Un relato propio de la moda
Desde este texto de reflexión, la moda es todo aquello plasmado en los cuerpos que permite evidenciar la historia a través de la imagen personal.
Ensayo realizado para la clase de Pensamiento crítico y argumentativo II (segundo semestre, 2023-1), con la profesora Aleyda Nuby Gutiérrez Mavesoy.
Crecí en una familia de mujeres, en mi casa éramos y siempre hemos sido tres (mi mamá, mi hermana y yo). Así que -cayendo en el cliché- mis noches eran de películas de princesas, pintarnos las uñas y noche de masmelos frente a la chimenea. Recuerdo que recurrían a ponerme vestidos siempre que podían y así crecí, en un mundo que era común para mí pero no me sentía parte de él.
Al convertirme en adolescente -y como buena adolescente- decidí dejar los vestidos, cambié princesas por películas de terror, quería experimentar todo aquello que se me había negado a escoger en la infancia y por cuestiones retóricas de la vida y sus juegos cizañosos volví -a mis dieciséis años- volví. Volví a las películas románticas pero también disfrutaba del terror, empecé a volverme experta en alfombras rojas de eventos de Hollywood, empecé a admirar el arte. La sensibilización del arte se hizo más fuerte a medida que los años pasaban, empecé a ver las dinámicas de la sociedad desde otra perspectiva.
Recuerdo en mi indecisión por escoger qué hacer con mi vida ver un diplomado que vinculaba la guerra mundial con la moda. ¿Cómo un hito de la humanidad está ligado con la moda? ¿Todo lo que utilizamos está predeterminado por el contexto del momento? ¿Qué me cuenta la moda en los hitos?
La moda llegó a la historia como si se hubiera encontrado la llave de una puerta -claramente ya existente- pero que nadie había abierto aún; sin embargo cuando hablamos de imagen personal o vestuario es más fácil para nuestro subconsciente pensar en mujeres -¡ojo!, no es una cuestión de género- se trata más de unos hechos específicos de la historia (económicos y sociales) que permitieron a diversos grupos reescribir su misma historia a través de sus cuerpos, de su imagen.
Con esto no trato de hacer una simbiosis de dependencia entre la moda y la historia, hablo de una coexistencia de ambas partes en paralelo donde una se nutre de otra y por lo tanto, su desarrollo (por particular) está estrechamente vinculado y se enriquece en simultaneidad.
Cuando empecé a leer e investigar en otros relatos, artículos, documentales y demás acerca de la moda y la historia, cómo estas se relacionaban (prendas que cambiaron al mundo), encontré en todos una similitud -no a modo spoiler de quién le interese el tema, si llegase eso a ser un temor.
La moda desde el siglo XX es un reflejo de la calle, de las vivencias y la cotidianidad de la sociedad moderna, es necesidad y respuesta, es deseo pero también es revolución. Riello (2012) explicó: “La sociedad se transforma de maneras diversas a lo largo de la historia y encuentra en la moda la manera de observar y comprender la vida de las personas que nos han precedido”.
La humanidad cambió, el rol de las mujeres cambió.
Enfrentamientos bélicos, mujeres produciendo armamento, confeccionando uniformes, mujeres cuidando soldados, siglo XX y guerras. Quinaya (2018) concluyó “el papel de las mujeres había cambiado al igual que su manera de asumir la vida y con ella su imagen personal”. La guerra trajo consigo muertes (consigna de la violencia por excelencia) millones de muertes y como resultado, la población femenina sobrepasó a la masculina marcando un nuevo rumbo, una nueva oleada. De ahí, análisis como el de Quinaya (2018) donde concluyó:
Existía entonces un nuevo patrón de comportamiento femenino, sin embargo, no serán las mismas y lucharán por los principios de igualdad , quitaran los corsés de sus cuerpos liberando la silueta desde su vestuario, incluso llegando a imitar la forma rectangular del cuerpo masculino a través de la utilización de fajas que aplanan el vientre y las caderas, ocultas en vestidos holgados , complementados con cortes de cabello muy cortos.
La capacidad de elegir y crear se nos había otorgado, la revolución del vestir. Explicarle esto a mi yo de cuatro años que hasta ahora está tratando de aprender que las medias van primero que los zapatos y que amarrar los cordones es más un acto de supervivencia para no caer que un momento sublime de la moda podría aterrorizarla. Pero este es mi punto: crecimos pensando que combinar la chaqueta con el pantalón era un acto casi inherente a nosotros, como respirar o comer y de no ser inherente, sería un acto protocolario. Pero me rehúso a mis veintiún años que siga pensando como la niña de cuatro años y que ojalá -quien lea esto- esté más allá de su niño de cinco años para entender por qué la minifalda es un acto revolucionario, el porqué del bluejean, la ruana colombiana y la camiseta transparente.
Las prendas son elementos de control social, son emblema y son polémica. Pero, ¿qué acto que trasciende no trae consigo polémica? Cada década parece traer consigo nuevas preocupaciones, nuevos retos, nuevas liberaciones. La minifalda es esa manifestación de liberación de la mujer. Eran los años sesenta, todo aquello que existiese para ese momento estaba dispuesto a ser cuestionado, un llamado a la revolución. Los Beatles, Rolling Stone, se adueñaron de los espacios, de los jóvenes; los festivales musicales empezaron a ser cada vez más relevantes y con los festivales ¿qué mejor escenario para romper las reglas de la moda? Nace la minifalda.
La píldora anticonceptiva, la liberación femenina, la música, los festivales musicales fueron el escenario perfecto para revolucionar la moda. Londres se convirtió en el escenario para que la minifalda apareciera en la escena comercial y Mary Quant se convirtió en un referente al hablar de esta prenda, orientando su uso a la escena juvenil. (Quinaya, 2018, p.36).
Tal vez Mary Quant no sea la creadora de la minifalda como suele especularse en la industria pero acudo a ella por un argumento que, si bien le funcionó para no atribuirse o desligarse de la autoría del invento, también funciona en este momento para reafirmar mi idea de la moda.
“No importa quién sea el inventor. Por mi parte creo que ni yo ni Courrèges la hicimos, sino que la calle la concibió primero”, dice Mary Quant.
Durante mi proceso descubriendo el mundo de la moda me he preguntado varias cosas: el porqué de una prenda, por qué para hombre, por qué para mujer, por qué una ciudad viste distinta a otra, cuándo un grupo empieza a determinar su manera de vestir, cuándo se es suficiente de una prenda, ¿jamás se irá el blue jean o el estampado de leopardo? Pero dentro de un sinfín de interrogantes que me toman a diario, jamás me había preguntado ni buscado en internet la definición de moda. Tal vez, no lo he buscado porque desde mi lógica no cabe encasillar algo tan personal y cambiante como lo es la moda.
Sin embargo, al escribir sobre esto y teniendo una condición de perfeccionismo -no médicamente diagnosticada, por cierto- mi cerebro me obliga a hacer una relación del significado de la moda, porque de no tenerla, ¿qué tan creíble sería mi escrito? Yo no confiaría, en lo personal, en alguien que no presume su postura de un tema y otorga solo un bombardeo de argumentos. Así que como autocrítica y para aquellos que son igual de radicales a mí, aquí va la significación que le he dado a la moda:
La moda, antes que estética es el reflejo de las prácticas de vestir en un determinado grupo y territorio, es la cotidianidad de la calle plasmada en prendas, es la convicción, ideología y pensamiento de movimientos sociales que encuentran en el vestuario una expresión de sí mismos. La moda entonces, no es un desfile de una semana cada medio año, no es una tienda con grandes ventanas en la Quinta Avenida en Nueva York, no es un taller de producción, estos sin duda son medios pero no significado.
Moda es una persona sentada creando prendas que se adecuen al momento social y económico que se está viviendo, la moda es jóvenes revolucionarios cortando telas, creando nuevos patrones. Moda es la censura a una prenda por su contenido ideológico, moda es todo aquello que pasa por las calles y encuentra como medio la moda para reflejar una identidad, un hito.
La moda relata la historia y permite que la historia se relate a través de ella.