Mi cuerpo, mi decisión
La decisión de ser madre en Colombia sigue siendo un tema con muchas opiniones, en este reportaje encontrará las historias de mujeres a quienes un embarazo les cambió la vida. Ser madre joven, ¿un sueño, un milagro o una pesadilla?
Reportaje realizado para la práctica profesional en Conexión Externado (noveno semestre, 2021-1), con la profesora Mónica Parada Llanes.
Adormilada. Tres semanas de un sueño irresistible como si estuviéramos hablando de la bella durmiente caída en la silla de la clase, solo que sin príncipe; y sin saberlo, en etapa de gestación.
Dos semanas después de ese malestar y desaliento decidió hacerse la prueba de embarazo. Nunca había comprado una ni sabía cómo usarla, por eso cuando se la hizo no supo cómo leerla. Le pidió ayuda al hombre con el que había estado, él le dijo que era positiva. Le insistió que mejor no la tuviera, que abortara. Pero ella lo tenía muy claro, era su cuerpo y su decisión, la iba a tener.
Dieciocho años.
“Mamá me decía que ella sabía lo que era ser madre soltera y adolescente, que ella me acompañaba a Oriéntame, pero no y no, yo quise tenerla”, así lo cuenta Sara, con tranquilidad. Dice que le gusta hablar de su embarazo porque tener a su hija le cambió la vida, y de hecho, fue más difícil de lo que creyó.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez. Esos fueron los segundos que pasaron en 2020 por cada nacimiento de un bebé de una persona gestante entre los 15 y 19 años, según los informes del DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística). El embarazo adolescente es un tema tabú, la mayoría de las personas gestantes a esta edad no lo tienen planeado, pero hay otras que sí.
María José comenzó a planificar desde los 16 años, pero sabía que quería una hija, así fue como a los 19 años quedó embarazada. Estudiaba mercadeo en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, suspendió sus estudios tres semestres para poder cuidar a su hija. “Yo desde pequeña supe que iba a ser mamá, era mi sueño”. Hoy tiene 24 años y es la mamá más feliz, dice.
La población que más embarazos en la adolescencia tiene se encuentra en los niveles socioeconómicos más bajos del país (estrato 1 y 2), en los que no existen las mismas posibilidades para tomar una decisión y donde la falta de educación sexual y reproductiva es el panorama más común. Y aunque en Colombia el aborto está permitido bajo tres causales, mujeres y personas gestantes creen que hay que revisar el tema.
“No es lo mismo ir a una EPS que pagar quinientos mil pesos por una pastilla que una no sabe”, dice Daniela, mujer que acompañó a su hermana a realizarse una interrupción voluntaria del embarazo.
Muchas mujeres cuentan que en el momento en que deciden tener un bebé, mil ideas les rondan la cabeza, como el caso de Sara, quien pese a tener el apoyo para no tenerlo, decidió que quería ser mamá. Ella no se arrepiente de su decisión, aunque en el momento de preguntarle si tendría otra hija o hijo es muy enfática en decir que no le gustaría. “Con mi hija es suficiente, y las mujeres y cuerpos gestantes deberían estar en capacidad de decidir siempre”.
Ser mamá le dio las ganas de seguir adelante, de terminar sus estudios en psicología en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, aunque muchas veces tuvo que salir antes de clase para poder cuidar o alimentar a su hija. “Las profesoras eran muy comprensivas, pero hubo una vez que un profesor me hizo sentir muy mal en medio de una clase, solo pude salir llorando”.
En las universidades aún causa estupor cuando alguna persona queda embarazada, ésta suele convertirse en el centro de atención y de rumores en los pasillos, pareciera un crimen quedar en embarazo a temprana edad y decidir ser madre. Se ha enseñado que quien tiene un bebé joven ha “arruinado su vida”, así es como muchas mujeres respondieron cuando se les preguntó qué pasaría si les llegara a suceder esa situación.
No se tiene en cuenta que todas tienen un contexto diferente, piensan diferente y planean una vida diferente. La decisión se toma y debería ser respetada por el resto de las personas.
¿Por qué cuando una persona de estrato 1 o 2 queda embarazada se contempla como algo “normal”, y cuando alguien de un nivel socioeconómico más alto le sucede lo mismo se plantea como un “error”?
Tal vez es porque las cifras en Colombia sobre la decisión de la interrupción del embarazo no son claras y no demuestran si las personas con más recursos no tienen hijas e hijos porque cuentan con mayor acceso a lugares como Profamilia, Oriéntame o colectivas feministas que acompañan un proceso para no continuar con el embarazo. Entonces el tener un bebé en los estratos 1 o 2 no es algo que se dude por parte de las mujeres, sino que se da por hecho, porque no saben a dónde acudir o cómo realizar el proceso.
“Ser mamá me cambió la vida para bien, pero sé que no a todas las personas les va a suceder lo mismo. Cuando tuve a mi hija y en el embarazo comprendí otras cosas, es muy difícil ser mamá joven si una no cuenta con el apoyo de la familia y los recursos. Son citas médicas a las que hay que asistir, el gasto de los pañales, la leche, las vacunas, quién cuide a la bebé mientras una estudia. Son demasiadas cosas que hay que tener en cuenta”. Sara se considera afortunada, porque a pesar de ser un reto para ella quedar embarazada tan joven, después de todo tuvo el apoyo de su familia. Solo tiene un hermano que le dejó de hablar porque le dijo que se había “tirado la vida”.
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Camila, una de las entrevistadas para este reportaje, contó que mientras esperaba a ser atendida en una clínica, escuchó que un enfermero le dirigía las siguientes palabras a una mujer de unos 15 años que acababa de tener un hijo: “Así como pudo tener sexo, ahora hágase cargo de su hijo”, pues la joven pedía explicaciones porque no sabía alimentarlo. Pero la pregunta es, ¿los reproches sirven de algo? O más bien debemos enfocarnos en una mayor educación sexual y reproductiva que sí pueda cambiar la situación.
En Colombia, según la ley 115 de 1994 se debe garantizar el derecho a la educación sexual integral, pero esto es algo que no sucede, los y las adolescentes no saben cómo planificar y cuando se acercan a las EPS la atención que se les brindan es básica. “A mí me dijeron que con qué quería planificar y como yo no sabía, me dieron condones para tres meses, la doctora me dijo que cuando volviera tuviera ya algo claro”, añadió Camila.
Y es que su historia es otra. Un día le pidió a su hermana que la acompañara a realizarse un procedimiento médico, no le especificó mucho pues no quería que nadie se enterara de que se trataba de un aborto. A último momento, justo cuando la iban a ingresar a la sala de cirugía, se lo dijo: iba a interrumpir un embarazo ectópico (esto sucede cuando el óvulo se desarrolla en un lugar diferente al útero). Lo del acompañante no era planeado sino obligatorio, por eso no sabía cómo decírselo.
Camila había ido a un centro de atención de casos de interrupción voluntaria del embarazo, le habían dado unas pastillas por la EPS, pero no funcionaron, así que fue de nuevo al centro médico y en ese momento fue cuando todo sucedió.
“A mí nunca me explicaron nada, la doctora solo me dijo que ¡como era de irresponsable!, que si acaso no me importaba mi vida, que yo andaba como si nada por ahí”, cuenta; y finalmente, le dijo que le iba a hacer una intervención laparoscópica, pero minutos antes de iniciar el doctor le dijo que no, que tenían que hacer una incisión en todo su abdomen bajo, y así fue.
A Camila nunca le explicaron nada, ese aborto le trajo problemas psicológicos y hoy cuenta que aún no entiende muchas de las cosas que ocurrieron ese día. Las entrevistadas dicen que el sistema nunca les brindó acompañamiento psicológico ni asesoramiento después de haber abortado, “lo único que me dijeron fue que tenía que planificar”, reitera una de ellas.
Entonces, ¿qué es lo que hace falta para que en Colombia las personas gestantes puedan tomar sus propias decisiones? La respuesta de una las de las organizaciones más grandes por el derecho al aborto en el país, Causa Justa, es que “Demandemos la eliminación del delito de aborto del código penal. Porque nuestra causa es la LIBERTAD”. Esta es su consigna principal, libertad para las mujeres y personas gestantes.
Quedar embarazada joven debería ser una decisión, no una obligación o un tema tabú. Tener acceso a una educación sexual y reproductiva que permita a quien está en capacidad de gestar tomar una decisión clara, deber ser un derecho. Que se esté en capacidad biológica de tener hijas e hijos no significa que siempre haya que parir.
*Los nombres en este reportaje han sido cambiados por respeto y decisión de las fuentes.