La televisión colombiana se ha convertido en  vehículo clave para mostrar la realidad del país y  para consolidar un modelo audiovisual que, mediante la combinación de diferentes géneros, involucra a la sociedad y la refleja.  Desde su llegada al país el 13 de junio de 1954, la televisión se vuelve una extensión de la vida de las personas y un complemento de su cotidianidad, porque transmite emociones y permite la identificación de la audiencias con personajes que los hacen reír, llorar, que los involucran en sus historias. Hombres y mujeres entrañables que años después, siguen en el recuerdo de aquellos que alguna vez los disfrutaron frente a la pantalla  y que transmitieron sus sensaciones de generación en generación.

No solo es cuestión de novelas, nace de la idea de revivir la memoria de la televisión colombiana a través de  Don Chinche, Café con aroma de mujer, Yo Soy Betty la Fea y Los Reyes, cuatro productos que fueron seleccionados porque marcaron época , porque se quedaron en el corazón y en la memoria de los colombianos  e inspiraron historias  que fueron más allá de la ficción.