Brigitte Baptiste y lo que significa reconocerse
Un perfil en el que se relata la historia de vida de Brigitte Baptiste y el momento en el que supo que estaba en el cuerpo equivocado.
Perfil realizado para la clase de Introducción al lenguaje periodístico (tercer semestre, 2021-2), con el profesor Sergio Ocampo.
Brigitte es una mujer transgénero que a sus 35 años decidió cambiar su cuerpo y pasó de ser Luis Guillermo a convertirse en quien siempre quiso: Brigitte Baptiste. Eligió su nombre en honor a Brigitte Bardot, actriz francesa que encarnó la liberación erótica de la mujer en el siglo XX. Brigitte estuvo escondida durante muchos años bajo la identidad de Luis Guillermo, hasta su emancipación.
Desde que tiene memoria, supo que su cuerpo no era el adecuado. Dice que Brigitte siempre había estado ahí, aunque no se nombrara. “Desde la infancia jugaba a las muñecas, a la cocina, a la moda y todo era junto a mi hermana”, recuerda. Así mismo, se dio cuenta de que no por sentirse habitada por una mujer le atraían los hombres. Desde el principio tuvo claro que su orientación sexual no tenía nada que ver con su identidad de género. Siempre le gustaron las mujeres.
En ese momento entendió que en ella existía algo diferente. Con el pasar de los años, sentía que estaba encarcelada en un cuerpo que no quería. Su primer choque lo tuvo a sus ocho años, más o menos en la década de los setenta. Vivía en Bogotá en el barrio La Soledad; su padre la obligaba a tener el cabello corto, aunque ella deseara que fuera largo y lacio. Por esto, fue llevada de manera forzada a una visita con el peluquero, lo que le hizo tener su primer altercado por no poder elegir ni siquiera como llevar su cabello. La adolescencia fue aún más difícil. Una etapa dura porque durante los once, doce y trece años, cuando veía a sus amigas comenzar una transformación que a esa edad no tendría, pero que años después conseguiría.
Durante muchos años, Brigitte solo se hacía en los espacios privados. Es decir, fue mujer a solas en su habitación, también cuando sus papás no se encontraban en la casa y podía habitarla en su identidad femenina; jamás en la calle, ni en centros comerciales y mucho menos en el colegio, lugar en donde tuvo algunos intentos de dejar salir a Brigitte, que automáticamente fueron limitados por el bullying de sus compañeros.
La primera vez que dijo abiertamente que quería ser mujer fue a sus 18 años. En un taller de pedagogía en la universidad le preguntaron de manera muy dulce: ¿Qué no ha podido concretar? Como ya existía un grado de confianza con sus compañeros y compañeras, ella contestó: “ser mujer”.
Con el tiempo entendió que siempre fue Brigitte, solo que lo aprendió a manifestar públicamente de manera paulatina. A partir de sus 35 años, el fallecimiento de su hermana Claudi, la hizo dejar de postergar las cosas y empezar a tomar las decisiones por sí misma. Desde entonces, decidió dejar salir del “closet” a Brigitte y comenzar a vivir lo que deseó desde sus 8 años. En ese momento inició el proceso para manifestar su feminidad, se reconcilió con su cuerpo, con ella misma y con el mundo. “Fue un proceso muy duro, de mucha introspección y aislamiento; nunca encontré con quien hablar del tema”.
Sin embargo, cansada de esconder su verdadero ser, con una carrera profesional de bióloga, un matrimonio hecho pedazos y tras la muerte de su hermana, empieza su proceso de experimentación para saber quién venía siendo a sus 35 años después de tanta reclusión. Esa conversación interna fue la que la llevó a conocer a Adriana Vásquez, estudiante de literatura, quien la acompañaría a partir de ahí en todo este proceso y hasta el día de hoy. Con el tiempo, decidieron iniciar una relación sentimental. En ese entonces la preocupación de Adriana era la violencia que ejerce la sociedad contra las personas transexuales; no eran pocos los ataques y comentarios de intolerancia contra Brigitte. Pero eso lo fueron afrontando y ya llevan veintidós años juntas. Se casaron y tuvieron dos hijas, Candelaria y Juana Pasión.
Cabe aclarar que Brigitte es una de las personas trans menos discriminada puesto que, la posibilidad de ser mujer la asumió al tener una posición ganada, cuando sentía apoyo de las personas que la rodeaban y que su transformación les pareció colateral. Hoy, su cédula la identifica como Brigitte Baptiste, colombiana y mujer.
Por último, aconseja a quienes no se sienten a gusto con su cuerpo y a aquellas personas que viven desajustadas: “Es lo normal, eso está bien porque el cuerpo es una parte de nuestro ejercicio de creatividad, es como un lienzo que vamos pintando y con el que nos manifestamos en el mundo; es un lugar sagrado, un espacio de experimentación que permite e incita explorar nuestra identidad y las infinitas posibilidades que tenemos de ser y existir”. Del mismo modo, recalca que nadie tiene el más mínimo derecho de intervenir en la construcción del cuerpo, la estética, la identidad y la voluntad de expresión.
Para esto, es necesario salir de la ignorancia respecto a las personas transexuales, dejar de lado los tabúes que las rodean y comprender que no es necesario clasificar los gustos ni el género de nadie, que tanto el amor como la sexualidad se pueden experimentar y vivir de varias maneras. “El género no debería ser algo tan estricto, sino algo que se goce y se disfrute”, remata Brigitte.