Facultad de Comunicación Social - Periodismo

Corazón en la pista: de bailarina a campeona mundial

Con 3 medallas de oros y de 2 plata en el Mundial de Patinaje 2021, Mariana Chaparro es el reflejo de disciplina y pasión en cada curva.

Editado por: profesora Estefanía Fajardo De la Espriella

Perfil realizado para la clase de Taller de géneros periodísticos (Cuarto semestre -2022 I), bajo la supervisión de la profesora Laila Abu Shihab Vergara.

18 años de vida y 12 años en el patinaje. Mariana Chaparro es una joven bogotana que ganó cinco medallas representando a Colombia en el Mundial de Patinaje 2021; detrás de su victoria hay accidentes, disciplina y, lo más importante para la deportista, el valor de la familia.

–Atención, entramos en la última vuelta, ¡oro para Colombia!, ¡oro y plata para Colombia!, ¡oro y plata para Colombia!, ¡el público se pone de pie!, ¡el público lo vive, lo goza! ¡Colombia, ¡lo festeja! ¡Colombia!, por supuesto, ¡Mariana Chaparro Muñoz y María Camila Vargas, las colombianas que se bañan en júbilo y gloria! – exclamó el narrador de la carrera de 10.000 puntos+ de Junior ladies en el Mundial de Patinaje 2021 en Ibagué, Colombia.

Mariana, o ‘Mari’ para sus amigos, es muchas cosas al mismo tiempo: es hija de Carlos Chaparro y Gladis Muñoz, integrante del club de patinaje Bogotá Élite y de la Selección Colombiana de Patinaje, ganadora del premio Mejor deportista talento en los Premios Equipo Bogotá, compañera y amiga en la pista y fuera de ella. Su recorrido en este deporte se ha marcado por las victorias, ya que, como dice ella misma, empezó a ganar desde ‘chiquita’. Detrás del Mundial, entre sus logros más importantes están el segundo puesto en el Interligas 2018, y el primer puesto en el Panamericano 2021.

Y, como la mayoría de los patinadores, su cuerpo cuenta una historia.

Sus piernas tonificadas y bronceadas por la exposición diaria al sol son testigo de los años de entreno de Mariana, además de un par de cicatrices que cuentan las caídas que no han dejado que la joven deportista desista; tiene el cabello lacio y brillante, luce como el sol que refleja la pista de patinaje del Salitre, lugar en el que ha entrenado casi toda su vida. Sus ojos son marrón oscuro, cuando sonríe se hacen chicos y rasgados perdiéndose en el carisma de su rostro. En su mano izquierda siempre lleva una gran variedad de manillas y en la derecha un reloj digital blanco que, cuenta, jamás se quita.

Según el portal de los Juegos Olímpicos, Colombia se coronó campeona mundial de patinaje de velocidad sobre ruedas por 21ª vez, logrando su 14ª victoria consecutiva. El país ocupó el segundo lugar en el medallero de los World Skate Games 2024. A pesar de ser el país con más títulos en esta disciplina, el patinaje de velocidad aún no forma parte de las Olimpiadas.

De acuerdo con el reglamento de la asociación olímpica, solo el Comité Olímpico Internacional determina qué deportes se incluyen en la competición. Para ello, se deben cumplir tres requisitos: primero, la práctica del deporte debe abarcar al menos 75 países y 4 continentes para la categoría masculina, y 40 países y 3 continentes para la femenina. Segundo, se debe garantizar el respeto por las normas y la integridad del deporte. Por último, el deporte debe ser aprobado por el programa olímpico al menos 7 años antes de la edición en la que se desee competir.

–Mariana es demasiado disciplinada y obediente, si le piden que entrene 24 horas seguidas, va a hacerlo, ni una hora más, ni una hora menos– dice Juan Camilo García, ex patinador.

¿Cómo es que una niña de 6 años deja el ballet para probar el patinaje y 12 años después se convierte en campeona del mundo?

Desde muy pequeña, Mariana respiraba para practicar deportes. A los 6 años ya había incursionado en el ballet y la natación, hasta que un día fue a la pista de patinaje del Salitre a ver practicar a la hija de un amigo de su papá. Fue amor a primera vista. Cuando Mariana vio a la niña moverse con agilidad sobre la pista de asfalto sintió una flecha invisible que llegó a su corazón. En ese instante, el patinaje no solo capturó su atención; se convirtió en su destino.

Con esto, Mariana se retiró del ballet y entró al club CMB y Elías del Valle, el cual se convirtió en Bogotá Élite, su familia en el patinaje desde el momento cero. Hasta sus 12 o 13 años Mariana vio al patinaje como su carrera profesional, los resultados cada vez eran mejores, con el paso del tiempo se dio cuenta de que, a diferencia de otras niñas de su categoría, ella podía competir contra competidoras mayores; desde ese momento, el deseo de formar parte de la Selección Colombiana Juvenil fue su deseo más anhelado.

–Recuerdo mucho una carrera donde nos juntaron a las prejuveniles y juveniles, yo tenía 14 años y era prejuvenil en ese momento, ese día quedé de segundas, pasé a muchas niñas más grandes que yo, ahí me di cuenta de lo capaz que era– cuenta Mariana.

Recuerda la primera vez que ganó una carrera. Fue casi un año después de haber iniciado en el patinaje, tenía 7 años y su competencia más temida era una niña mayor que ella, para la época era la ganadora invicta de cualquier carrera. En su memoria está presente la pista, no llevaba el azul eléctrico que tiene actualmente, la pintura sobre el asfalto era un rojo sangre, había llovido, era una prueba de una sola vuelta y sobre una curva específica se hallaba un peligroso charco, les recomendaron evitar el charco, pero Mariana lo olvidó por completo e hizo caso omiso, tomó el riesgo de atravesarlo y consiguió su primera victoria. En ese momento perdió el miedo y dejo de idealizar a los demás patinadores, se dio cuenta de que, si se esforzaba, podría ser ella la vencedora que otros admiran.

El patinaje de carreras es un deporte individual, aunque existen pruebas por equipos. Su objetivo es recorrer una distancia determinada en el menor tiempo posible, según la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, se compite en pista y en ruta, y se divide en pruebas de fondo y velocidad. La revista Sport Training dice que el objetivo principal del velocista es el desplazamiento en el menor tiempo posible, mientras que en el fondista prima más la economía de carrera, es decir, buscar eficiencia con el menor gasto de energía.

Mariana se especializa en el fondismo, su prueba favorita es la combinada que se basa en la acumulación de puntos en pareja: “La combinada es mi prueba, es la que más veces he ganado en mi vida”, dice. Su especialidad son las distancias largas. El portal deportivo Sport Training dice que en las competencias de patinaje de velocidad, el corredor de fondo puede llegar a lograr distancias de 5.000, 10.000 o 20.000 metros, sin embargo, la deportista ha demostrado ser muy versátil al conseguir la victoria en otro tipo de pruebas.

La familia es un concepto muy importante para la patinadora. En sus padres encontró un apoyo incondicional y sin presiones, esto la llevó a practicar el deporte de una manera más tranquila.

–Todo lo que ella hace es porque verdaderamente así lo desea, nosotros siempre vamos a estar orgullosos de lo que Mariana logré sin importar qué– menciona Gladis Muñoz, mamá de la patinadora.

Su segunda familia es la que le regaló el deporte, sus compañeros de pista y de vida. Los padres de esos niños son como sus tíos y sus compañeros como sus hermanos, durante años viajaron por toda Colombia, competencia tras competencia. El vínculo que forjaron es muy importante para ella, ya que mientras perdía algunas experiencias en su colegio debido a las exigencias del patinaje, sus compañeros deportistas eran los únicos niños que la comprendían en ese aspecto. Aunque faltó a viajes escolares y diferentes eventos, viajó por toda Colombia y vivió una experiencia muy exclusiva a diferencia de la mayoría, pues desde pequeña gozó de reconocimientos, viajes, experiencias profesionales, la oportunidad de representar su ciudad, y actualmente su país.

–Para Mariana lo más importante son sus padres y su familia deportiva, es una niña muy entregada y amorosa, siempre la vas a ver dándolo todo por los que ama– dice Andrés Felipe Gómez, amigo y compañero en la Selección Colombia.

–Lo que diferencia a Mariana entre las demás deportistas es la dedicación que le pone a sus entrenos, no conozco alguien con tal determinación, además de ser una gran amiga, es una persona muy amorosa, así mismo es muy mimada y le gusta recibir atención de los que quiere– agrega Valeria Rodríguez, amiga y compañera en la Selección Colombia.

El momento en el que la carrera de Mariana se catapultó fue en el 2018 cuando entró a la Selección Bogotá, en el Interligas de ese mismo año fue plata en la combinada prejuvenil; todo seguía su curso hasta que la pandemia del COVID-19 paró el mundo. A pesar de los obstáculos, nunca dejó de entrenar, en su casa, sus padres amoblaron un gimnasio para ella y un simulador de patinaje, bajo ninguna circunstancia pensó en rendirse, ante la adversidad, la perseverancia fue su mayor aliada.

A comienzos del 2021, Juan Carlos Baena, entrenador de la Selección Colombia de Patinaje, se enteró de manera anticipada de que Mariana había sido seleccionada en la categoría juvenil de los Panamericanos 2021 y le escribió al WhatsApp:

–‘Mari’, te tengo una noticia, ¿quieres que te la diga ya, o esperamos a que se haga público?

–¡Dime ya!– respondió ella.

–¡Has sido seleccionada para participar con la Selección Colombia en los Panamericanos 2021, muchas felicidades ‘Mari’!

La emoción desbordó a esta joven como un volcán a punto de erupcionar, el corazón se iba a salir de su pecho, después de tantos años de soñarlo, se hizo realidad, iba a representar a Colombia en el Panamericano de Naciones de Ibagué 2021. Sin embargo, sabía que su rol no era buscar el oro para sí misma, su trabajo era ayudar a Gabriela Rueda a conseguirlo. Ella reconoce que su compañera estaba en una mejor condición física y esta carrera consiste en que una apoye el triunfo de la otra.

El 13 de febrero del 2021, durante la primera prueba, la combinada –su favorita– las cosas marchaban bien, Mariana apoyaba a Gabriela en la pista como se había acordado, hasta que su compañera le dijo que no podía seguir más: “Ya no me da”, le dijo Gabriela. Mariana tomó la batuta y empezó a perseguir a la competidora ecuatoriana y, sin planearlo, se convirtió en la protagonista de esta historia. A pocas vueltas de culminar, Chaparro consiguió la victoria y se llevó una medalla de oro a casa en su primera vez representando a Colombia.

Después del júbilo de los Panamericanos, venía el Mundial de Patinaje a finales de año. Tan solo a meses de su debut en el Mundial, tuvo una caída después del Selectivo Colombia en julio del 2021, en una curva de la pista se fracturó el cóndilo mandibular, encargado de conectar al cráneo con la mandíbula. Durante un mes Chaparro no pudo hacer ninguna actividad física, comía todo en presentaciones líquidas y casi no podía hablar, su papá esperó muy paciente el paso de ese mes, tras esto le realizaron los exámenes pertinentes a Mariana y le dieron luz verde para competir. Su familia y toda la selección estuvieron esperándola con los brazos abiertos.

–Ese accidente fue un descanso obligado que no pedí, después de ese mes me di cuenta de que necesitaba un descanso psicológico, cuando volví a entrenar fue incluso mejor que antes –analiza Mariana.

Ganó 5 medallas en el mundial, 3 de oro y dos de plata. Entre las de oro ganó la combinada, la de relevos y la de ruta; en plata obtuvo la de 10 kilómetros y la de 10 kilómetros más puntos.

–En este deporte, muchas veces está el que ayuda a sus compañeros y sale adelante con ellos o el que gana solo, Mariana logra ser ambas, ella misma se complementa– afirma Andrés Felipe Gómez, amigo y compañero de Mariana.

Actualmente, Mariana está convencida de que su próxima meta es llegar al Mundial de Patinaje en la categoría de mayores, pero afirma que también quiere estudiar Derecho, y en este proceso fue admitida en la Universidad Externado de Colombia y en la Universidad del Rosario. Desea conocer la experiencia de ser una universitaria, aunque, por ahora, su sueño en el patinaje continúa y el apoyo de su familia persiste.