El cáncer de Tota
A la orilla de la Laguna de Tota se encuentra el pueblo de Aquitania, un lugar donde los cultivos de cebolla abundan y los químicos residuales caen al agua.
Realizado para la materia de Taller de géneros periodísticos (cuarto semestre – 2017), con el profesor Fernando Cárdenas.
La planta de tratamiento del agua dejó de funcionar hace un año afectando a todos sus habitantes. El putrefacto olor que llega a la tienda de Ricardo Cedano afecta sus ventas y sus pulmones. Azotado por el frío rebosante de Aquitania sale y atiende a sus clientes cobijado por su ruana, pero no se siente tranquilo. Acostumbrado al olor particular a cebolla se niega a aceptar a sus 81 años, que a cinco minutos de su hogar caen aguas negras provenientes de todo el pueblo mientras que la planta de tratamiento hídrico, que es su vecina, permanece abandonada. Estas aguas negras son conducidas por una canal desde la casa de Ricardo hacia la laguna, atentando directamente contra ella, hasta tal punto que se logran ver a lo lejos diferentes colores que revelan la contaminación de la que está siendo víctima. Esta laguna, que es la fuente natural de agua más grande de Colombia y la tercera de Sudamérica, es la encargada de proveer agua a los pueblos aledaños y así mismo a los 16.087 habitantes de Aquitania, que por la ausencia de un proceso de purificación, cocinan y se bañan con sus mismos residuos.
“Creemos lógicamente que los fungicidas y los insecticidas están promoviendo la contaminación pero no sabemos en qué grado”, así lo testifica Reinaldo González quien ha dedicado 25 años de su vida a la plantación de cebolla larga, siendo este el sustento de una familia de cuatro miembros. La laguna es también fuente vital de los cultivos ya que con esta agua son regados y sus cultivadores no poseen la conciencia de que el ecosistema entero se está viendo afectado y con él la salud de habitantes y turistas de la provincia de Sugamuxi.
Más allá de la contaminación, el lago de Tota se ve desgastado gracias a la indiferencia por parte de los boyacenses acerca de su cultura ancestral indígena. “Esta laguna madre pide con urgencia un reencuentro con pacha mama”, dijo Sirata, un chamán Muisca que vive en Sogamoso y realiza pagamentos constantes a la sagrada madre Tota.
Ricardo Cedano y sus vecinos siguen a la espera de que el olor de Aquitania mejore y así mismo que se cuide y se respete la laguna y también sus vidas. En este pequeño pueblo de Boyacá los agricultores superan los 60 años y son sus caras el reflejo de un arduo trabajo y de una vida tranquila, alejados del ruido y el humo que produce la ciudad. Sin embargo, perdiendo el agua potable que es el mayor y más importante recurso, no se sabe que es peor.