Facultad de Comunicación Social - Periodismo

La nueva ventana del movimiento estudiantil en Colombia

El movimiento estudiantil en Colombia se ha fortalecido en los últimos dos años. Los principales líderes universitarios narran su resurgimiento.

Crónica realizada para el Taller de géneros periodísticos (cuarto semestre), con el profesor Sergio Ocampo Madrid.

 

A finales del año 2017, estudiantes de todas las regiones del país decidieron encontrarse en la sede Bogotá de la Universidad Pedagógica Nacional para planear el que sería el resurgimiento del movimiento estudiantil en Colombia, un proceso que los ha convertido en actores clave de la vida nacional. En este artículo, ganador del Premio José de Recasens 2018 en la categoría “Mejor investigación periodística”, Amalfi Bocanegra, Abraham Rivera y los exlíderes de la MANE exaltan la importancia de una juventud activa en defensa de la educación.

¡Ser pilo no paga si lo público se acaba!

Se escucha fuerte y clara esta consigna. Se lee, se vislumbra, se huele…

La Universidad Pedagógica Nacional, en Bogotá, se puede ver desde dos manzanas de distancia. Lo que llama la atención son sus murales. Sus paredes llenas de colores, dibujos y mensajes sobre educación la hacen inconfundible a la vista. En el interior de la que llaman “sala multipropósitos” se alberga la reunión más esperada por los estudiantes desde el final de la MANE en el 2014: el Encuentro Distrital Ampliado de Estudiantes.

El auditorio mediano, modesto y más bien grisáceo, a comparación del resto del campus, está repleto de universitarios de varias regiones del país. Todos reunidos gracias al mismo detonante: el programa Ser Pilo Paga (SPP).

Con caras serias y expectantes los estudiantes de universidades públicas y privadas observan la proyección de un video sobre las recientes movilizaciones en la capital. El 26 de septiembre para exigir al Congreso de la República y al Ministerio de Hacienda que no permitieran que SPP se convierta en política de Estado; el 4 de octubre para pedir explicaciones al Ministerios de Educación sobre estas políticas y el 12 y 18 de octubre por la financiación de la educación superior pública en Colombia.

Todo desemboca aquí, en un viernes 3 de noviembre con un centenar de estudiantes que se reunieron para debatir sobre las problemáticas puntuales que aquejan a la universidad de la que cada cual proviene. Desde campus destrozados e ineficientes hasta inexistencia de participación estudiantil en las decisiones institucionales. El descontento es grande y se incrementa cuando se habla de Ser Pilo Paga.

“Fueron un montón de situaciones que se acumularon, en lo personal creo que los estudiantes se están movilizando por tres cosas puntuales: Los antecedentes sociales externos que presionaron a los estudiantes a movilizarse, la discusión del Presupuesto General de la Nación y Ser Pilo Paga”, asegura Julián López, uno de los representantes estudiantiles de la Universidad Nacional.

Al recorrer los pasillos de la Pedagógica la molestia de los estudiantes se ve con más claridad: es un campus bastante pequeño con reducidos espacios de recreación, salones y pupitres dañados. El espacio físico de la universidad parece reflejar el malestar de quienes la habitan y se vislumbra aún más desolador en un día lluvioso como este.

¿Por qué Ser Pilo Paga?

Para Adolfo León Atehortúa, rector de la UPN, la respuesta es clara: “si no tenemos un incremento importante en la base presupuestal y, además de eso, se nos arrebata lo que antes recibíamos por CREE (recursos provenientes del Impuesto a la Renta por la Equidad para la educación superior) muchas de nuestras tareas misionales van a quedar desatendidas. Eso fue lo que quise decir a la comunidad universitaria. Unido a ello, vino una afirmación: ¿por qué dejamos de recibir recursos del Impuesto a la renta o CREE? Porque estos pasan al Icetex y al programa Ser Pilo Paga”.

Este es el principal punto de debate dentro del movimiento estudiantil universitario en la coyuntura de 2017. “Ambos programas forman parte de un modelo de educación que financia la demanda y que deja de priorizar lo que debería ser la obligación del Estado conforme a la educación pública” asegura el rector. Este argumento lo llevó a escribir un artículo en la página de la UPN que ilustra 12 razones por las que Ser Pilo Paga no debe ser una política de Estado.

Aunque los estudiantes ya se encontraban en constante movimiento por diversos factores locales, fue el anuncio de Juan Manuel Santos sobre la implementación de SPP como política de estado el que desató debate y generó unidad entre la comunidad universitaria.

David López lo explica en palabras de estudiante: “pues si a ti te dan plata y no pasas los exámenes de admisión en las universidades públicas pues ¿a dónde va a ir la plata o el crédito que te dieron con Ser Pilo Paga? Pues a universidades privadas como la Universidad de los Andes donde un estudiante de SPP le está costando al Estado 24 millones de pesos mientras que un estudiante de universidad pública le cuesta 5 millones de pesos al año. La diferencia es abismal”

La discusión continúa en las miles de razones que tienen los estudiantes para desconfiar de este programa que consideran dañino.

¿Y… entonces qué proponen?

Después de la puesta en común realizada en la sala multipropósitos de la UPN los estudiantes se organizan para almorzar. Los almuerzos son provistos por la universidad ya que muchos de los representantes estudiantiles que viajaron desde las periferias del país no cuentan con un centavo en el bolsillo.

A continuación se dispusieron tres mesas de trabajo: Autonomía y democracia; Financiación y Bienestar. Cada cual asiste al tema que prefiera discutir y empiezan las intervenciones.

En la mesa de financiación el exponente principal fue el representante superior de la Universidad Tecnológica de Pereira. Con regla en mano y diapositivas listas se paró al frente de la mesa y expuso estudios realizados en su institución según los cuales las universidades públicas del país ya han empezado a autofinanciar más del 50% de sus gastos mientras el Estado disminuye su porcentaje de financiación.

Se contaron entre diez y veinte intervenciones donde estudiantes, profesores y ex-alumnos manifestaban su ánimo de salir a las calles y lograr esta conquista. Sus palabras eran similares a las que se escuchan en las películas de guerra antes de la batalla final.

Voces de protesta se alzaban por doquier pero ninguna en contradicción de lo afirmado. Los estudiantes se encontraron, por fin, en un mismo sentir.

Finalmente se propuso una fórmula a través de la cual, a partir del pago de rubros periódicos, el gobierno pagaría su deuda con las IES públicas y lograría la consolidación de una “matrícula 0” para todos los estudiantes de estas universidades. Algo digno de economistas y financistas pues es casi incomprensible para quienes están dedicados a otro tipo de ciencias.

BT=B*+ Variación Pt+ Brecha Yt

Sin embargo, esta no fue la única propuesta lanzada durante este sencillo pero definitivo encuentro. Las peticiones al gobierno se extienden desde el congelamiento del precio de matrícula en universidades privadas hasta la eliminación del programa Ser Pilo Paga y el Icetex. Aquello parecía una verdadera declaración de independencia.

Un 2018 prometedor

El Encuentro Distrital Ampliado de Estudiantes en Bogotá fue solo el primero de los muchos planes que hoy reposan en el movimiento estudiantil universitario.

Amalfi Bocanegra, representante estudiantil de la Pedagógica, ha sido una de las principales líderes y coordinadores del resurgir de los estudiantes. Es una mujer más bien menuda y de aspecto tierno pero su voz es imponente: “este momento nos facilita que vuelva a la luz pública el debate y que podamos cualificar a la actual generación del movimiento estudiantil. Por eso no nos vamos a paro ya, nos vamos a paro el próximo año con la intención de que las mismas universidades formulen una fecha para un encuentro nacional que tenga fuerza y querientes en cada institución; que podamos sacar varias jornadas de movilización a nivel nacional y, por último, que podamos identificar unas banderas de lucha claras”

 

Algo similar opina Abraham Rivera Pérez, representante estudiantil de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas: “creo que hay un buen ánimo. Lo bueno es que antes de que se decrete el paro se está pensando el paro (…) Es una cuestión de que, si esto continúa, no vamos a tener universidad qué defender en el futuro (…) Entonces yo creo que nos va a ir muy bien. Lo que va a pasar en el 2018 va a ser una cosa muy bonita pero, sobretodo, grande. Va a dejar muchos retos para el país y para la sociedad en general”.

“Debemos construir todas las herramientas necesarias para librar un buen debate el próximo año” aseguró también León Atehortúa.

Al final de la jornada, con acuerdos claros y tareas repartidas, los estudiantes vuelven a sus casas y a sus realidades sin olvidar lo que hoy vivieron. Un extraño sentimiento de hermandad se sintió durante este encuentro. Seguramente así se siente la unidad en un país de divisiones: rara.

Las enseñanzas de la MANE

Pese a todos los esfuerzos de los estudiantes por demostrar que se encuentran a la vanguardia de la situación del país y que están comprometidos con el logro de cambios positivos para la educación, no se puede negar que el movimiento estudiantil ha estado marcado por vandalismo, división e indecisión que aún son objeto de crítica por muchos.

Un ejemplo claro son los años 2011 y 2012 que dejaron un sabor agridulce en el movimiento estudiantil de aquellos días representado por la MANE (Mesa Amplia Nacional Estudiantil).

La MANE surgió principalmente como una iniciativa estudiantil que buscaba impedir la reforma a la ley 30 de educación superior. La reforma propuesta por Santos pretendía avalar la creación de IES con ánimo de lucro.

“Nosotros logramos en el 2011 y 2012 frenar una reforma a la ley 30, que igual es nociva también porque sí hay que reformarla pero no era de la forma que proponía el gobierno, lo logramos pero luego, porque el movimiento estudiantil es cíclico; porque la gente se gradúa; porque las cosas tienen influencia según los momentos políticos, no se tuvo la fuerza para responder a esa construcción de una política pública”, recuerda Amalfi Bocanegra.

En los días gloriosos del movimiento estudiantil de 2011 y 2012 la MANE convocaba abrazatones, besatones, marchas y movilizaciones culturales que eran imposibles de ignorar. “Uno de los grandes logros de la MANE fue romper con el estigma de que el estudiante es un rebelde sin causa”, afirma Boris Duarte ex-integrante de este movimiento.

Y es que este movimiento tuvo tal fuerza que hasta los escépticos estuvieron a punto de convencerse de que por fin había llegado la hora del cambio. “En un principio ni nosotros creíamos que íbamos a lograr lo que nos propusimos. Le dimos confianza al movimiento estudiantil porque demostramos que sí es posible lograr los cambios”, afirma Juan Sebastián López envuelto en los recuerdos de aquellas luchas distantes.

Sin embargo, el ocaso de la MANE llegó más temprano que tarde y, luego de una casi épica victoria en la que el movimiento estudiantil logró tumbar la reforma a la ley 30, vino un baldado de agua fría y realidad. La MANE no logró organizarse para aportar en la construcción de una nueva política pública para la educación y el gobierno fue esquivando y excluyendo a los pocos estudiantes organizados de tal manera que cuando terminó la tormenta mediática acabó también el casi logrado propósito.

-¿Por qué se acabó la MANE?

Jairo Rivera ya se había hecho esta pregunta mil veces y sabía la respuesta: “la MANE se acabó, en mi concepto, por cuatro razones primordiales. Primero, los sectarismos que había dentro del mismo movimiento desde su conformación pues, al ser amplio, había personas de todos los sectores; segundo, la politización de la que fue víctima el movimiento porque muchos lo usaron para intentar conseguir sus objetivos políticos que no estaban acorde con los de la MANE; tercero, los líderes se graduaron y empezaron a ocuparse de otros asuntos que dejaron abandonada la causa y, por último, la arrogancia de los organizadores. La arrogancia fue uno de nuestros grandes errores”.

La MANE sin duda es el antecedente y referente por excelencia del actual movimiento estudiantil que aún se está gestando. En errores y aciertos los estudiantes tienen el reto de no desaprovechar la ventana de oportunidad que los ha unido de nuevo: Ser Pilo Paga.

Las privadas

En Colombia, país en el que la población está dividida por estratos socioeconómicos, es indispensable hablar de la alianza entre estudiantes “de pública” y “los de privada”.

Pese a las viejas distinciones y estigmatizaciones que existen entre unos y otros, esta vez se encuentran para confluir en objetivos comunes para la educación. Sin embargo, es evidente que la problemática de Ser Pilo Paga se vive más de cerca en las privadas pues es allí donde van a parar la mayoría de beneficiarios de este programa o “Pilos”.

Días antes del Encuentro Distrital Ampliado cada universidad se dió a la tarea de resumir sus problemáticas y exponerlas allí. Luego de estas reuniones los de privada tienen claro que no pueden actuar contra SPP de manera agresiva. “Yo no puedo llegar aquí a decirle a los Pilos: ‘hey, su programa está acabando con la educación y lo vamos a tumbar’ porque, para la mayoría, esta ha sido su única opción de ingreso a la educación superior” afirmó Álex González, estudiante de derecho de la Universidad Externado de Colombia, en una de esas reuniones.

León Atehortúa plantea una solución clara: “ no tenemos conflictos ni contradicciones con las universidades privadas, creo que podemos trabajar en conjunto en muchas cosas. La oferta de calidad que tiene las universidades privadas es indiscutible y valga decir que no tenemos conflictos hacia los estudiantes que hoy forman parte del programa Ser Pilo Paga, a ellos debe responderles ya el Estado”.

Los Pilos son parte activa de la mayoría de universidades privadas del país y su derecho a ser financiados por el Estado es ya irrefutable. El ingreso a universidades de élite significa un giro de 360° para quienes tiene la fortuna de ser beneficiario de SPP.

“aunque, desde pequeña, mi sueño era estudiar yo no podía pagarme la carrera. Nadie podrá entender mi emoción cuando me enteré que era parte de Ser Pilo Paga porque, no sólo iba a poder estudiar la carrera que quería, sino que no tendría que trabajar y estudiar a la vez y estudiaría en una universidad de prestigio. Sé que muchos dicen que este programa hace daño a la educación pública y estoy de acuerdo en que un programa como estos debería tener recursos adicionales propios en lugar de disminuir los recursos de las IES públicas. Sin embargo, es un programa que cambia la vida por lo que no considero que se deba terminar”, asegura Heydy Sabogal, estudiante de periodismo y beneficiaria de Ser Pilo Paga.

El 8 de noviembre de 2017, el Presidente y principal promotor de SPP,  Juan Manuel Santos, anunció el inicio de su cuarta versión que viene con algunos cambios que buscan promover el ingreso de Pilos a universidades públicas y así compensar los ingresos de estas. Entre los cambios se encuentra la posibilidad de que los Pilos aplacen la “beca” por uno o dos semestres lo que les permitirá prepararse para el proceso de admisión de las universidades públicas.

Siguiendo la x en el mapa

Unas semanas después del Encuentro Distrital Ampliado se difundió por medio de su página de Facebook la hoja de ruta para el 2018 y la declaración política del actual movimiento estudiantil.

En el documento de trabajo se encomendó a las universidades de todo el país que generen espacios de aprendizaje y movilización dentro de sus instituciones con el objetivo de difundir las banderas de lucha y se pactó el Encuentro Nacional Ampliado de Estudiantes para febrero del próximo año con el fin de acordar fechas estratégicas de movilización y un posible paro nacional de estudiantes. El objetivo es claro: lograr una financiación digna para la educación. “El 2018 será el año de organización y pelea para el movimiento estudiantil, para la defensa de la educación superior como derecho, pública y autónoma cómo la necesita Colombia”, se lee en su declaración política.

Sin embargo, es imposible ignorar que el próximo año se llevarán a cabo las elecciones presidenciales. Con la salida de Juan Manuel Santos, que ya lleva 8 años en el cargo, la expectativa y la incertidumbre sobre quién tomará la gerencia del país crecen.

-qué influencia tendrá el paro estudiantil del año que viene en las elecciones presidenciales?

“sé que los candidatos tendrán que referirse al tema y tendrán que definir su posición frente a Ser Pilo Paga, frente a financiar la oferta o la demanda, etc. Las elecciones se realizarán corrientemente. Está al orden del día el debate sobre estos puntos y la política en Colombia no podrá ignorarlos”, asegura León Atehortúa.

Algo similar opina Abraham Rivera: “la discusión de lo educativo no está en la esfera de la discusión de lo político ni de la opinión pública, pero lo van a tener que poner ahí porque va a ser mucha gente movilizándose y exigiendo cosas entonces van a tener que hablar de ello pero lo estructural no está en “quién quede” sino en cómo fortalecemos a la gente”.

Una tormenta se puede ver, sentir y oler aunque este aún a cierta distancia. Una tormenta se desatará próximamente en Colombia. Aún es difícil saber cuál será su impacto y qué tan grandes sus olas pero la llovizna siempre es buena en una tierra que suele vivir con sed.