Facultad de Comunicación Social - Periodismo

Pueblo ollero, el vivir del barro

Muchos han visitado el pueblo del barro en Boyacá. El turista se encuentra con el producto final. Es hora de dar un vistazo a todo lo que hay detrás.

Crónica fotográfica realizada para la clase de Taller de Géneros Periodísticos (cuarto semestre, 2021-1), con el profesor Fernando Cárdenas.

La cultura de alfarería en Ráquira, Boyacá, en fotografías. En una serie de imágenes se expone la esencia y el ser de los raquireños que están detrás del arte de hacer piezas con barro, arte que admiran los visitantes y se refleja en cada uno de los rincones. Es una muestra desde lo que logra ver un turista hasta lo que ven y viven quienes se han embarrado las manos desde niños manteniendo su legado.

Las paredes permanecen vestidas de colores. Los transeúntes se cuidan de chocar con las piezas que posan sobre los andenes como obras de arte en una gran galería a cielo abierto. “La Cucharita” de Jorge Velosa y canciones carrangueras hacen eco en la calle. Turistas van, turistas vienen, cada vez más a medida que avanza la mañana. Todos con un tapabocas en el rostro, es Semana Santa de 2021. Algunos posan para una foto con las piezas de barro, en el parque, en los balcones, en las calles. Otros compran materas para sus casas, pocillos para un regalo, llaveros para un recuerdo.

-A la orden -se escucha tras pasar por cada puerta. 

¿Qué hay detrás de todo esto?, se preguntará el curioso. Raquireños, les dicen. En la tierra de Jorge Velosa, como la menciona orgullosa doña Dalida Reyes, los raquireños desde muy temprano ofrecen su trabajo, su cultura. Jueves y sábado a las ocho de la mañana se abren los negocios, organizan sus piezas por los andenes y se disponen a esperar a sus visitantes.  Pero hay más. Caminando un poco, hacia al fondo de la calle, por los rincones del pueblito, está don Isaías en su torno, junto a un gran horno de gas, rodeado de arcilla y vasijas incontables en su fábrica. Está doña Dalida pintando sus materas.  Están las familias raquireñas fabricando con el barro.

¿Hay más a saber?, sí. Esto es un legado, una tradición, una herencia de los muiscas. Viene de descendencia, de generación en generación. Empezó antes de que lugar fuera un pueblo.

-Mi mamá hacía, pero manualmente, antes no había tornos -cuenta don Isaías con sus manos embarradas, mientras moldea una vasija. -Esto se hace desde antes de fundar el pueblo.

Se va transformando, pero se mantiene el trabajo con el barro.  Aún perduran unos pocos rastros de la tradición.

-Hacemos todavía con los antiguos con leña y carbón. Nosotros tenemos el horno apilado de adobe. -Expone doña Dalida, después de explicar que ahora se usan hornos a gas para disminuir la contaminación.

¿La materia prima? siempre ha estado en el suelo de sus veredas. Bajos los pies está su herramienta.