre y no realmente en una decisión. Amar debe ser una decisión porque el amor se gana, no se hereda.
Para la mayoría de los seres humanos es más fácil hablar de las cualidades físicas y emocionales de los demás, que de los propios; esto es el resultado de la enseñanza que por años nos han dado, aprendimos primero a amar y valorar más a los demás, mientras nos olvidábamos de amarnos a nosotros mismos. El amor propio ha sido estigmatizado por mucho tiempo, quienes invierten dinero y tiempo en sí son juzgados o llamados vanidosos; no estamos acostumbrados a convivir con aquellas personas que se valoran y confían en lo que hacen. El auto amor debería ser uno de los valores principales con los que se eduquen a los niños por el simple hecho de que les brinda las herramientas para que confíen y se atrevan a hacer cosas diferentes, sin tener miedo, ni esperar la aprobación de una sociedad que cada día busca atarnos más.
La situación actual por la que atraviesa el mundo nos ha regalado tiempo, ese que podemos invertir en nosotros. Cuando la vida cotidiana se llevaba normalmente siempre se priorizaba el compartir tiempo en familia o amigos; pero ¿invertíamos tiempo en nosotros mismos?
Sin duda alguna la cuarentena ha hecho que todos nos reinventemos, bien sea adaptándonos a la virtualidad o tan solo acostumbrarnos a pasar más tiempo en casa. Aprovechar el confinamiento es poder usar este periodo para trabajar en el amor propio, no solo valorando lo que ya es, sino también mejorando aquellas cosas que nos hacen sentir incompletos. Este es el momento donde podemos olvidarnos del mundo exterior y enfocarnos en cultivar el auto amor.
Es claro que la sociedad actual tiene miles de prototipos que muy pocas personas cumplen, pero eso no significa que los demás estén mal, simplemente es prueba que nos permite darnos cuenta de que es necesario trabajar en el amor a sí mismo, para que este tipo de estigmas que existen no nos limite de ser o hacer lo que amamos. En una entrevista con el diario La República, la psicoterapeuta Frauky Jiménez afirmó que “la forma de pensar, sentir y actuar, cuando se tiene amor propio, permite que las personas se acepten y respeten a sí mismas, que confíen y crean en sus habilidades, en lo que verdaderamente quieren”
Amarse a si mismo inicia por dedicar tiempo al cuidado personal, ya sea físico o espiritual; para ello la meditación, el ejercicio o practicar yoga sería una buena opción, hacer aquello que lo hace feliz, y que probablemente en el afán de la vida ha pospuesto innumerables veces.
De las pocas cosas buenas que la COVID-19 ha traído es el aprender a cuidarse a uno mismo, ponerse en la cima de la pirámide del afecto. No hay mejor manera de amarse que cuidándose del contagio de la enfermedad. El auto amor en tiempos de cuarentena es poder aceptar y valorar lo que lo hace diferente, usar esta situación para forjar los lazos afectivos con usted mismo. El amor propio debe ser una prioridad, pero obviamente sin olvidar la existencia del otro, cualquier amor debe ser un equilibrio. Así que no se debe pasar por alto el respeto a los demás y evitar que su exceso de “self-love” afecte el de las personas que lo rodean.
Hay que dejar de pasar tiempo en busca del “amor de su vida”, de aquella persona que lo hará feliz; por el simple hecho que esa persona no existe. Usted es quien se encargará de trabajar por su felicidad, usted es su media naranja. ¿Cómo amar a alguien más si no se ama a usted primero?
El amor en peligro
Por Jorge Luis Sierra García
Definición: el amor se puede definir como una conexión que va más allá de lo físico, es algo casi espiritual, es como magia, algo único que nos hace sentir muy especiales, pero también es la pérdida u olvido del yo; cuando estamos enamorados de otra persona, nos la pasamos pensando más en ella que en nosotros mismos, hasta tal punto en el que nos preocupamos más por sus problemas que por los nuestros.
En plena época de distanciamiento social, el amor ha sufrido duros cambios, las amistades normalmente permanecen a través del tiempo sin importar qué tan alejados estemos, es de las relaciones interpersonales más estables que existen, caso contrario es el de un noviazgo a distancia, bien lo decía mi abuela: amor de lejos, amor de pendejos. El enamoramiento en una persona no va más allá de los dos meses de relación, en este tiempo todo es de color rosa y la vida es bella, luego de este, el “amor” que sentimos se va convirtiendo en algo más físico, la necesidad de besos, abrazos, sexo, es inevitable, es una forma de expresar lo que sentimos, también es algo supremamente instintivo, pertenece a nuestra naturaleza, no lo podemos suprimir.
En plena cuarentena el amor se ha trasladado del plano físico al plano virtual, un lugar totalmente distinto, en este no podemos sentir los cálidos “te amo” o las dulces caricias que antes nos dábamos con nuestras parejas, esta es una plataforma totalmente fría e insípida.
Si bien existen los medios por los cuales podemos mantener permanente comunicación con nuestras parejas, nunca será lo mismo una cita en Varietale a una cita por Zoom, y es que es tan distinto que a muchas personas como a mí, no nos fluyen las palabras con nuestras parejas si no las estamos viendo, no puedo expresar todos mis sentimientos a una pantalla y a una imagen inmóvil en su chat, tengo la necesidad de verlo, sentir la ansiedad y las mariposas que me producía cada vez que teníamos una cita, eso hace fluir mis palabras.
Simplemente en esta cuarentena nos estamos dando cuenta de qué tan enamorados estábamos o si simplemente era algo momentáneo, algo sexual o un capricho que sentíamos por esa persona, situaciones como estas nos hacen pensar, qué es realmente el amor, y también revisar y reevaluar si nuestras relaciones eran tóxicas o sanas.
El espacio y el tiempo personal es una de las cosas más importantes para todo ser humano, creo que el tiempo que pasas solo es uno de los más importantes, esa parte de redescubrimiento y de paz que solo te da la soledad es único, es genial; si tú pareja no respetaba esos espacios antes de la cuarentena es muy probable que ahora esté saturando tú chat con mensajes, me parece que no es nada sano en una relación estar todo el día revisando las redes de su pareja y estar esperando o acosando en el chat.
La otra cara de la moneda es Tinder, para las personas solteras que están en búsqueda de su media naranja, esta plataforma ha abierto la posibilidad de poner tu ubicación en otro lugar del planeta y buscar tu príncipe azul en la ciudad del mundo que tú quieras, pero ¿qué tan buenas son estas plataformas en la búsqueda de una relación? Esta plataforma se basa en lo físico para hacer match, las fotos que previamente debiste haber subido a tu perfil deben coincidir con los gustos físico de la otra persona, luego de pasar la prueba física, va la conversación en la cual podrás corroborar si en verdad te gusta más allá de lo físico o su atractivo solo es un rostro bonito, pero más allá de las conversaciones las búsquedas y relaciones que se dan por Tinder son más de momento, en su mayoría no pasan del mes de conocerse y esto es porque las personas que somos en redes sociales y en plataformas digitales son muy distintas a las que somos en la realidad.
La virtualidad nos ha abierto un mundo entero de posibilidades en el que podemos ser como Barbie, quien queramos ser, no hay límite, muchas personas son un total fraude en sus redes y engañan haciéndose pasar por alguien o algo que realmente no son, y es que nos resulta tan fácil escribir “te amo” sin sentirlo, siendo así somos capaces de decir y ser quien se nos dé la gana sin pensar en el daño que podamos llegar a causar en alguien más.
Para mí el amor como antes se conocía, el amor de nuestros abuelos o nuestros padres, el amor romántico, ha llegado a su punto crítico o mejor podríamos decir que al punto final, el conocerse por plataformas virtuales arruina todo lo divertido de las relaciones, se conversa tanto por el chat que ya no saben qué decirse en su primera cita, la virtualización de los noviazgos por otro lado ha hecho que sea más valioso una mención en una historia de Instagram o un comentario en Facebook a una carta o mandar flores, pero no podemos culpar del todo a la cuarentena, si bien ha sido un detonante de todo esto, no es la raíz del problema.
El problema radica en el cambio del tiempo y de las generaciones, la generación Z ha nacido en la completa virtualidad, ellos no conocen un mundo sin internet y esto implica que sus relaciones sean totalmente distintas, esto no puede ser cambiado, lo que sí podemos hacer es aprender de estas situaciones, dejar las idealizaciones de lo que consideramos “el amor de antes”, y tratar de adaptarnos a nuestra realidad.
Las prácticas del amor en medio de la pandemia
Por Jenny Lorena Villalba García
Definición: amor es la capacidad del ser humano en la que es necesario amarse a sí mismo para poder amar a otro.
La pandemia del Coronavirus ha generado daños en la sociedad, puesto que a causa de esta la población está obligada a quedarse en sus hogares, con el fin de limitar lo más posible el contacto. Para muchos, este confinamiento ha generado la ruptura de su círculo social, puesto que muchas personas no han logrado adaptarse a las nuevas medidas, por lo que han preferido dejar en pausa estas amistades; sin embargo, las relaciones amorosas han logrado en muchos casos reinventarse, con el fin de resistir esta pandemia.
A causa de todo esto, las personas han logrado reinventar la lógica de sus relaciones amorosas, puesto que por ahora no es posible seguir con las prácticas que estas parejas estaban acostumbraban a realizar, en muchos casos este confinamiento ha logrado liberar y así mismo realizar los deseos o ideas que estas parejas no se atrevían a hacer.
También, es importante destacar que no porque la pareja esté junta signifique que van a tener una relación más estable que una pareja que es a distancia, un ejemplo de esto fue el caso que presentó la revista Semana en la que se planteaba la difícil situación que viven las parejas en el confinamiento. Gloria, una mujer de 60 años, casada hace 15, dice que ahora pelea con más frecuencia con su esposo porque están más expuestos el uno al otro. “En otras circunstancias iría al trabajo o saldría con mis amigas a desahogarme y olvidaríamos la pelea. Pero ahora confinada como estoy, me toca quedarme aquí en medio de la frustración”.
Lo anterior demuestra que la idea de un amor presencial no siempre es la mejor solución para esta época, las parejas que están separadas a causa de esta pandemia han logrado ingeniarse nuevas prácticas para llevar de forma más amena la situación, estos han empezado a utilizar plataformas, las cuales tienen el objetivo de unir a las personas a distancia, un ejemplo de esto es Netflix Party. Siendo esta la última innovación de la plataforma, esta permite a los usuarios conectarse a tiempo real al momento de ver películas, series, documentales, etc., y les da la posibilidad de comentarla, ya que incluye un chat en el que los usuarios pueden comunicarse entre sí sin necesidad de salirse de esta plataforma.
Además de Netflix Party, existen otras plataformas o aplicaciones que han ayudado a conectar y así mismo reforzar las relaciones, esta selección depende de las preferencias de cada pareja, no a todas las parejas les entretiene ver películas a distancia, puede que otras parejas definieran su diversión con la competitividad, la cual relacionan por medio de juegos interactivos, para estas parejas existen aplicaciones como Parchís, esta aplicación le permite a los usuarios jugar una partida de parqués, en la que se apuesta dinero del juego, generando que la competitividad, y así mismo la diversión, aumente.
Y por último es imposible dejar por fuera de estas recomendaciones las llamadas tanto por teléfono o por cámara. Estas dos prácticas, aunque realmente sencillas, han sido la mejor elección para unir a las parejas, puesto que esta práctica permite un contacto más directo entre las parejas, ya que, por ejemplo, con ayuda de una video llamada, las parejas pueden mostrar lo que está pasando a su alrededor y con esto integrar la relación al día a día, generando que la otra persona se sienta incluida.
Para finalizar, las anteriores prácticas demuestran que es posible reunir el amor a distancia, ya que lo importante en medio de esta pandemia es estar distantes sin estar ausentes, con esta simple frase se demuestra que es posible tener una relación en esta época, lo importante es darle la suficiente atención a la otra persona y con esto llevar de una forma más amena la situación.
La dedicación en la dificultad
Por Felipe Marulanda Torres
Estamos atravesando un momento de crisis que nunca nuestra generación había visto, uno que siempre ha estado en lo cotidiano, en lo normal y que no está preparada para cambiar todo en un abrir y cerrar de ojos.
¿Cómo afrontar una situación que nunca habíamos vivido? La respuesta es difícil de encontrar porque solo la experiencia puede determinar lo realmente efectivo, y debido a que es algo sin precedentes, debemos acudir a quienes, afortunada, o desafortunadamente, han tenido que vivir situaciones similares, y resulta paradójico porque se ha normalizado no atender a los consejos de quienes se preocupan por nosotros y cuentan con la experiencia.
Es por esto por lo que es ahí donde debemos tener nuestra primera reflexión de nuestro actuar cotidiano, intentar entender por qué quienes nos quieren se toman el tiempo de aconsejarnos, y siendo así, poder corregir aquellas actitudes mezquinas que impiden que recibamos estos consejos con buena fé. Después de esto, debemos apropiarnos de lo que está sucediendo y preocuparnos por quienes queremos. Adoptar actitudes acordes con lo que nos pide la actualidad, escuchar a quienes tienen esta experiencia necesaria para poder cumplir con lo que se espera de nosotros en estas anomalías impredecibles, esto nos permitirá no solo tener la actitud apropiada para la situación, sino adquirir la experiencia para futuras ocasiones de este precedente.
Se dice que en los momentos difíciles es cuando es necesario mostrar valentía, el aprecio o el amor se demuestra con actos, y la dedicación hace parte fundamental de aquella muestra de afecto por alguien o algo, es por esto que es el momento perfecto para ser congruentes con lo que pensamos y sentimos y empecemos a actuar, a dedicarnos con quienes queremos. Habitualmente somos indiferentes y poco empáticos con las personas cercanas a nosotros, no nos detenemos a pensar cómo se sienten, cómo atraviesan las dificultades y cómo afrontan los problemas, muchas veces sólo hace falta dedicar un poco de tiempo para ayudar a una persona.
Aquellas personas que se encuentran solas probablemente empiezan a dejar de disfrutar de la soledad y a extrañar el contacto con los demás, aquella interacción tan indispensable para el buen funcionamiento mental. Es por esto por lo que también debemos tomarnos el tiempo de acompañar en la distancia a quienes se encuentran solos, más aún en esta situación. Otro factor importante en esta situación es ponerse a la tarea de preguntar a quiénes queremos, si hace falta algo, y si bien no solo puede ser material, puede jugar un papel fundamental en la tranquilidad de estas personas que nos acompañan día a día.
Esto nos lleva al factor más humano que podemos tener, y es la dedicación con quienes no conocemos, pero tenemos la posibilidad de ayudar. Tantas veces pasamos al lado de los demás y no sabemos cómo se sienten ni qué necesitan, no pensamos cómo podríamos hacer parte de que nuestros vecinos, nuestros compatriotas y cada persona que hace que el país siga adelante y mejore, se pudieran sentir mejor. La empatía es algo que no puede faltar en ninguno de nosotros.
Ahora bien, ¿qué es la dedicación? La dedicación es una construcción de importancia y demostración de consideración y aprecio por algo o alguien, esta debe estar estructurada por un sentir y un actuar, una permanencia en la que se exprese lo que se dice y una congruencia en cómo se actúa; se dice que la dedicación es un sacrificio, también que puede realizar alguien por algo.
Amor en tiempos de pandemia
Por Estefanía Arteaga Guerrero
La pandemia por el Coronavirus ha demostrado lo que es realmente el amor, pues al no poder tener algún contacto físico, ya sea un abrazo o un beso, determina si dicha relación está basada en actitudes posesivas por tener una pareja universalmente atractiva, o por otro lado, una relación basada en el afecto mutuo, la confianza y la tolerancia.
En este tipo de situaciones es cuando nos damos cuenta si una pareja es dependiente, ya que muchas veces confunden amor con dependencia. Una relación que se puede denominar a distancia implica sobrellevar cosas como celos, tristeza, desespero; porque sí, el contacto físico es necesario pero cuando es amor de verdad es más fuerte que un simple beso o contacto de piel, y no me refiero al amor romántico en el cual sientes mariposas en el estómago, nervios y alboroto, sino al amor donde entiendes que tu pareja también es un ser humano con sentimientos, sueños, anhelos, que juntos están pasando por una situación que se les sale de las manos y es aquí cuando notas si esa persona verdaderamente te hace sentir seguro en todo y en todos tus sentimientos.
Esta cuarentena obligatoria ha sido la razón de terminar una relación, ya sea porque algo cambió o porque simplemente no se adaptaron, lo que me lleva a pensar que necesitaban esto tal vez para un respiro, o para decir que todo pasa cuando tiene que pasar, es decir ni tarde ni temprano, que al final no importa si diste todo por esa persona, sólo importa el momento, ese instante que te alegró la vida.
También existe gente que ha cometido locuras por amor, cosas que posiblemente no hubieran hecho sin la llegada de este virus, igualmente están las personas que han sufrido; como el caso que reportó el doctor John Wright, médico epidemiólogo que dirige el Instituto de Investigación de la Salud de Bradford, el cual escribe un reporte para la BBC donde registra qué ocurre en las salas del hospital. La historia trata de un chico con varios trastornos médicos, además de la sospecha que sufría covid-19, lo más probable era que no sobreviviera, pues estaba en cuidados paliativos; este joven le contó a su enfermera Sophie Bryant que no había tenido tiempo ni dinero para casarse con la cual había sido su novia los últimos 15 días, así que ella llama al capellán del hospital y le pregunta si los podía casar, sin importar que no fuera una ceremonia legal los dos podían decir “acepto” y todas las cosas que conlleva una boda, sólo que en un hospital. El capellán y Sophie hicieron unos anillos de papel e imprimieron folletos con los nombres de cada uno, los himnos y oraciones que iban a decir. La boda fue con todos los requisotos de seguridad, sin embargo, fue un momento muy lindo tanto para la pareja como para el personal médico, ya que los dos sabían que seguramente esas serían sus últimas horas juntos.
Por otro lado, está el amor familiar, hoy más que nunca debemos ser empáticos con las personas que están solas y necesitan sentirse acompañadas, una llamada o videollamada preguntando cómo estás, nunca está de más. La empatía en tiempos de aislamiento se ha intensificado, por ejemplo, no acostumbro a llamar a mi abuela, pero como vive sola la llamo tres veces a la semana, a pesar de que siempre ha vivido así la pandemia es de cierta manera una excusa para ser más cercanos con aquellos que no lo éramos antes.
Finalmente, como muchas otras personas no entiendo el amor, solo sé que no se basa en regalar flores o chocolates, se trata de esos pequeños detalles para demostrar que te preocupas y piensas en esa persona, por eso podemos aprovechar esto para entender la honestidad y el vigor de un sentimiento.
Diario de un corazón roto en cuarentena
Por Daniela Valentina Velandia Puerto
Y aquí estoy yo, una vez más, sentada en el suelo con mis rodillas abrazadas, escuchando mi selección de música deprimente, mi celular en mano, los ojos hinchados y un hoodie viejo lleno de lágrimas. Después de haber llorado por lo menos dos horas consecutivas, me encuentro buscando consuelo en alguno de mis 200 contactos; luego de haber echado una rápida lectura de ellos, decido acudir a mis amigas/paños de lágrimas, que sorprendentemente no se han cansado de haberme oído tres meses con el mismo monólogo de siempre. En teoría me reconforta un poco, al menos tengo buenas amigas, pero algo dentro de mí me dice que algún día se cansarán y se irán. ¿Qué les puedo decir? Soy un poco dramática, fatalista, no depresiva porque pienso que la depresión es algo realmente serio, pero sí tiendo a hundirme en mis pensamientos tristes demasiado a menudo, además puedo decir que me la paso pensando de más, darle por lo menos 20 vueltas a alguna estupidez es normal en mí.
En este punto de mi vida no sé cómo definirme, es muy extraño porque nunca había pasado por algo así, y aunque en los momentos en los que me siento cuerda -porque definitivamente estoy loca- me parece una niñada sufrir por un corazón roto; sin embargo, son muy pocos los momentos de sensatez, la mayoría de mi tiempo me la paso en estas, por estas me refiero a estar acurrucada en algún lugar de mi cuarto, con la puerta cerrada, llorando y lamentando el porqué de mi situación.
Permítanme me presento, soy Lucy, una chica promedio de 18 años, con nada particularmente especial -o eso es lo que recientemente vengo pensando, cegada por mi tristeza-, vivo con mi papá, mi hermano y mi perro. Sí, padres separados, o bueno, en proceso de, que es peor aún, un proceso que lleva alrededor de un año y medio o dos, para este momento ni siquiera lo recuerdo bien, típicos problemas familiares, típicos problemas de autoestima y hace tres meses un corazón roto. A veces durante mis crisis ocasionales me gusta decirme: “Hey, hay personas con problemas reales, tus problemas no son nada comparados a los de otros. Tú solo eres una tonta que no sabe manejar sus sentimientos y se deja afectar demasiado”, para luego seguir con mi llanto infinito, que para hoy no sé cómo no me he quedado sin lágrimas.
Creo que es pertinente contextualizarles a la Lucy del pasado y la que hoy me gusta mostrar ante las personas, una chica relajada, sonriente y alegre, la chistosita de sus amigas, la extrovertida, la que hace amigos con facilidad, la que es fuerte y no permite que la vean derrumbarse, aquella que sus padres piensan que no tiene sentimientos porque hace mucho le dejó de afectar el complejo de papi y mami -que de hecho es mentira, simplemente me callaba mis problemas y no me permitía llorar-. El factor común entre ella y la de hoy es la que oculta sus problemas; ya entenderán por qué mi yo actual sigue en ese actuar.
Ahora. Mi corazón, este lleva roto tres meses, o bueno cinco, no sé, mi relación con el que durante un año creí que sería el amor de mi vida, con quien me casaría y sería feliz por siempre, se terminó, mejor dicho, me terminaron. El 17 de enero fue el día en el que David decidió que lo nuestro no daba más, mientras que yo lo intenté convencer de que sí podríamos, que seríamos mejores y toda esa estupidez de la esperanza que aún tenía. Han sido cinco meses desde que todo se empezó a salir de control. Desde noviembre de 2019 los problemas comenzaron a tener efectos en mí, mis amigas dicen que desde hace mucho tiempo no soy la Lucy que ellas conocían (“mi yo del pasado”), mi ansiedad y tristeza fueron aumentando desde entonces, lo que, y aunque sé que está mal, ha hecho que yo empezara a hacerme daño y dejase de comer, pero no lo malentiendan, no es una cuestión estética ni nada, sólo no me da hambre, puedo durar un día entero sin probar bocado y cada vez se está haciendo peor. Duré más o menos dos semanas llorando desconsoladamente, luego llegó febrero y decidí engañarme a mí misma y a los demás con la idea de ya haberlo superado, por lo que esos dos meses de febrero y marzo (antes de que la maldita cuarentena empezara) me fui de fiesta cada viernes y sábado ingiriendo grandes cantidades de alcohol para olvidarme de David. Lo que pronto se vino abajo, ya que un suceso hizo que toda la máscara que había creado se cayera, lo cual me preocupó bastante y mi lado cuerdo decidió que debíamos buscar ayuda; ya los consejos de mis amigas no servían, los consejos de mis padres tampoco, nada servía, por lo que busqué ayuda en un terapeuta, que es lo único que hoy me tiene “mejor”.
La cuarentena ha arruinado mi vida, ya son 33 días que llevo encerrada en mi miseria, suena gracioso lo sé, no he perdido mi sentido del humor. Desde el 21 de marzo a hoy, 24 de abril, mi ansiedad y melancolía han sido lo único que me ha acompañado, el salir es lo que impide que me la pase pensando en David y en lo que hace, siente, con quién está y con quién ya se habrá besado, acepto que lo último es lo que más me duele y ahora que no puedo salir a nada, él es lo único que viene a mis pensamientos. Siento que lo único que está haciendo este encierro es que tire a la basura el proceso que llevaba con mi terapeuta, o tal vez es una prueba de lo que hice.
David era un buen hombre, éramos nuestra primera relación, éramos nuestra primera vez en todo, antes de nosotros no habíamos amado a nadie, no habíamos vivido lo que vivimos, todo se fue a la basura. Les juro que traté de guardarlo como un buen recuerdo, traté de ser una persona madura, traté de hacerle esto más fácil, aunque a mí me estaba matando, sabía que era peor para él escucharme llorando o rogándole, no lo volví a hacer. Acepto que hemos vuelto a hablar, pero ha sido para peor, muchas veces está borracho, otras veces consciente, pero siempre termina tratándome mal. Al principio aceptaba ese trato, creí que me lo merecía, pero ya dejé de permitir que me tratasen mal. Aunque, no sé, hay algo que no me deja dejar de amarlo y ahora que tengo el tiempo para enfrentarme a su recuerdo, me está matando. Hace mucho no lloraba como lo vengo haciendo esta última vez.
Debo aceptar que lo más difícil es no haberlo buscado hasta ahora, he mirado nuestras fotos y videos, nuestras viejas conversaciones, todos los regalos que alguna vez me dio, he llorado abrazando a los peluches, no he podido leer mi libro favorito porque me acuerda a él, no he podido ver películas porque me acuerda a él, no sé qué hacer para olvidarme de David. Como pueden ver, soy la persona más masoquista que podría existir.
Es fuerte imaginarse que la persona que amas sea capaz de hacerte tanto daño sin querer hacerlo, y peor aún pensar que esa persona que lo fue todo para ti, que estuvo en los momentos más difíciles, que se convirtió en ese salvavidas, ahora está haciendo cualquier otra cosa que pensarte o extrañarte después de todo un año juntos, que ya podría tener a alguien más, que probablemente ya botó todo lo que tenía que le recordara a ti. Él era una persona muy difícil, pero hacía que cada muestra de amor fuera más linda e importante, por lo que ahora creo que ese David frío, que no le importaba nada, volvió.
Todos estos días son una mezcla de rabia, tristeza, esperanza – ¿esperanza por qué? Porque claro, todos los días es esperar que te llegue ese mensaje -. Espero que la situación mejore, espero poder volver a salir con mis amigos, volver a tener la oportunidad de distraerme porque, aunque suene cliché, y probablemente para mucha gente no sea posible, este hombre jamás saldrá de mi corazón, jamás dejaré de amarlo, a pesar de que me lastimó más cuando terminamos que en la misma relación. Él lo fue todo y sé que será muy importante por el resto de mi vida, ya lo acepté.
A veces pienso que no podré volver a amar a alguien como amé a David, fue un amor puro, sin miedo ni inseguridades, que cada vez se me hace más difícil pensar que podré querer a alguien con la misma intensidad. Estoy herida, lo que probablemente me lleve a amar con inseguridad, con miedo a ser lastimada; la próxima vez no podré entregarme ni abrirme con la facilidad que lo hice con David, será muy difícil volver a sentir.
No creo que nadie pueda olvidar a una persona que marcó, que te enseñó, que te dio una realidad diferente, que te entregó y al cual le entregaste todo. No se puede olvidar a quien amaste por primera vez.
¿Cómo olvidar a tu primer amor?
–Lucy
El amor en el cine
Por Andrés Felipe Ruano Castillo
El cine romántico siempre ha sido uno de los géneros cinematográficos con mayor reconocimiento a nivel mundial. Desde comedias románticas hasta dramas que muestran el dolor más humano que se puede sentir con el amor, el cine no deja de sorprendernos con sus formas de adaptar el amor en este medio.
Año tras año los estrenos de películas románticas se van incrementando ya que las grandes productoras como MGM, Paramount o Sony han entendido la gran cantidad de dinero que este tipo de filmes producen. Sin embargo, si algo ha sido claro a través de los años es el bajo rendimiento crítico y de galardones que este tipo de películas han tenido.
De los ganadores a la categoría mejor película de los premios Oscar menos de un 20% de los filmes son netamente del género romántico y de estos tan solo aquellos que fueron producidos antes de la década de los 60 son aclamados por público y crítica al mismo nivel (cabe destacar que a un nivel muy alto y con un impacto cultural muy fuerte), aquí se destacan películas como Casablanca, Ocurrió aquella noche, Lo que el viento se llevó y De aquí a la eternidad, que han sido largometrajes que marcaron un antes y un después en la historia del cine y de la cultura popular.
Pero ¿por qué este género tan popular tiene tan bajo rendimiento cinematográfico en comparación a otros géneros con menor repercusión? La mayoría de los críticos y miembros de la audiencia cinematográfica concuerdan en que el gran fallo del género romántico es su falta de acercamiento del género a la realidad que es el amor. Desde el inicio del cine siempre se ha presentado una cuestión muy interesante sobre qué tan real debe ser el cine, a lo que una gran cantidad de directores, actores y productores del negocio han respondido que no es necesario tener una película completamente real para conectar con las masas, ya que la ficción es una base vital del arte cinematográfico, pero resaltan que es muy importante hacer parecer la ficción del cine lo más real posible para que así las audiencias entiendan lo que pase y tengan una conexión más fuerte con la historia que están viendo, es por eso que películas biográficas o basadas en hechos reales tienen un gran aceptación por todo tipo de públicos y críticos conocidos del cine.
En un género que tiene como protagonista central un sentimiento como el amor, se torna complejo hacer algo completamente parecido a la realidad ya que el amor no es un sentimiento fijo o claro, no tienen una sola definición, es algo universal que depende mucho del sentimiento o la connotación que la persona tenga sobre el amor.
El amor puede ser hacia un objeto, una persona, un lugar o un simple recuerdo y es ahí cuando el verdadero significado de la palabra toma fuerza y un verdadero sentido, y es ahí donde las grandes producciones cinematográficas fallan en su representación del amor. Las películas se basan en un amor de pareja, un amor siempre entre una o más personas y es ahí cuando las audiencias empiezan a aburrirse y dejan de frecuentar los cines. Son pocas las producciones en donde el amor se basa en algo más allá que un amor con intenciones de tipo físico, es necesario mostrar a las audiencias las diferentes connotaciones del amor y de lo que puede llegar a significar para diferentes personas.
El amor no es una sola cosa, no tiene una definición específica, es un sentimiento tan humano y ligado la personalidad de cada persona que tiene una definición tan amplia que la hace tan única y especial. El trabajo del cine para adaptar este sentimiento es muy complicado, pero no imposible, todo está en entender a las personas y lo que piensan de este sentimiento.