Realidad social
La arraigada pobreza generacional en Colombia demanda una acción integral.
Editado por: profesora Estefanía Fajardo De la Espriella
Artículo de opinión realizada para la clase de Economía colombiana (Séptimo semestre – 2024 I), bajo la supervisión del profesor Miguel Medellín Hernández.
La alta incidencia de pobreza heredada en Colombia sugiere que las desigualdades intergeneracionales desempeñan un papel significativo en la perpetuación de la pobreza en el país. Esta hipótesis implica que, para lograr una reducción sostenible de la pobreza en Colombia, se necesita un enfoque integral que aborde tanto las políticas sociales como las estructurales, junto con un compromiso continuo para superar las barreras que limitan el acceso equitativo a oportunidades de desarrollo para todos los ciudadanos.
En el escenario colombiano, los avances en materia de políticas sociales no han sido suficientes para contrarrestar la constante sombra de la desigualdad. Observamos cómo, a pesar de los esfuerzos gubernamentales y la atención internacional, la brecha entre los estratos sociales continúa siendo un abismo difícil de sortear.
Desde nuestra perspectiva, nos resulta frustrante constatar cómo las políticas populistas, al centrarse en soluciones momentáneas, no han logrado abordar de manera efectiva las causas fundamentales de la desigualdad, dejando intactas las condiciones que perpetúan el ciclo de pobreza en el país. La falta de un enfoque exhaustivo y a largo plazo parece ser una constante en la gestión de estos desafíos sociales, dejando a millones de colombianos atrapados en un ciclo interminable de necesidades insatisfechas.
Históricamente, nuestro país ha realizado esfuerzos para satisfacer las necesidades de su población. No obstante, a pesar de ser considerada como la democracia más estable de América Latina, persisten desigualdades en la distribución de los ingresos y una brecha económica considerable. A menudo, se habla de una “democracia real, pero superficial” debido a esta disparidad porque en las últimas décadas, Colombia ha enfrentado desafíos significativos en su política social. Estas son fundamentales para el desarrollo de un país democrático, ya que buscan dar solución a problemas que afectan a un gran número de personas en condiciones de pobreza.
Uno de los desafíos clave es la limitación de recursos. Los grupos políticos se ven presionados a ofrecer soluciones a necesidades infinitas con recursos finitos. El populismo, en este sentido, no solo implica dar a quienes no tienen, sino también dar lo que no se tiene y endeudar al Estado sin una financiación sostenible a largo plazo. Lo cual puede resultar en crisis económicas, desempleo, déficit fiscal y altas tasas de inflación, afectando directamente a la población más vulnerable.
A lo largo de su historia se ha experimentado períodos de progreso económico que estuvieron acompañados de crisis y conflictos, dejando profundas cicatrices sociales y económicas. La desigualdad se ha convertido en un tema clave que requiere atención urgente y acción efectiva por parte de los gobiernos, la sociedad civil y la comunidad internacional.
La pobreza en Colombia se manifiesta de diversas formas, desde la falta de acceso a necesidades básicas como alimentación, vivienda y educación, hasta la exclusión social y la falta de oportunidades de desarrollo personal y económico. Esta realidad se ve exacerbada por la persistente desigualdad en la distribución de ingresos, recursos y oportunidades, tanto entre regiones como dentro de la propia sociedad colombiana.
Podemos resaltar que, a pesar de los logros económicos y sociales registrados en las últimas décadas, gran parte de la sociedad colombiana enfrenta dificultades para satisfacer sus necesidades básicas y acceder a oportunidades de desarrollo.
En cuanto a la pobreza monetaria, aunque ha habido mejoras en algunos períodos, como durante la recuperación económica, sigue siendo un problema oculto. Una recesión económica podría exacerbar esta situación, aumentando la vulnerabilidad de quienes ya enfrentan condiciones difíciles y a pesar de los esfuerzos por reducir la pobreza monetaria, la pobreza extrema sigue siendo un problema particularmente difícil de superar, que afecta a comunidades enteras, limitando las oportunidades de movilidad social y la pobreza multidimensional.
Aunque la tendencia es descendente a medio plazo, persisten diferencias significativas entre regiones y grupos de población. Bogotá, la capital del país, tiene la proporción más baja de pobreza multidimensional, lo que indica marcadas diferencias entre las áreas urbanas y rurales.
Desde 1973, las necesidades básicas insatisfechas (NBI) han disminuido en Colombia, pero aún existen problemas graves, especialmente en las zonas rurales. Las NBI comprenden aspectos fundamentales para una vida digna, como acceso a vivienda adecuada, agua potable, saneamiento, educación y alimentación. Sin embargo, muchas comunidades carecen de estos servicios básicos, lo que perpetúa los ciclos de pobreza y exclusión social.
Gran parte de la población colombiana está en condición de vulnerabilidad, evidenciando la necesidad urgente de mejorar las condiciones de vida básicas para promover un desarrollo inclusivo y equitativo. Así mismo, la desigualdad en Colombia y las políticas sociales implementadas en el país es fundamental para entender el contexto socioeconómico actual.
Para superar estos desafíos, es crucial que el Gobierno, la sociedad civil y la comunidad internacional trabajen de manera coordinada para reducir la pobreza y cerrar las brechas de ingresos, promoviendo así una democracia más equitativa y sustantiva. Aunque durante 2023 se evidenció una disminución de la pobreza multidimensional con respecto al año anterior, las medidas que debe tomar el Gobierno pueden ser encaminadas para brindar bienestar y seguridad a los ciudadanos.
Según datos recopilados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Embajada de Suecia en Colombia, la persistencia de altas desigualdades y baja productividad en Colombia ha generado un entorno desafiante para el desarrollo sostenible. Además, el país enfrenta una situación donde el 60 % de su población está en riesgo de caer en la pobreza o ya experimenta condiciones extremas, según el Cuaderno liderado por el PNUD.
Estas cifras alarmantes subrayan la necesidad urgente de políticas y medidas que impulsen la movilidad social y reduzcan las brechas de desigualdad en el país. Es fundamental reconocer que la pobreza y la exclusión social no son simplemente problemas abstractos, sino realidades que afectan diariamente a millones de personas en todo el país. Detrás de las estadísticas se encuentran historias de lucha y resiliencia, pero también de frustración y desesperanza.
Desde nuestra perspectiva, es crucial que las políticas públicas y las iniciativas privadas se alineen para abordar de manera completa estos desafíos. No basta con implementar medidas aisladas; se requiere un enfoque holístico que promueva la equidad, la inclusión y la mejora de las capacidades de la población. Esto implica no solo invertir en infraestructura y tecnología, sino también en educación, salud y programas de apoyo social que empoderen a las comunidades más vulnerables. La verdadera prueba de nuestro compromiso con un futuro más justo y equitativo radica en nuestra capacidad para ir más allá de las soluciones a corto plazo y abordar las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad.
Para avanzar hacia una sociedad más equitativa y próspera, es esencial explorar soluciones y mejores prácticas tanto a nivel nacional como internacional. Ejemplos como el exitoso programa de transferencias condicionadas en efectivo implementado en Brasil o las políticas de inversión en educación de Finlandia ofrecen lecciones valiosas sobre cómo reducir la pobreza y promover la equidad. Adaptar estas soluciones al contexto colombiano y abordar los desafíos específicos que enfrentamos nos permitirá desarrollar estrategias efectivas y sostenibles para combatir la desigualdad en nuestro país.
Creemos que es hora de pasar de las palabras a la acción. Se destaca el potencial y los recursos de Colombia para liderar un proceso de desarrollo inclusivo y sostenible, invitando a todos a asumir la responsabilidad de construir una nación donde cada individuo pueda prosperar. Es hora de que todos asuman la responsabilidad de construir una Colombia donde todos puedan prosperar, independientemente de su origen o condición social.