La guerra en Ucrania: un asunto de todos
¿Qué ha pasado en Ucrania? ¿Está Putin cerca de ganar la guerra? Entérese de cómo ha avanzado la guerra y por qué nos afecta a todos.
Reportaje realizado para la clase de Pensamiento crítico y argumentativo II (segundo semestre, 2023-1), con el profesor Samuel David Castillo Galeano.
Hace ya más de un año que la guerra en Ucrania estalló. Febrero del 2022 fue el mes en el que el mundo se vio estremecido por el recrudecimiento del conflicto entre Occidente y Rusia: el choque entre gobiernos y las ideologías e intereses de los mismos, ha resultado en una considerable disrupción de la economía global, el asolamiento de ciudades enteras y la matanza indiscriminada de civiles. Ucrania llora sangre mientras las vidas de sus ciudadanos se ven golpeadas por la violencia y el desplazamiento; sus antes grandes ciudades se convierten en escombros y sus productivos campos en cementerios de tanques e inocentes.
Sin embargo, durante los últimos meses y con el apoyo de la OTAN, las Fuerzas Armadas de Ucrania han logrado no sólo repeler la avanzada rusa, sino también han logrado recuperar territorio ocupado por las tropas de Putin. Pero todo apunta a que la guerra está lejos de acabar, y las consecuencias de este conflicto bélico vienen azotando al resto del mundo desde que comenzó: la Unión Europea está enfrentando una severa crisis energética debido a que el gas ruso ha aumentado 15 veces su valor desde el 2021, y alrededor del 80% del suministro se vio cortado, afectando hogares y negocios por igual.
Para Estados Unidos, se espera un aumento en su inflación, sumado a un evidente deterioro de sus relaciones con Rusia y gradualmente con China. Por otro lado, varios países de Asia y África se ven seriamente afectados debido a su fuerte dependencia en la importación de productos alimenticios como el trigo y procesados del girasol, así como derivados del petróleo.
Y Latinoamérica no es ajena al impacto de la guerra: los efectos de la globalización y los significativos porcentajes de dependencia comercial con Ucrania y Rusia, han hecho que los impactos negativos del conflicto se sientan con gran intensidad en los presupuestos de los gobiernos, hogares y negocios de varios países en el continente.
De hecho, Colombia se encuentra en la lista de los países afectados por múltiples razones que abarcan desde el sector agrícola hasta el energético.
Por una parte, el agro colombiano ha enfrentado una serie de desafíos que ha frenado la productividad del sector, siendo que un amplio porcentaje de las exportaciones nacionales tenían como destino a Rusia, y debido a los fuertes bloqueos mercantiles impuestos a este país, las negociaciones se han vuelto casi imposibles, causando la pérdida de un importante socio comercial. Como reporta la Federación Colombiana de Ganaderos, a Rusia se le exportaba alrededor de un 55% de las carnes congeladas y de bovinos, sumado a un 37% de ventas de la leche y la nata; ahora, debido a las sanciones impuestas al Kremlin, es muy posible que este mercado se pierda para Colombia, generando una grave afectación para el negocio ganadero.
Bajo esta misma dinámica, los precios de la canasta familiar se han encarecido en consecuencia de la subida de precio de los fertilizantes a nivel global, de los cuales un 42% era importado de Ucrania y Rusia para Colombia. La situación no mejora en lo que respecta al sector petrolero: el precio por barril aumentó y aunque podría considerarse como una ventaja para Colombia como exportador del crudo, la realidad es que el impacto negativo del alza de precio es mayor a las ventajas que ofrece, principalmente porque sube también el precio del combustible.
El mundo está siendo testigo de la violencia que Rusia desató en suelo ucraniano y las repercusiones que este conflicto ha traído a las naciones de todo el globo. En respuesta, la OTAN y sus aliados han provisto a Ucrania con millones de dólares en suministros, medicina y armamento, con Estados Unidos haciendo un llamado a Latinoamérica para contribuir con material militar al esfuerzo para repeler la avanzada rusa, con la promesa de recompensar a los países donantes con piezas modernas del arsenal americano. En respuesta, el presidente Gustavo Petro se negó a donar armamento del arsenal colombiano, afirmando que “ninguna arma rusa así esté hoy inservible en nuestra tierra va a ser usada hoy en ese conflicto”.
¿Es momento de que el país se quede de brazos cruzados?