Un ritmo que es parte de la cultura jamaiquina, criticada por su tendencia machista, también es una herramienta femenina para demostrar que las mujeres tienen su lugar en el mundo y se hacen respetar.

Reportaje realizado para la clase Flujos de trabajo en la industria audiovisual (séptimo semestre, 2019-1), con la profesora Claudia Patricia Bautista Arias.

Nacido de las entrañas del reggae, el dancehall se baila conservando elementos que remiten inmediatamente a otros ritmos africanos y caribeños. Aunque durante muchos años sus líricas apuntaron a visibilizar fenómenos sociales y alzar voces de protesta, en los años noventas sus intérpretes empezaron a incorporar elementos relacionados con la violencia y el sexo explícito. Una tendencia que le valió muchas críticas hasta nuestros días.

El dancehall  está estrechamente emparentado con el hip-hop y su danza es popular en el mundo entero, con pasos inspirados en acciones cotidianas de los que se han apropiado las mujeres para crear el “female”, baile derivado del Dancehall que ejecuta exclusivamente el género femenino. Las bailarinas y cantantes intentan romper con el paradigma del machismo a partir de una nueva cultura que practica el feminismo desde el arte, tal como lo afirma en este video María Jaramillo ‘la boss’, cantante de este popular género urbano: “aquí estamos las mujeres, las mujeres también podemos rapear, también podemos cantar de esta manera, también podemos hablar de temas sexuales”.