“Una vez fuera del martirio, el martirio siguió porque la verdad yo no la podía restablecer”
Íngrid Betancourt ha sido un referente de las víctimas del conflicto colombiano y hoy, alejada de la política, sigue batallando por el perdón, la reconciliación y contra la corrupción.
Contenido realizado en el marco de la práctica profesional en Conexión Externado (noveno semestre, 2021-2).
Íngrid Betancourt se convirtió en la imagen de los secuestrados en Colombia. La Operación Jaque, que logró su liberación, es reconocida en el mundo entero; sin embargo, el calvario de Íngrid no terminó con su liberación, para la opinión pública no solo era víctima, también, partícipe y causante de lo que le había sucedido. Su mismo hijo Lorenzo le preguntó en una ocasión “mamá, ¿tú querías hacerte secuestrar?”, así lo contó en el conversatorio ‘El clamor por la verdad’, realizado por la Facultad de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Externado de Colombia, y guiado por el periodista y escritor Sergio Ocampo Madrid.
Durante los años de cautiverio Íngrid “perdió su voz” -una retención atroz por parte de las Farc- y mientras ella no podía hablar ni explicar su versión, el Estado se dedicó a repetir una narrativa de su secuestro que se convirtió en una verdad para el pueblo colombiano, que señalaba, en síntesis, que la excandidata presidencial, calificada de terca y testaruda, se buscó su destino. “Hoy en día estoy convencida de que a mí me secuestran como producto de esa animadversión que yo generaba dentro de la clase política y dentro del gobierno de Pastrana”. Sobre el expresidente, Betancourt además critica que la hubiera dejado en manos de las Farc. Lo único que le da fuerza, después de contar hasta el cansancio su versión de la historia, es entender que todo sucedió de esa manera por sus diferencias con la clase política dirigente: “A mí me dejaron allá porque yo era incómoda. Y yo me volví esa especie como de sujeto incómodo para los que estaban acá afuera y muy preciado para las Farc porque les permitía tener visibilidad internacional”. Ya no solo era víctima de la guerrilla sino también de la política colombiana.
La exparlamentaria también expresa que el suyo es un relato que a todas luces tiene un componente de género. Se siente doblemente víctima por ser mujer: “Si yo hubiera sido un hombre, candidato a la presidencia, llego a San Vicente Del Caguán y a mí no me hubieran quitado los escoltas ni me hubieran hecho lo que me hicieron. Pero yo era una mujer, una mujer de oposición”. El entorno de la política colombiana es extremadamente machista, no exclusivamente de los hombres, también por las mujeres que en ese momento se estaban abriendo paso en el escenario político. Ellas pagaban un alto precio por la necesidad de tener comportamientos masculinos para adquirir credibilidad; “Dos hombres teniendo debates en el congreso eran políticos, dos mujeres eran dos verduleras”, explica Íngrid.
En su intervención, también dio su opinión sobre diferentes personajes de la vida nacional:
Juan Manuel Santos: “es una persona que yo quiero mucho. Me sacó de la selva, le debo mi vida y mi libertad, y lo admiro por la paz que logró para Colombia”.
Álvaro Uribe: “en su momento supo entender lo que necesitaba Colombia, fue el único (…). Lo que más lo desdibuja, a mis ojos, es no haber entendido que era el momento de la paz. Para mí, hoy, es una oportunidad perdida”.
Gustavo Petro: “tengo preocupación porque siento que en él hay mucho de bueno, pero es que el poder y el ansia de poder es algo con lo que hay que tener mucho cuidado”.
Iván Duque: “es una persona amable, creo que tiene buenas intenciones, pero hay dos cosas con él: la gente que lo rodea no está a la altura de los desafíos del país, es como un club de amigos” (…). A pesar de las buenas intenciones yo creo que él tiene un gran enemigo que es su ego y no es el ego el enemigo de Iván Duque, es el enemigo de todos nosotros, el ego es lo que no nos permite ir al otro, lo que nos encierra, lo que nos deforma la realidad, lo que nos hace tener actitudes contraproducentes (…). Le quedó grande la presidencia”.
La corrupción fue otro de los grandes temas de este encuentro, el libro que la trajo a Colombia (‘Una conversación pendiente’) y un relato desde la intimidad y la memoria de los momentos álgidos de su carrera política, sus desencuentros con personajes de la política colombiana y de su postura tras su secuestro. Para conocerlos, vea el conversatorio completo en el siguiente video:
‘El clamor por la verdad’ en frases
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