LEÓN: Solo Dios sabe lo que yo siento por vos
Una hinchada, un solo corazón, unidos por un ritmo y una pasión. Esto es lo que sienten los apasionados por este equipo en cada encuentro con el “rojo”.
Editado por: Laura Sofía Jaimes Castrillón
Foto reportaje realizado para la clase de Taller de géneros periodísticos (Cuarto semestre-2024 I), bajo la supervisión de la profesora Estefanía Fajardo de la Espriella
Una hinchada, un solo corazón, unidos por un ritmo y una pasión. Esto es lo que sienten los apasionados por este equipo en cada encuentro con el “rojo”. Albi-roja Sur, más que una barra de Independiente Santa Fe, es algo que se lleva en la sangre; un legado que se pasa de generación en generación con amor, respeto y admiración. Lo que empezó en 1997 como un grupo pequeño de seguidores, hoy en día une a cientos de personas, conformando lo que para ellos es una familia.
La Guardia Albi-roja Sur es una barra distrital compuesta por 52 parches organizados y aproximadamente entre 14 y 15 que no están establecidos dentro de la organización. Estos están ordenados por localidades o barrios. Entre ellos existen códigos de respeto, lealtad y hermandad. Si alguno comete una falla, no se le permite volver ni al parche ni a la barra. Es una escala de valores propios de la barra.
El sentimiento que me heredaron
“Para mí, ser hincha de Santa Fe significa tener corazón; como el nombre lo dice, tener la santa fe intacta, tener amor y resistencia. Lo sigo desde que tengo uso de razón, es una herencia que me dejó mi bisabuela”, comenta Johan Jiménez, integrante del parche La Alquería. Desde pequeños, muchos han crecido con la imagen de sus padres, abuelos y familiares netamente santafereños, vestidos con los colores rojo y blanco, yendo al estadio, donde todos son iguales, y en eventos propios de la barra. Para ellos, ser hincha no es solo disfrutar de los momentos de gloria, sino también entender que cada caída es una oportunidad para ser mejores, para no parar de alentar, para seguir adelante con garra, y para amar a su equipo con la misma intensidad en las buenas y en las malas.
“Ser hincha de Santa Fe, como mujer, es llevar en el alma una pasión que trasciende cualquier límite; es celebrar cada triunfo con el corazón lleno de orgullo. Desde que nací, siempre me ha gustado el fútbol; lo juego desde pequeña y me incliné por este equipo porque soy más rola que un ajiaco. El rojo es mi color favorito desde que vi a mi abuela seguir a este equipo”, cuenta Luisa Estrada integrante de Suba es del León. Ser parte de este equipo, para ellos, es más que una identidad; es alentar con el corazón cada partido, es sentir el latido de la hinchada en cada canto, en cada trapo.
Muchas personas tienen el estereotipo de que las barras bravas son solo para generar violencia, pero al momento de convivir con ellos se puede ver que solo es una percepción que se ha tenido desde hace mucho tiempo, creando una barrera social que no permite que se conozca la clase de personas y seres humanos que son cada uno de ellos. Juzgando desde su forma de expresarse al relacionarse con otros hasta su forma de vestir, incluso sin estar en la misma sintonía, son capaces de contagiar con su alegría y energía a quienes no pertenecen a ese mundo.
Hinchas celebran con bengalas y se reúnen junto a murales, mostrando su pasión y apoyo al equipo.
Aficionados se reúnen bajo banderas, jugando microfútbol.
Exhiben con orgullo sus tatuajes en honor a su equipo.
Desde siempre moviendo corazones.
Una hinchada, un solo corazón, unidos por un ritmo y una pasión
Desde la cuna amo al rojo y en la cancha muero por el rojo.