Facultad de Comunicación Social - Periodismo

Reseña libro Juego de niños

Juego de niños

La infancia se ha convertido en un momento único de la vida del ser humano, una etapa en la que todo puede llegar a ser válido sin temor a que la adultez nos consuma dentro de sus estrictos límites y barreras sociales. Es así como el comunicador social, gestor cultural y escritor colombiano, Guido Leonardo Tamayo Sánchez, empieza una narrativa particular que desde un principio hace alusión a su título: “Juego de niños”

Esta novela colombiana de 140 páginas fue publicada en enero del año 2016 por la editorial ‘Literatura Random House’, y ha sido elogiada por escritores como Pablo Montoya y Juan Villoro por entregarle al lector una historia que mantiene una constante conexión entre los sentimientos de la infancia y las relaciones que giran en torno a ella.

La obra es protagonizada por un niño de nombre Fernando, quien padece los síntomas de una terrible enfermedad, junto a una típica familia de una ciudad popular. La novela empieza a desarrollarse cuando Blanca Luz, la madre de Fernando, lo abandona y lo deja al cuidado de una familia adoptiva. A partir de entonces, Fernando convivirá con dos niños inquietos, un padre con una vida paralela, una madre religiosa y una criada de raíces tolimenses. Esta particular familia afrontará la manera en la que su solidez se irá esfumando sin que siquiera ellos puedan notarlo. Aún así, entre los nuevos hermanos se irán creando lazos de amor, lealtad y compromiso. Descubrirán que el mundo es más grande de lo que imaginaban y aprenderán a encontrar aquello que los mantendrá unidos después de que termine su infancia.

En este punto Tamayo se ingenia en crear momentos únicos que logran que el lector pueda verse reflejado en alguno de los personajes, en la forma como actúan frente a su contexto y en la manera como se van transformando a medida que los espacios cambian, esto, gracias a que los personajes generan recuerdos de aventuras inocentes, picaras y cómicas. Tamayo construye además, una excusa para que los mismos puedan reencontrase en un futuro cercano.

Dentro de la historia, Fernando intentará llenar los vacíos de su soledad refugiándose en un viejo diccionario, en donde encuentra respuesta a sus incomprensibles preguntas; y en los crucigramas de los diarios. Él encontrará una maduración temprana que lo llevará a comprender cosas que pocos niños entienden.

Esa es precisamente la propuesta de Tamayo que logra que “Juego de niños” se enriquezca aún más, ya que no es fácil hacer que un texto sea bello remitiéndose a las cosas comunes. La forma en la que el autor logra narrarlo y crear imágenes en sus lectores es una herramienta ingeniosa que demuestra que un texto puede ser altamente elaborado sin necesidad de recurrir a palabras difíciles y frases simbólicas.

Sin duda, es un texto que, posiblemente escrito en forma de cartas impersonales, logra motivar al lector a continuar, gracias a que esconde un misterio que se le entrega para crear una relación con él, para que intente desenredar el juego que sugiere Tamayo, el cual, lo invita implícitamente a aceptar el desafío de completar un crucigrama para encontrar los detalles descifrados que pueden o no, hacer más clara su historia, y que deja, finalmente, un motivo más para aprender a crecer.