Fernando Barrero y su visión transversal de la profesión
Tanto la comunicación como el periodismo han tenido que acoplarse a la velocidad a la que marcha el planeta. La apuesta por narrativas integrales y la enseñanza más investigativa y práctica son los desafíos de ahora. Fernando Barrero Chaves, un “todoterreno” en las comunicaciones, ha vivido paso a paso los avances, siendo reflexivo con el pasado y expectante con el mañana.
Entrevista realizada para la práctica profesional en Conexión Externado (noveno semestre, 2022-1), con la profesora Mónica Parada Llanes.
Desde el ámbito académico, Fernando tiene un importante bagaje siendo docente y decano, ha sido testigo de la formación de periodistas. En su percepción, las facultades de periodismo y comunicación son los “huesos de la nueva generación”, debido a que son la estructura y el espacio en el cual se ajustan los cimientos del oficio. Sin embargo, aún hay una “cascarita” que reformar desde las aulas.
Fernando considera que el enfoque investigativo debe fortalecerse, dado que en el escenario profesional no lo siente potente. A excepción del contenido de Caracol Televisión y otros casos concretos, señala él, el periodismo colombiano está lejos de contar con un bloque investigativo fuerte. Además, en un contexto de 2000 egresados anuales, en promedio, con más creces es necesaria la inclusión investigativa en las cátedras.
“En el pasado era la teoría, con tablero y lengua; hoy en día ese escenario desapareció, ya no hay tableros, hay un proceso”, de esta manera Fernando resume la transición de la educación con el paso del tiempo. Previo a todo el avance digital, la enseñanza radicaba más en la cuestión teórica y catedrática que en la práctica en la calle; ahora, la balanza está más inclinada al trabajo de campo, en caliente.
“La reportería de antes radicaba en llevar al grupo de estudiantes a la Plaza de Bolívar para aprender dónde quedaba la Casa de Nariño, el Ministerio de Comunicaciones y el Palacio de Justicia”, pero ese escenario ha evolucionado a lo que Fernando denomina un “intercambio de conocimiento”. El docente ya no hace un recorrido explicando la función de cada lugar, sino que los deja que interactúen con el entorno. “Hoy decimos “nos vemos en la Plaza de Toros”, algunos se van a la octava, otros por la sexta, otros por la circunvalar y al final de la jornada nos vemos otra vez en la Plaza y cuentan su experiencia”, explica Fernando al referirse al modus operandi del trabajo de campo actual durante las clases.
Precisamente uno de los aciertos de la enseñanza moderna ha sido ese, lograr que los estudiantes empiecen a empaparse de calle, siendo reporteros al mismo tiempo que aprenden. ¿Este ejercicio qué genera en los próximos comunicadores y periodistas? Además de sentir la experiencia de lo que les espera en lo laboral, ha permitido que el perfil convergente e integral que demanda el mercado sí se desarrolle durante el proceso de aprendizaje.
Al estar en constante contacto con las tendencias y con las últimas herramientas en sus manos, los periodistas y comunicadores integrales pueden formarse en caliente. Fernando cree que el ambiente laboral exige profesionales capacitados en realizar variedad de productos e ideas. Desde saber de qué modo redactar una noticia, hasta saberlo compaginar con videos, fotografías y demás formatos; a esa visión le apunta el periodismo y el storytelling del futuro.
Un debate avivado en el último tiempo refiere a las funciones y capacidades de un comunicador y periodista. Fernando no comparte la concepción de que “cualquier persona puede serlo”, a pesar de que los mecanismos de comunicación (como WhatsApp y redes sociales) y los dispositivos móviles están al servicio de todos, el saber cómo transmitir información es cuestión del sector periodístico y comunicativo. Él expresa que los avances en telecomunicaciones han impulsado este oficio. “Hay varias figuras, la publicidad, el diseño gráfico, el manejo de Twitter, Instagram; poder hacer radio, películas, documentales e informes a través de celulares”, sostiene, al afirmar que al dedicarse a esto es necesario saber realizar varios quehaceres en una narrativa convergente.
De todas las innovaciones aportadas a este trabajo, él destaca el fenómeno de WhatsApp y Twitter. Le impresiona el flujo de mensajes, al punto de ser 42 millones en un minuto alrededor del planeta. La información está en esa transmisión constante y masiva. Sumado a esto, considera de vital atención y responsabilidad filtrar lo que saldrá a la opinión pública.
En un contexto marcado por la información vertical (de abajo hacia arriba) a la velocidad de la luz, es obligación seleccionar las noticias relevantes para la audiencia, el tono con el cual se informará y el canal acorde. Fernando enfatiza que eso no lo hace cualquier persona, es materia de quienes dedican sus días a la comunicación y periodismo.
Los desafíos, la crisis y el futuro
Ahora, con respecto a la denominada crisis de los medios, para él no extiste ese fenómeno, pues establece que, partiendo de una frase de un referente como Gabriel García Márquez, puede decir que: “no es quien da primero la noticia, sino quien mejor la sabe dar”. La inmediatez no puede pesar más que la profundización de los acontecimientos, de lo contrario se caería en el error del “síndrome de la chiva”, el cual se focaliza en no ahondar en lo ocurrido sino conformarse con informarlo de primero. Un consejo para equilibrar inmediatez y profundidad es dar la noticia con el subtítulo de “noticia en desarrollo”, con el fin de contar con el tiempo necesario para estructurar la información.
Durante más de 20 años ejerciendo, Fernando recuerda con agrado los retos que lo han marcado, en especial el no haber contado con la facilidad de especializarse en un tema. Su rutina podía arrancar con cubrir un homicidio, luego ir a Congreso a una sesión parlamentaria y terminar con reportar en vivo un partido de fútbol. El desafío estaba en acoplarse a lo que viniese. En la actualidad, es posible enfocarse en un tema en concreto y tratarlo al detalle.
La interdisciplinariedad permite que haya una distribución de periodistas entorno a los diversos temas que frecuentan el día a día. La formación económica, deportiva, de salud, entre otras; todas las especializaciones posibles le dan un plus a la carrera en estos tiempos, debido a que se informa, analiza y trabaja de los pies a la cabeza un contexto específico.
Uno de los aciertos de Fernando fue haber hecho parte de la fundación de los premios del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB). En 1980 ganó el premio Simón Bolívar, lo cual lo llevó a la reflexión que luego desarrolló para crear ese galardón: “¿Por qué los premios son entregados por una empresa y no por periodistas?”. Al tener esa visión, puso manos a la obra en la logística de los premios CPB.
Los premios están consolidados para darle mérito a la excelencia periodística. Al inicio eran pocas categorías, pero la incursión de nuevos formatos (como la caricatura, podcast, trabajos de investigación, entre otros) ha permitido la creación y entrega de más reconocimientos. “Como creador de esos premios, me alegra saber cómo ha ido evolucionando durante 40 años; me alegro al saber que se entregan por la vida y obra de un periodista. Es un orgullo”, concluye Fernando.
Dos años de confinamiento cambiaron los hilos del planeta, y el periodismo no fue la excepción. El reto radica -y radicará- en afrontar la problemática de la desinformación en el público. Aunque llegue a sonar gracioso e inverosímil, Fernando explica que “no podemos salir diciendo que no se vacunen porque les meten un chip”; la contextualización dada será clave para las nuevas dinámicas de las audiencias en la pospandemia.
Consejos para las nuevas generaciones
A modo de cierre y apuntados en su libreta, Fernando aconseja a la actual y futura generación de periodistas y comunicadores:
- La primera recomendación es leer mucho. Quien lo hace, está al tanto de lo que ocurre a su alrededor y afuera, lo que exige el público y cultura general, tres aspectos cruciales.
- Dudar. El ojo del periodista se pule al poner en cuestión cualquier dato, referencia o información que conozca.
- Ser original. Los periodistas y comunicadores son marcas, por lo que el sello que le pongan a lo que hacen es vital para hacerse un nombre en el medio. Ser diferente a lo convencional y proponer caminos para guiar la comunicación.
- No inventarse las cosas. La gente otorga su credibilidad, por lo que jugar con esta y desinformar sería el acto más antiético en este oficio, un error que ha cometido hasta el New York Times.
- Conocer la historia. A él le parece increíble y absurdo el desconocimiento de ciertos alumnos acerca del Caso Watergate, la investigación periodística por excelencia.
- Por último, pero no menos importante: tener valores. Citando a otro de sus referentes, Ryszard Kapuscinski: las malas personas no pueden ser buenos periodistas.
La trayectoria de Fernando Barrero ha estado marcada por evidenciar de primera mano todas las ramas a las que la comunicación puede llegar. La academia, el periodismo y recientemente la comunicación organizacional, son sectores en los que él ha sabido moverse, siendo reconocido por su labor. Recuerda con agrado lo logrado y observa con esperanza los alcances posibles, sorprendiéndose más con la innovación detrás de esto año tras año.
Vea la entrevista completa en el siguiente video: