El arte en la chatarra
Todos conocemos el uso convencional del tornillo, pero este elemento metálico tiene otro significado para alguien que lo convierte en una obra de arte.
Trabajo realizado para la clase de Taller de géneros periodísticos (cuarto semestre, 2021-1), con el profesor David Mayorga.
La imaginación y la creatividad hacen parte del duro pero apasionante trabajo de Guillermo Cifuentes por transformar la chatarra y los tornillos en una verdadera obra de arte.
Juan Guillermo Cifuentes Lotero es bogotano de nacimiento, pero desde los cuatro años está radicado en Zipaquirá, Cundinamarca. Es un artesano empírico que trabaja con la chatarra, “el material más noble del planeta”, como lo describe. Sus instrumentos de trabajo son monedas antiguas, cadenas de bicicletas, herraduras de caballo y tornillos de todo tipo. Lleva 20 años en este oficio y, aparte de reciclar, está aportando al cuidado del medio ambiente.
Guillermo creció escuchando de boca de su madre las historias sobre el abuelo Pedro Lotero, siempre prestó atención a cada detalle que ella narraba y como todo niño curioso preguntaba sobre la labor de su abuelo. Pedro, que era titiritero y artesano empírico, elaboraba marionetas, títeres y animales a partir de materiales como la parafina, botones, hilos y calabazos, los cuales eran reciclados. Fue gracias a él que Juan Guillermo adquirió el gusto por el arte.
A sus 20 años hizo un curso en el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) de metalurgia y soldadura. En ese momento, comenzó a crear piezas pero las regalaba, ya que no le representaban gran importancia. Su pasión hasta ese entonces era trabajar con niños, hizo parte de una emisora comunitaria en un programa infantil; además, fue payaso y recreacionista profesional. Duró cinco años en la emisora. Su salida de la radio comunitaria y en general de la locución, emocionalmente le afectó mucho, por lo cual volvió a lo que había dejado tiempo atrás, la chatarra.
Su taller está ubicado en la vereda El Mortiño del municipio de Cogua, trabaja solo. La escultura más pequeña que ha hecho es de cuatro centímetros, entonces necesita ayuda únicamente cuando tiene que realizar obras de más de seis metros de altura. Tiene toda clase de herramientas, unas las utiliza para su trabajo y otras para la protección personal y la prevención de accidentes. Su materia prima la consigue en la calle, de la chatarrería o de personas que conocen su labor y la donan; lava muy bien cada pieza para luego transformarlas y que cobre un sentido diferente del que comúnmente hace parte ese elemento.
Utiliza todo tipo de materiales, pero el tornillo ha hecho parte de algunas de sus esculturas más representativas. A Guillermo no le interesan los modelos de cada tornillo o el uso que se le da comúnmente a este elemento en una construcción, en un mueble o en una chapa de llave. El manejo que él le da a esta pieza metálica va más allá de lo que cotidianamente conocemos. Para que los tornillos se conviertan en una escultura, se plasma primero la idea en el papel y luego pasa al área de calor donde le da forma al material que va a utilizar. Finalmente, el resultado es una verdadera obra de arte.
Los tornillos que utiliza van desde el más pequeño, como el estufa garbanzo, hasta el Bristol con cabeza e incluso el hexagonal. Cada uno cuenta con una cabeza especial que le sirve a Guillermo para sus obras, como los de cabezas ranuradas, cruciforme, hexagonal, cuadrada, cilíndrica con hexágono interior y otros. Realmente a él no le interesa mucho la cabeza que tenga cada tornillo, solamente el tamaño del cuerpo de ese elemento, ya que de él depende el tipo de figura que quiera realizar. Lo cierto es que Guillermo Cifuentes tiene la creatividad para unir cada tornillo y convertirlo en figuras con grandes significados.
Una de sus esculturas más representativas es el Ajedrez de chatarra con figuras del Quijote, el nombre de esta pieza viene del gusto de Juan Guillermo por el Quijote de la Mancha. Las figuras que conforman el juego de mesa son distintos tornillos soldados los unos con los otros, acompañados de tuercas, arandelas, placas de metal y monedas que forman personajes característicos del ajedrez, como la reina, el rey, los caballos, alfiles y peones, interpretados de un modo diferente pero con el mismo mensaje y sentido del juego.
Él utiliza en sus esculturas de personajes miniatura tornillos estufa u ordinarios, los cuales son pequeños y hacen parecer al cuerpo. En algunos casos no es necesario cambiarle la forma natural del tornillo, ya que así funcionaria para asemejar las piernas del personaje. Para hacer los brazos también se utiliza el tornillo, pero esta vez pasa por el calor para cambiar la forma y ponerlos curvos, esto depende de lo que el escultor quiera realizar. Otra de sus esculturas, y que es muy significativa, es un Cristo: los brazos y las piernas son tornillos largos y de grosor medio, y lo que representa su cara son tornillos más pequeños; tiene otros materiales como una lámina de metal y la cruz.
Con sus obras, Guillermo, aparte de llevar el arte en la chatarra, también quiere transmitir un mensaje, como es el caso de Condenados a desaparecer, entre lo rural y lo urbano, un ajedrez que se divide entre las personas del campo y su labor por mantener el orden y, del otro lado, la industrialización que arrasa con todo. “Desafortunadamente acaban con la capa vegetal y con la tierra”, describe. Esta escultura fue seleccionada entre 1.750 para participar a nivel latinoamericano en la exposición de la fundación BAT de arte popular de Colombia, y quedó entre las 70 mejores.
Ha participado en exhibiciones en el municipio de Zipaquirá. Tuvo la oportunidad de viajar a Tapachula, México, y a Italia para enseñar sus esculturas; allí se dio a conocer y realizó trabajos extras de los cuales fue muy bien remunerado. Otro referente de artista que realizaba este tipo de arte con chatarra era Feliza Bursztyn. Ella utilizaba estos desperdicios de hierro y hacía diferentes obras a gran escala, dejando como recuerdo y legado varias de sus piezas en espacios públicos de Bogotá.
Guillermo Cifuentes seguirá empleando el tornillo en cada escultura que realice para que todas las personas admiren sus obras que están expuestas en lugares representativos de Zipaquirá, ya que todo lo que hace es “chatarra para el arte”.