Seriamente digitales
Un análisis que se pregunta por la poca conciencia en el consumo de las redes sociales.
Ensayo de opinión realizado para la clase de Gestión de Redes Sociales y Plataformas (sexto semestre, 2023-1), con la profesora Catalina Restrepo Díaz.
¿Cómo se puede entender el comportamiento de los jóvenes en las redes sociales?
Para las personas vivir sin redes sociales es algo que se podría considerar utópico. Con los avances de la tecnología y de los sistemas complejos de comunicación se han desarrollado nuevos espacios que permiten el ingreso de todo el mundo al contenido de la red, principalmente los jóvenes son los que más hacen uso de plataformas como Instagram, Facebook o Twitter. En Colombia durante 2021 se encontró que las personas entre 16 y 64 años en promedio gastaron diariamente 3 horas y 46 minutos revisando las redes sociales (Roa, 2022).
El comportamiento que surge a partir de la interacción con los nuevos espacios virtuales está ligado a diferentes aspectos, por ejemplo, según la teoría de usos y gratificaciones se puede llegar a entender la relación entre los individuos con los medios dependiendo de cómo se satisfacen las necesidades de los usuarios (Katz, Blumler y Gurevitch, 1973).
Raquel Tarullo, en su investigación sobre el uso de redes sociales en los jóvenes universitarios en Argentina, encontró que WhatsApp es la red más utilizada con un 63,45% debido a la cercanía que puede generar con sus otros contactos, en segunda posición se encuentra Instagram que fue elegida como otra de las redes más visitada con un 23,38%, porque a grandes rasgos también permite estar conectado y ver las fotos de los conocidos. (Tarullo, 2020).
Teniendo en cuenta estos datos se reconoce que las redes que más atrapan a los jóvenes son las que pueden satisfacer de una manera más eficiente las nuevas necesidades del mundo global. Sin embargo, aunque se suplen unos aspectos se crean a su vez nuevos problemas. Los usuarios se pueden ver afectados en el aspecto psicológico, físico, la pérdida de habilidades blandas o incluso la adicción a las redes sociales apartándose así de la vida social (Garza & Cortes, 2022).
Es tan grave la situación que las personas cada vez se someten a las redes de una forma inconsciente y gastan su tiempo dejando de lado otras actividades con un valor más importante en el ámbito social o personal. La gente deja de hacer lo prioritario e invierte energía en lo considerado relevante. De una muestra de estudiantes en las áreas de comunicación de las universidades UAB y de la UVic-UCC se reveló que de 2016 a 2019 aumentó el porcentaje de usuarios que dedican entre 4 y 6 horas en las redes sociales, se pasó de 9,3% a 23,6%. Algunos estudiantes explican que ni siquiera se enteran de lo visto y simplemente se ven en la necesidad de estar conectados sin una razón clara (Giraldo-Luque & Fernández-Rovira, 2020).
Se puede entender que los jóvenes están consumiendo de una manera desregulada y sin precauciones las redes sociales. Existen estudios enfocados a comprender el comportamiento de las nuevas audiencias frente a espacios digitales, sin embargo el análisis que se hace a la educación sobre medios es más reducido. Thom Gencarelli, un analista de la cultura de los medios y su ecología, establece que con una buena educación de los medios se puede brindar un tipo de enseñanza cívica a las personas, por lo que si se aplica este concepto al uso de las redes sociales la concepción que se tiene actualmente del uso de estas plataformas lograría tomar un significado distinto o en su caso una transformación que le daría a sus usuarios herramientas para entender el ambiente que habitan. Más allá de entender cómo funcionan las redes sociales, se debería velar por una comprensión del uso de estas porque si no se conoce su funcionamiento los efectos en las personas podrían ser irremediables.