Qué pisco tan chirriado, ala
Escrito por: Juan Diego Quintero, estudiante de tercer semestre -2017.
Docente: Alfonso Ospina. Materia: Introducción al Lenguaje periodístico.
Cachaco son todas las personas nacidas en Bogotá, que a su vez son hijos de bogotanos y mantienen tradiciones autóctonas de la capital del país. Este gentilicio tiene una historia que busca explicar su origen. Armando Silva, en su libro “Bogotá imaginada”, dice que es el resultado de la combinación de la palabra francesa cachet, que significa de estilo propio y de calidad superior, y de la palabra inglesa “coat”, que significa abrigo.
Esta explicación del origen concuerda con las características que tenían esos antiguos cachacos, que se distinguían por siempre estar bien presentados en su vestimenta, generalmente usaban traje de paño, sombrero, paraguas y zapatos lustrados; además de sus buenas maneras y amabilidad.
Pero no solo se podían diferenciar por su forma de vestir, también usaban un lenguaje particular con una acentuación distinta a la de las demás regiones. ¿Dónde dejé mis antiparras, caray? Ayer por andar de maqueta y con modorra en el asueto las perdí, ala. Esta frase, llena de términos cachacos por excelencia, traduce en tiempos actuales a: ¿Dónde dejé mis gafas, marica? Ayer por andar de vago y con pereza en el día de descanso las perdí.
Por el gran número de términos que usaban entre los años 1900 y 1950, época en la que se considera que nacieron los cachacos más arraigados a sus tradiciones, Alberto Borda Carranza decidió hacer un diccionario con el nombre Cachacario, donde podrá encontrar términos como chirriado, filimisca, pistero, cachifo, entre otros que demuestran lo singulares que eran estas personas.
Los cachacos, que se dividían entre los chapinerunos y los de la candelaria, tenían un fuerte arraigo con sus tradiciones. Ajiaco, chocolate con pan, agua de panela, entre otros, son los alimentos y bebidas típicas de estos hombres y mujeres que buscaban tener la apariencia de un inglés de mitad el siglo XX. Entre sus tradiciones estaba ir a la Catedral Primada, asistir a misa, invitar a una mujer a caminar por la Calle Real, que ahora es la Calle Séptima, ir a cafés y discutir problemas del país, entre otras tantas.
Actualmente, poco y nada es lo que queda de los cachacos de pura cepa, esto se debe al gran número de personas que gracias a la violencia empezaron a llegar a Bogotá desde todas las regiones de Colombia, en busca de mejores oportunidades laborales y de educación. Ante tal mezcla de costumbres y dialectos, el cachaco fue dejando atrás sus palabras tradicionales, sus trajes típicos y hasta sus modales, a tal punto que la gente de Bogotá pasó de ser conocida por ser personas amables y de buenas maneras, a ser identificados por su seriedad y falta de respeto. De todo este proceso llegó el término rolo, que hace referencia a las personas nacidas en Bogotá, pero que no tiene padres cachacos ni mantiene la viejas tradiciones de la capital.