La calle cuenta su arte
Más que un simple trabajo con el que sobreviven, los artistas callejeros entienden su talento como una pasión y su estilo de vida.
Reportaje realizado para la clase Flujos de trabajo en la industria audiovisual (séptimo semestre, 2020-1), con la profesora Carolina Robledo.
El graffiti, la danza, las artesanías y otras representaciones del arte callejero son practicadas por personas apasionadas o en busca de una salida económica. Luego de muchos desafíos y dejando de lado su vida cotidiana, los artistas cuentan cómo llegaron al mundo del arte, siempre bajo la intención de dejar una marca con su talento.
Los orígenes de cada uno de los artistas son diversos. Lia Meléndez, una artesana de la Séptima, viene de Valledupar mientras que Anthony Fressa, quien trabaja como estatua humana, es venezolano. Cada uno de ellos tiene una percepción del arte mediada entre la pasión y la remuneración. “Aquí dicen que el arte no lo apoyan pero tú en Venezuela no puedes hacer esto”, dijo Anthony, quien estudió arte en su país y ahora, vive del performance de la estatua humana combinada con el folclor.
Los peligros que afrontan los artistas callejeros van desde la persecución policial hasta la limpieza social. “Poster”, un graffitero informal, cuenta que una vez llegaron dos motos negras y sus tripulantes lo amenazaron. Le pidieron los papeles, les quitaron las pinturas y hasta sin los zapatos lo querían dejar. Antes de dejarlo ir, le dieron una advertencia: “si lo volvemos a ver ya sabe a qué se atiene”.
Conozca a algunos de los artistas que a diario ofrecen su arte a los transeúntes bogotanos: