“No quería dedicarme a la pornografía”: Esperanza Gómez
A pesar de las críticas, ha construido sola su legado.
Editado por: Victoria González
Entrevista realizada para la clase de Introducción al Lenguaje Periodístico (Tercer semestre- 2022 I), bajo la supervisión de la profesora Laila Abu Shihab Vergara.
La esperanza es lo último que se pierde, incluso para la mismísima Esperanza Gómez, quien demostró que nacer en una tradicional familia belalcazarita, conservadora y chapada a la antigua, no fue impedimento para lograr su sueño: ser actriz porno.
Ella misma se describe como “una mujer cariñosa, sensible, trabajadora y como cualquier ser humano:: soñadora”. Nació el 18 de mayo de 1980 en Belalcázar, Caldas, y con su piel trigueña, ojos cafés y cabello castaño ha encantado a miles de personas. Ha protagonizado 58 películas porno y reconoce que la desinformación sobre esta profesión genera que cada día crezca el tabú y la censura hacia las mujeres que la ejercen. “¡¡Ahí va la porno!, ¡ahí viene esa hijueputa!, me dicen en restaurantes, centros comerciales”. Afirma que se necesitan un carácter y personalidad fuertes para no dejarse afectar por las críticas de la sociedad: “Yo no hago las cosas para que todo el mundo esté de acuerdo, yo lo hago porque soy feliz y me gusta”.
Gómez supo pronto qué era lo que quería hacer en la vida. “A los 13 años y gracias a una revista, me enamoré de la pornografía. Me di cuenta de que las personas disfrutaban de su sexualidad y no era tan malo como me lo hacían creer”. Esto sucedió en la casa de sus padres ubicada en el Eje Cafetero, en donde nació y creció con seis hermanas y un hermano mayor. Aseando el cuarto de su único hermano encontró una revista pornográfica y a partir de ese día se volvió costumbre que cada semana entrara a escondidas a hojearla. Se crió a partir de una postura tan conservadora que tenía prohibido bañarse desnuda, así que lo hacía en ropa interior, pues como decían sus papás: “Eso no es algo de niñas bien”.
A los 16 años se mudó a Cali con una de sus hermanas y fue ahí cuando empezó a sentir lo que era la libertad y a descubrir un poco más el mundo. Aquella libertad le permitió tener su segundo acercamiento al mundo del porno y luego, según afirma, “alrededor de los 19 o 20 años, me di cuenta de que existían los videos porno. Me mostraron uno”.
Mientras descubría su pasión por la pornografía, luchaba por superar una de las experiencias más trágicas de su vida. A sus 15 años fue abusada sexualmente por un hombre cercano a su familia: “Yo nunca quise comentarlo con nadie, excepto con mi hermana y mi primer novio, y ahí quedó por muchísimos años”. Muchas personas creen que este episodio en su vida fue la razón de que haya decidido ser parte del mundo del porno; sin embargo, es un error. Realmente ha sido un proceso que, aunque ha tratado con ayuda psicológica y profesional, tuvo sus consecuencias: “Me afectó en la parte de tenerles rabia, miedo y odio a los hombres, pero mi primer novio me hizo caer en cuenta de que no todos eran así”. Sin embargo, este episodio formó parte del desarrollo de su personalidad y la ayudó a ser consciente de que ella es la única dueña de su cuerpo y sus decisiones.
Nunca dejó de lado sus sueños y gracias a esto, comenzó su carrera de modelo de ropa interior con solo 16 años. Adquirió experiencia, contactos, reconocimiento y, poco a poco, se dio cuenta de lo mucho que, todavía disfruta al mostrarse frente a las cámaras.
Su carrera fue creciendo y se ganó un lugar en el mundo de la farándula, lo que la llevó a tener una entrevista en La W Radio con Julio Sánchez Cristo en 2009. Ella recuerda muy bien esta entrevista, pues fue en la que dio a conocer por primera vez a todo el mundo e incluso a su familia, su sueño de ser actriz porno: “Ellos se enteraron el día que yo en una entrevista de radio dije que lo quería hacer y punto. No le pedí permiso a nadie. Lo hice a plena conciencia siendo una mujer adulta y lo único que necesitaba era el apoyo de mi pareja que a la larga, era quien se tenía que ir conmigo a la cama después de las escenas”.
Días después se encontraba en Hollywood en compañía de Ernesto, su actual pareja y con quien vive en unión libre, presentándose a su primera grabación para una película titulada “Josh Stone’s South Beach Cruisin 3” junto al actor y director de cine pornográfico estadounidense, Justin Slayer. Era un momento tan importante para ella, que tomó la decisión de no cobrar por su trabajo: “Yo no quería que me pagaran por cumplir mi sueño, solo quería cumplir una fantasía. Mi intención no era dedicarme a la pornografía”.
Aun así, la opinión del público hacia la película fue tan positiva, que las ofertas de trabajo aumentaron e inmediatamente entró al ranking de las 100 mejores actrices porno. Se enamoró tanto de la profesión que, sin importar los prejuicios sociales, se arriesgó y entró de lleno a este mundo sin utilizar ningún stagename (nombre artístico utilizado por las actrices con el fin de proteger la propia identidad). “Yo les dije que lo hacía pero que no me cambiaba el nombre”. En 2014 abrió su cuenta de Onlyfans y se posicionó como una de las mujeres más buscadas de la industria pornográfica, así lo hizo saber en una entrevista con el medio Infobae.
Como era de esperarse, fue un golpe duro para su familia: “Quedaron en shock. Muchos aman verlo, pero no quieren ver a algún miembro de su familia haciéndolo”. Por otra parte, el ojo público también cambió su forma de verla, pues marcas de ropa interior con las que había trabajado anteriormente en Cali, eliminaron muchas de sus campañas y evitaron cualquier tipo de relación con su nombre: “Se cierran muchas puertas, hay muchas marcas que no quieren ver su nombre asociado a la pornografía”.
Con el tiempo adquirió la libertad sexual que se le negó durante su infancia y adolescencia y decidió ponerla en práctica. Actualmente tiene dos relaciones amorosas: una en Miami, Estados Unidos, y otra en Cali, Colombia. Lleva algunas reglas para que funcionen lo mejor posible: “La lealtad y fidelidad son muy importantes. Yo puedo dejar a mi pareja tener sexo con otra personas, siempre y cuando exista la honestidad. Me deben contar cuándo y con quién se acostaron y de no ser así, para mí eso es infidelidad y no lo soporto”.
Y aunque tiene las reglas del juego claras, curiosamente habla de sus relaciones como si alguna estuviera en riesgo: “Tratar de mantener a dos personas satisfechas cuando tienen personalidades tan diferentes no es fácil. Me siento como en un desafío y en ocasiones siento que quiero tirar la toalla con uno de ellos, en especial con el de… (silencio)”. Sobre su futuro afectivo, Gómez está convencida de que mientras se cumplan sus reglas amorosas, las relaciones pueden funcionar. “Yo quiero una persona que de verdad sea honesta conmigo”.
Si algo tiene claro Esperanza Gómez es que los sueños se cumplen, y que, sin importar lo bueno o malo que digan los demás, la felicidad propia no se puede poner por debajo de la de nadie.