Café, ¿conocimiento o simple nostalgia?
Desde sus difusos orígenes, el café colombiano ha atravesado por un sinnúmero de cambios, positivos y negativos. Pero al final del proceso, ¿sabemos de café?
Especial multimedia realizado para la clase de Taller de Convergencia, con la profesora Mónica Parada Llanes.
El arte del café es, históricamente, la mejor cara que el país ha mostrado en el ámbito internacional. Desde sus difusos orígenes hasta su consolidación y ampliación comercial (exportación), el café colombiano ha atravesado por un sinnúmero de cambios, positivos y negativos, que lo han llevado a ser actualmente el mejor café suave de todo el mundo.
De acuerdo con la Federación Nacional de Cafeteros, desde mediados del siglo XIX los caficultores nacionales vieron en la exportación la mejor oportunidad para la expansión económica internacional. Desde un comienzo, Estados Unidos se proyectaba como el consumidor más importante; en el continente europeo, quienes más demandaban nuestro producto eran los alemanes, seguidos de los franceses.
Sin embargo, es aquí, sobre el siglo XIX, que se empezaría a generar, tal vez, la mayor pérdida para los colombianos; a pesar de que, indudablemente, la exportación del café ha sido un factor clave para la economía nacional, encargado de incentivar el turismo y de generar un nombre internacional, los colombianos fueron quienes terminaron afectados con esta paradoja. ¿En realidad sabemos de café? ¿Alguna vez hemos tomado un buen café? ¿Somos verdaderos amantes del café, o consumidores, cuando menos?, o más bien, ¿nuestro conocimiento del café podría ser lo que el analfabetismo fue en el siglo pasado?.
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