¿Alguna vez se fijaron en lo que observan o solo lo ven?.

Crónica fotográfica realizada para la clase de Taller de Convergencia (octavo semestre, 2020-1), con la profesora Mónica Parada Llanes. 

La música es la compañera de las personas, eso es un hecho. Sin música no hay humanos, o así lo veo yo. Y si veo a la música como una compañía leal y fiel, ¿por qué no ver lo que ella me hace observar? Así fue como empecé a tomarle fotos a la Séptima,—que es de lo que trata la crónica fotográfica—, y a las calles de la capital en general, siempre con un beat de fondo. Me di cuenta que Bogotá está pintada musicalmente. Cada tono es un género, eso lo aprendí en Bogotono, el libro de Kike, como le digo.

José Enrique es un melómano, musicólogo, coleccionista y selector de antaño. Con más de 20 años de experiencia en la música, las calles, los colores, escribió un libro sobre la onda de Bogotá. La relación que hay entre la onda sonora y la onda lumínica. El color suena, y la música se pinta. El Jazz es azul, sí, azul, ¿por qué? “Kind of Blue”, “Afro Blue”, “Blue Moon”, Blue Note…¿suena familiar? Veamos. Así le dicen al Blues, el jazz viene del Blues y este último nace como un grito afroamericano para arrancarse las cadenas del racismo. Ahora bien, el color azul es asociado con la tristeza, la lejanía, el anhelo, la fantasía, la tranquilidad, la melancolía…No es coincidencia el nombre, Blue-s, el género nació del dolor, la desidia, la violencia y se convirtió en la voz y salvación de la población negra. Así fue como el Jazz continuó con el legado y por eso sus notas se pintan de azul.

Es una cuestión de significado, sin embargo, son ondas, es física, hay una explicación científica. No hay algo que me maraville y tranquilice al mismo nivel que conocer el génesis estructural de las cosas. Wav Pictures, de la mano de un cyborg para quien guste de Bogotá a tono. Música, color, baños, paredes, calle y gente.

Para ver este y otros trabajos fotográficos de la autora siga la cuenta en Instagram de @wavpictures