La obra de Gabo como una exposición entomológica
Por Giselle Beltrán, Alejandra Millán y Daniela Díaz para el cubrimiento especial del Festival Gabo 2019, con la profesora Mónica Parada Llanes.
Gabriel García Márquez fue todo un amante de las flores amarillas, quizás tengan relación con la lluvia de mariposas amarillas que rodeaban a Mauricio Babilonia, uno de los personajes de Cien años de soledad, pero ¿es ese realmente el insecto más emblemático y representativo de la obra del Nobel de literatura?
Aristóbulo López ha dedicado gran parte de su trabajo a la exploración de especies entomológicas presentes en la obra de Gabriel García Márquez. Estos pequeños seres vivos también han tenido un protagonismo importante en lo que se conoce como realismo mágico.
Hoy en día la obra de Gabriel García Márquez sigue dando que contar, la exploración es un pasatiempo de López, biólogo de La Universidad de Londres, un apasionado por encontrar y desarmar aquellos aspectos que se consideran representativos de toda la obra literaria de Gabo. Actualmente, su aporte tiene que ver con una posición mucho más científica de lo que cuenta el autor. Desde algo irreal y extraño se crean las historias más fantásticas. El realismo mágico hace parte del mundo y de todos los que atesoran, en la cotidianidad, lo poco común y lo increíble.
Para entender la relación de los insectos con la obra de Gabo, Aristóbulo contó la siguiente experiencia: “Les voy a contar una historia. Eran los años setenta, cuando trabajaba en estudios de insectos y en agricultura también. En esa época estaba revisando unas feromonas de unas polillas, pero tenía que trasladarlas de un lado a otro. En ese momento decidí echar las feromonas empacadas en mi mochila de campo. Para esa época tenía que viajar a África, no recuerdo muy bien. Mientras estaba en todo mi proceso olvidé que tenía aquellas feromonas empacadas en mi mochila, fue un viaje por tres meses. Pasado el tiempo regresé y empecé a trabajar en un cultivo de papa. Una mañana me desperté a realizar un control de pesticidas, por mi trabajo estaba en dos cosas: en el estudio entomológico y en los cuidados de cultivos. Finalmente, salí a hacer un control, de repente un montón de polillas empezaron a revolotear alrededor mío y yo dije: ¿qué pasa? ¿Será que soy Mauricio Babilonia?”
Es así como el científico nos ilustra de qué manera el realismo mágico trasciende la ficción.